Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona (tristemente famoso por recomendar el voto a la extrema derecha hace un año), ha defendido el no a la eutanasia desde una perspectiva católica, cuestión que respeto profundamente, pero lo ha hecho tal vez con el peor de los ejemplos posibles, ha declarado que la muerte de Jesús fue «absolutamente digna» y «no tuvo cuidados paliativos» (en su época ni siquiera existían, como muchas otras cosas, nunca fue vacunado, y seguro que el Arzobispo sí). Por cierto, hay una gran diferencia entre «cuidados paliativos» y eutanasia, pero total, alguien que ve como demócratas a los falangistas… ¿Qué se puede esperar?
El Arzobispo continuó diciendo que «Jesucristo miró a la muerte cara a cara, con confianza, la aceptó con amor y la vivió descansando en los brazos del Padre Celestial (…) ¿Alguien puede decir que la de Jesús no fue una muerte digna?». Al margen que Jesús, según su propia creencia, sabía que resucitaría tres días después y que todo era parte de un plan mayor, y siguiendo con el mito católico (o el relato bíblico, como prefieran decirlo) es preciso recordar que Jesús fue crucificado y ejecutado por nuestros pecados, por nuestra culpa, que él tuvo que pedir perdón por lo que sus contemporáneos le estaban haciendo (Lc 23,34), y que una de sus palabras, de duda, fue lamentarse porque Dios le había abandonado (Mt 27,46; Mt 15,34), yo no sé cómo esa situación es comparable con la que vive un enfermo terminal que sufre mucho y pide que se practique la eutanasia. La Sexta Palabra, «todo está cumplido» (lo 19,30), viene a manifestar la total diferencia entre las situaciones, ya que uno se guiaba por una serie de profecías y su muerte era parte de las mismas, mientras que un enfermo terminal quiere que su vida que básicamente ya acabó en términos prácticos, vea un fin digno.
No me extiendo más, realmente quería realizar un pequeño apunte para poner la «tira» ya que han corrido ríos de tinta sobre las palabras de este deleznable sujeto, ahora arzobispo emérito de Pamplona, que tergiversa la vida de su propio Señor para realizar demagogia barata con su muerte (esto sí que es indigno), recomiendo, eso sí, la lectura de «El arzobispo y la dignidad» en 14 de Abril que deja perlas como: «(…) tan digno es morir con cuidados paliativos como, por motivos religiosos o de cualquier otra índole, hacerlo sin ellos. Dicho esto, resulta sorprendente dicha referencia a los cuidados paliativos, que además tengo entendido son admitida por Conferencia Episcopal. ¿Qué pretende decir este señor? Sus palabras, alabando la aceptación abnegada del dolor como designio divino, puede conducir, por poner un ejemplo, a ese fanatismo religioso que lleva a algunos padres a negar la salvación médica de sus hijos o a dar la vida por dios, como tantas veces se hizo.» (las negritas son mías). Y como siempre, Júcaro realiza una genial labor de directorio de los que hablan del tema en la blogocosa, que ayuda a alimentar el debate.
Si no recuerdo mal, según la doctrina católica, Jesús murió con extremo dolor por propia voluntad. A mí me sigue pareciendo estupendo que quien así lo quiera, así muera. Pero ¡coño! a los demás que nos dejen morir tambien como queramos ¿no?
Salud
Totalmente de acuerdo. No, si es que realmente eligió la peor de todas las posibles comparaciones para defender su punto de vista…
Hasta luego y gracias por el comentario ;)
Jesús curó a muchos ciegos;pero se ve que quedan muchos que no quieren ver.
Alfonso
Discrepo totalmente con el artículo publicado…señor «jomra» no entiendo que entiende usted por dignidad… pero entender que nosotros NO tenemos el derecho a quitar ni quitarnos la vida encuentra su razón en que sencillamente nosotros no somos capaces por nosotros mismos de darnos la vida, de crear vida, es un don que Dios nos da y por lo tanto sólo El es quien puede quitarla, eso es una realidad, se quiera o no creer. Por otro lado, esa «demagogia barata e indigna» – según usted – realizada por un sacerdote al comparar la aceptación de la muerte por Jesucristo y aceptación de una muerte por enfermos terminales es una llamada a aceptar la voluntad de Dios, que nunca la vamos a poder comprender en su totalidad, menos aún cuando muchos se empeñan en dar argumentos sentimentalones, porque sólo a ellos acuden, para dar un sí a la eutanasia, un sí al aborto, como usted pretende.