Vaya días. Hay momentos en que no se entiende lo que ocurre, que falta información de lo que está pasando y que nadie está dispuesto a darla. Así tenemos lo del jueves, unos dimes y diretes por todos lados. Una convocatoria de rueda de prensa del presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, se avisaba como el final del problema: disolución de la cámara catalana y convocatoria de elecciones. Se daba por hecho, los socios del PDeCAT, ERC, ya tachaban de traidor a Puigdemont (Rufián, diputado en el congreso, hablaba de 155 monedas de plata). Algo pasó, no consiguió lo que quería (que el PP, entre otras cosas, bajara la intensidad y quitara las medidas suspensivas de la autonomía; el PSOE estaba presionando para que el «155» fuera condicional); la rueda de prensa iba retrasándose. El Senado continuaba con el debate de las medidas pedidas para que el gobierno de la nación se hiciera con Cataluña. [Continúe leyendo en De Igual a Igual]
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Cataluña: independencia declarada y suspendida por el mismo [en D=a=]
Este «proceso de independencia» de Cataluña, a ratos, parece simplemente un «cómo no hacer las cosas»
Cómo no hacer una transición. Cómo no realizar un referendo de independencia. Cómo no impedir un proceso de este estilo. Cómo no reaccionar y reprimir de forma absolutamente desproporcionada, dando más argumentos a tu contrario. Cómo no dar unos resultados oficiales de una consulta. Cómo no declarar la independencia (finalmente). Y, todo hace indicar, que también veremos cómo no se debería reaccionar en estos casos. [Continúe leyendo en D=a=].
Sobre el referendo independentista en Cataluña [nota en D=a=]
Tener la ley de tu lado no significa tener razón.
Cada vez que se dice (con razón) que la mitad de los catalanes han sido dejados de lado por esta convocatoria de un referendo de autodeterminación se olvidan que la otra mitad se dejaría de lado si no se convocara (por no decir que la mayoría, de lejos, está con el «derecho a decidir», siendo los bloques de sí/no poco monolíticos). Y es ahí donde ya tenemos una de las primeras dobles varas de medir. Es cierto, el Parlamento Catalán no tiene competencias para aprobar una ley que permita convocar un referendo de independencia. Como también lo es que el gobierno catalán no puede convocar un referéndum basado en una ley de esa estampa. Ambas normas (ya sea por vía ordinaria o por ejecución de sentencia), además, quedarán suspendidas en cuanto el Tribunal Constitucional acepte los recursos presentados por el gobierno de España. [Continúa leyendo en D=a=].