Hasta en la editorial del más que conservador diario El Comercio se ve con malos ojos el reeleccionarismo del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, pero lo hace desde un prisma un tanto extraño, y poniendo como ejemplo de demócrata a quien está lejos de serlo. Mientras que a sujetos como Chávez se le condena por el mero intento de querer cambiar las reglas de juego para seguir en el mismo, a otros como a Uribe se les muestra pesar y extrañeza por el error que están cometiendo…
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El Caballo de Uribe
Uribe quiere limpiar su elección repitiendo un hecho viciado en su origen. Quiere, por lo visto, convocar un referendo para que los colombianos, en plebiscito, aprueben repetir las elecciones bajo la misma normativa que permite la reelección, o una con más «garantías». Uribe con esto retuerce las dudas sobre el proceso electoral y hace oídos sordos, en realidad, al principal reclamo: La reforma constitucional no es legítima en tanto los votos fueron comprados.
Colombia: Comprando reformas constitucionales
No oculto que estoy en contra, por principio, de las limitaciones a las reelecciones, en tanto que considero que es mediante el voto como se decide si una persona debe o no continuar en un cargo, y no por simple disposición legal/constitucional. Dicho esto, está claro que no todo vale para conseguir «levantar» el veto contra las reelecciones, y que en ningún caso es aceptable el soborno como método para conseguir el acuerdo en levantar las trabas.
¿»Secuestrado» o «liberado»?
Es difícil pronunciarse sobre la legalidad total de la toma de custodia de Emmanuel, el hijo de una secuestrada (Clara Rojas) y, tal vez, un guerrillero de las FARC, por parte del Instituto de Bienestar Familiar colombiano, en tanto que, según reza la noticia, se retiró la custodia a la familia de acogida (conocidos de los guerrilleros) por el estado de salud del niño, y la noticia no dice, claro, nada más. No indica si el gobierno, al momento de retirar la custodia a esta familia, ya conocía que era Emmanuel, dato que sería importante en todo este «toma y daca» entre el gobierno de Uribe y los guerrilleros de las FARC, con papelón incluido del presidente Chávez de Venezuela.
¿De qué va Chávez?
Este hombre a veces resulta cansino, y lo peor es que como tontos seguimos hablando de él (fíjense que él consigue opacar su propio proyecto detrás de un absurdo personalismo). Ahora rompe con Colombia (sin romper tal cual pero insultando mucho, pero que mucho) y con España. Con España por el incidente de «¿Por qué no te callas?«, Chávez pide y repide que el monarca español se disculpe con él, pero no hace el mínimo ejercicio de autocrítica y pide disculpas, por su parte, al presidente del gobierno de España por no dejarle hablar durante su turno de palabra. Qué fácil es pedir que se disculpen por un incidente que uno mismo ha comenzado. Con Colombia la cosa es más delicada y tiene que ver con la mediación que Chávez estaba haciendo entre el gobierno de Uribe (demasiado vinculado a los paramilitares como para confiar en él o los suyos) y los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).