Publicado en De Igual a Igual
Y no me refiero a la tez del ya electo presidente estadounidense, que tanto preocupa y entusiasma a los medios de todos los palos, como si fuera lo realmente importante en estas elecciones, sino al cambio del color del partido de gobierno, y del animal de compañía, cambiamos el elefante rojo por el burro azul. No habrá más cambios, tranquilos señores empresarios y dueños del mundo. Eso sí, lo que no se puede criticar de la actual contienda electoral es que esta vez se ha batido récord de asistencia, en términos relativos y absolutos, y al menos eso es positivo.
Obama ha ganado, pero no solo él y su segundo, en el Senado los demócratas también han arrasado, y en la cámara de representantes tres cuartos de lo mismo. Obama gozará de mayoría más que absoluta en el parlamento estadounidense, en las dos cámaras, y con ello podrá hacer y deshacer a su antojo (en principio, que por esos pagos no hay disciplina de voto, aunque últimamente los demócratas son más disciplinados que sus vecinos del elefante). Las mayorías absolutas no suelen ser buenas… Ni allá ni en ninguna parte.
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(Lo prometido es deuda, este es el «análisis» más a fondo de la cuestión, aunque no esperen encontrar nada «nuevo» a lo que vengo defendiendo u otros dicen, ni nada «profundo»)