Publicado originalmente en De Igual a Igual
«Algunos quieren separarse del Perú, mejor separémoslos a ellos del Perú. Es más fácil salir de una persona que salir de un departamento tan querido como Puno», brama el presidente peruano, Alan García, con respecto a las declaraciones del presidente regional de Puno, Fuentes Guzmán (y todo por culpa del proceso de contratación de docentes). Lo interesante de todo esto es cómo cerramos los ojos ante un problema recurrente en Perú: La falta de una verdadera descentralización (y lo mal que se hace cada vez que se intenta). Cuando el APRA gobernaba un puñado largo de Regiones, exigía más autonomía y descentralización, ahora que tiene el gobierno nacional pero su presencia regional es más bien testimonial, quiere saltarse a las autoridades regionales y trabajar directamente con los alcaldes.
Desde Puno sin amor
Fuentes Guzmán, presidente electo de la Región de Puno y personaje controvertido, declaró que Puno no iba a esperar a un nuevo examen docente para todo el Perú, y que la Dirección Regional de Educación estaba preparando su examen, con el que se contrataría a los docentes, luego, eso sí, se desdijeron y afirmaron que cubrirían sus más de 300 mil plazas según el orden de méritos del anterior examen nacional. Mientras que pidió más autonomía y, en su caso, federalismo en el Perú, a la par que planteó el derecho de los pueblos peruanos a no cumplir con los mandatos de un gobierno que se salta la constitución.
Ante las preguntas de si iba a independizar Puno (bravata del presidente Regional que ahora mantiene como opción, por más impopular que realmente sea), manifestó que se «está avanzando, todo esto es un proceso», a la par que matizó que «(e)n otras naciones funcionan los estados federales con mayor autonomía y descentralización». hay que recordar que el presidente de la región de Puno pertenece a una corriente de pensamiento en que la Unidad no está reñida con la autonomía, y que se puede estar en un estado unitario que a su vez reconozca la multinacionalidad del mismo (Ecuador y Bolivia como ejemplos) y un desarrollo autonomista (aunque Bolivia, ya que sirve como referente, habría que entenderlo globalmente, allá tampoco se permite la independencia de ninguna manera por una de las partes de la República, y así lo consagra la nueva constitución). Hasta cierto punto, y guardando la inmensa distancia, me recuerda a los sentimientos y conceptos nacionales de China, donde no tienen problemas en reconocerse una suerte de nación de naciones (ojo, no un estado multinacional, sino uninacional que, a su vez, se subdivide dentro de esta nación-estado), esto es, todos los chinos son nacionales de una cultura y proyecto común mientras que, a su vez, son nacionales de un proyecto minoritario (salvo los han, primera mayoría).
El delito
Jorge del Castillo, primer ministro del Perú, se apresuró a recordar que en el artículo 325 del Código Penal peruano se incluye como un tipo específico cualquier intento dirigido a independizar parte del Perú, en Perú, en otras palabras, se considera penalmente relevante proteger el bien jurídico de soberanía nacional. «Uno podría decir que son actitudes rebeldes internas, pero cuando (…) sistemática y consistemente empieza a decir: quiero ser independiente, y Puno no es el Perú, se entiende que esas acciones anteriores son hechos concretos orientados a separar al país, a independizar una parte del país. Eso es inaceptable y es un delito (…) Lo que empezó como una operación de cataratas pretende terminar como independizarse del Perú. No hay que ser ingenuos. Aquí hay una estrategia que se viene construyendo, pretendiendo afirmar en perjuicio a la unidad nacional. El Perú es uno solo y nadie lo tiene porque dividir», aseguró el Primer Ministro. A esto Fuentes Guzmán contestó con una frase que no puedo estar más que de acuerdo: «No es un delito plantear una alternativa».
Declaraciones que no ayudan
«Fuentes promueve un acto subversivo ya que atenta contra el orden legalmente establecido en el país y merece el rechazo de la población» declaró el Almirante de El Frontón y Vicepresidente del Perú, Giampietri Rojas. Es curioso que lo diga una persona que se saltó toda la legalidad vigente en su momento para cometer una masacre en una cárcel. Giampietri, nacionalista hasta la médula, asegura que las declaraciones de Fuentes van contra el Perú, y recordó el momento constituyente de nuestra república, la declarción de independencia de 1821, en la cual, según él, la población peruana formó un estado soberano y unitario, son declaraciones cuanto menos curiosas, que olvidan como se produjo la independencia (y quién la proclamó, que no fue, sea dicho, un peruano), también olvida la historia inicial de nuestra República, olvida que el Perú no siempre ha sido unitario, y aunque el periodo confederado duró poco, no fue una confederación de dos (Perú con Bolivia) sino de tres (Nor-Peruano, Sud-Peruano y Bolivia ), y que la independencia tanto del norte como del sur no se produjo por simples cuestiones prácticas para constituir una confederación equilibrada entre las partes, sino por la mala experiencia republicana como estado unitario, nomás recordemos el considerando I de la Constitución del Estado Sud – Peruano de 1836: «Que convencidos los pueblos del Sud por una larga y triste experiencia, de que su asociación con los del Norte, bajo el régimen de unidad, hace difícil, si no imposible su organización, y por lo mismo mas difícil la felicidad que esencialmente depende de la forma de gobierno». La cuestión, por supuesto, fue harto complicada y acabó en un estrepitoso fracaso en una guerra contra el autoproclamado ejército restaurador peruano aliado de Chile, pero aún así conviene recordar que no siempre hemos sido un Estado Unitario, y que esto, en todo caso, es decisión de todos los partícipes del proyecto común llamado Perú, y no se puede sacralizar el statu quo.
Las declaraciones del Presidente del Perú, en vez de ayudar a calmar el debate y enrumbar todo el tema, han sido dignas del hombre que dio una patada a quien se le puso delante en una manifestación (de esas que ahora criminaliza, pero es otro tema), así pues, con las declaraciones con las que abrimos la presente nota, el presidente del Perú puso en manifiesto su nula disposición a cualquier tipo de diálogo, y que él, el presidente, es el único poseedor de la verdad absoluta y es quien decide la voluntad nacional, es nuestro particular caudillo que proclama, sin venir demasiado a cuento, ein Volk, ein Reich, ein Führer. La idea de García es simple, hay que deportar a todos los que no piensan como él sobre el Perú, así es como se trata los problemas en nuestro país, matando al mensajero. El presidente del Perú dejó caer que es mejor que el Estado trabaje directamente con los municipios, con lo cual el presidente desprecia la descentralización y a las regiones peruanas, y por supuesto, a sus cargos electos con tanta legitimidad como él mismo.
No sabes enfrentar nuestros problemas
Se reduce todo a un absurdo, cada vez que hay un problema social o político desde el Estado se responde criminalizando a los actores del conflicto o problema, y todo el asunto se lleva, en la práctica, al terreno del enfrentamiento antagónico de los enemigos, y desde las instancias del gobierno no se duda en usar, de forma abusiva, la fuerza, el poder coercitivo del Estado, con lo cual no sólo no se soluciona el problema, sino que se agrava la confrontación social y política y se lleva a término bílicos y sin razones de fondo. ¿Cuál es la respuesta que se ha dado desde el ejecutivo central a un problema político de descentralización, y en su caso, de falta de cumplimiento de ciertas normas o decisiones del ejecutivo por parte de una región? Criminalizar siquiera la idea de independencia o autonomía, desprestigiar al mensajero y llamarlo de todo menos bonito. Así el gobierno central, una vez más, se muestra incapaz de entender el Perú que dice dirigir.
Excurso:
La idea de que el Estado trabaje directamente con los ayuntamientos suena bien en un principio, pero nos olvidamos del gran desequilibrio de poder existente entre un ayuntamiento y el Estado, y aunque la desconcentración de poder directa en los ayuntamientos es una buena idea, no tanto la descentralización mediante los mismos obviando ciertos niveles intermedios. Más de una vez me he manifestado a favor del municipalismo federalista, y justo dentro del mismo se enraiza mi crítica al modelo de relación directa de Estado-Central – Ayuntamiento, en palabras de Bakunin: «El segundo [de los principios] es que haya entre la comuna y el Estado al menos un intermediario autónomo (…). Sin ello, la comuna, tomada en la acepción restringida de este término, sería siempre demasiado débil para resistir a la presión uniforme y despóticamente centralizada del Estado (…). La provincia no debe ser nada más que una federación libre de comunas autónomas. (…) La nación no debe ser sino una federación de provincias autónomas».