Medios de comunicación y responsables políticos del espectro derechista han sacado sus filias y fobias estos días con más desparpajo de lo habitual, así se atreven a «acusar» de los problemas en controlar la pandemia a la irresponsabilidad individual, sobre todo de pobres e inmigrantes. Señalan que son los barrios con más inmigrantes los que sufren los mayores rebrotes; la presidenta de una comunidad autónoma en España llegó a decir que es por la «forma de vida» de los inmigrantes (en casas pequeñas, mucha gente junta), confundiendo «forma» con «condiciones». No, el problema no es que los inmigrantes tengamos una forma de vivir que favorece a los contagios (como si tuviéramos las mismas costumbres no importa de dónde seamos), entre otras cosas porque eso nos daría a España muy por debajo que el resto del mundo y esto no ocurre. Pasa que esos inmigrantes viven en barrios con infravivienda, donde los altos porcentajes de contagios se dan en toda la población que vive en esos barrios, no solo entre las personas migrantes.
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Un gabinete que da pena
Tras la dimisión del presidente electo del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra Cornejo, hasta el momento Primer Vicepresidente de la República del Perú, asumió la jefatura del Estado. El nuevo presidente tenía que conseguir un equilibrio difícil: que los detractores de PPK le dieran un tiempo y, además, que los favorables al ya expresidente no le dieran la espalda. Se hablaba bastante de un gabinete de conciliación nacional, de amplio espectro o lo que fuera; o tal vez mejor un perfil «técnico» y «bajo» (un ministro siempre es un político, querer ver un «perfil técnico» es obviar la ideología que sustenta la técnica). La verdad es que teniendo en cuenta lo veletas de los políticos peruanos y otras cuestiones, lo que se pedía era una sopa de segundas espadas o similar, no podemos olvidar que si hablamos de espectros políticos, ideológicamente PPK está increíblemente cerca del fujimorismo que lo tumbó.
Mil millonarios y pobreza
Los más ricos siguen enriqueciéndose mientras más gente vive por debajo del umbral de la pobreza, ese debería ser el titular, no de loas a quiénes sean los más ricos del mundo y, mucho menos, a «sacar pecho» por los «mil millonarios locales» (ejemplos en la prensa mexicana, peruana y española, sin ir muy lejos). Quiero que se hagan una idea, el PIB (USD a precios actuales) 1,03 billones de dólares (datos de 2010 del BM), y hablamos de un país de unos 112,32 millones de personas, pues bien, según Forbes, la fortuna de la persona más rica del mundo (uno solo) en relación con el PIB de su país es del 6,668% (sé que estoy comparando dos tipos de magnitudes distintas, como es el PIB con la riqueza total, pero el PIB se usa para estas cosas, como cuando comparamos deuda con PIB), así que tenemos que un solo ciudadano tiene como riqueza el equivalente al 6,66% de toda la riqueza que se produce en su país durante un año. Y hablamos de México, un país con una tasa de pobreza relativa que en el 2010 era del 51,3% (habiendo aumentado desde 42,7% de 2006), o como destaca Fernando Franco en El Economista: 52 millones de pobres y 11 mil millonarios.