No a la propuesta de Alan García de publicar la lista de los liberados que pasaron por la cárcel con la acusación de terrorista. Me causa una gran preocupación las nuevas cazas de bruja del presidente García, que ya lleva un tiempo echando la culpa de su mala gestión e incapacidad a otros (y, curiosamente, a gente que no tiene una posición de poder), quiere plantear. García habla, sin más, de entregar a los ciudadanos las listas de «liberados» para que la gente «conozca a sus vecinos», no hace distingos entre quienes cumplieron sus penas (y no debieran ya ser perseguidos), los injustamente castigados (casos a patadas, ya sea por juicios mal hechos o porque se les condenó sin pruebas por esos jueces sin rostro que impartían castigos y desconocían la palabra justicia). A la par, García recuerda que quiere pena de muerte.
Alan García acusa a muchos liberados de estar «radicalizando protestas» (esas mismas a las que él antes apoyaba), y por ello quiere que todos los excarcelados sufran. Así lo digo: sufran. Y eso es lo que hará la publicación de esas listas, que se den linchamientos públicos, que se mire con lupa a cada persona que pasó por la cárcel acusada de traición a la patria (no me digan que ustedes no conocen siquiera a un sindicalista que pasara por la cárcel injustamente, acusado y condenado sin pruebas y que luego fuera liberado por algún tribunal internacional, comisión ad hoc o similares), sin importar realmente lo que esa persona es ahora, ni la razón por la que se le excarceló.
Este es uno de los bombazos del presidente del Perú, que le encantan. Suelta esto y dice que publicará una lista (obviamente, los nombres de todos los procesados y liberados son públicos, en tanto que sus causas lo son, pero no son registros sistematizados y resumidos para el fácil acceso de todo quisqui), Alan García pasa olímpicamente del buen hacer (como bien indica ocraM y recuerdan otros, los servicios de inteligencia sí «siguen» a los sujetos con riesgo de reinsertarse en Sendero u otras actividades criminales) y recurre al ajusticiamiento popular de todos y para todos. Peor situación imposible.
Alan García, de paso, echa mierda sobre el Poder Judicial, prácticamente lo acusa de liberar a peligrosísimos terroristas que nos matarán a todos. Esa es la lectura de lo que pretende García, es un: «El Poder Judicial resulta incapaz de contener a peligrosos terrucos, nosotros debemos tomar la justicia por nuestra mano». Y eso resulta peligroso. Muy peligroso. Máxime teniendo en cuenta que es el poder ejecutivo el encargado de detener a los presuntos culpables de hechos delictivos y de realizar esas investigaciones que deben conducir a la condena. Si el Poder Judicial libera a alguien por falta de pruebas, hay que mirar a la fiscalía y al poder ejecutivo, no al juez.
Beatriz Merino, la Defensora del Pueblo, ha realizado unas declaraciones bastante comedidas y acertadas sobre la propuesta de García: «si son personas que han reiterado su vinculación con el terrorismo deben ser detenidos. Para ello está el Servicio de Inteligencia. En cambio, si son personas que eran inocentes, fueron declaradas absueltas o cumplieron su pena, y están trabajando y reintegradas a la Sociedad podrían accionar contra el Estado si su nombre es publicado».
¿Volvemos a la época de ser tachado de terrorista a la mínima? ¿Volvemos a perseguir inocentes porque estaban en el lugar equivocado o frente a las fuerzas de seguridad equivocadas? ¿Continuamos con una criminalización de la sociedad? ¿Seguimos persiguiendo fantasmas ante la inoperancia del gobierno ante el llamado narcoterrorismo? Por cierto, sigo sin saber si dos de los supuestos terroristas abatidos hace un tiempo (al margen de la tesis de que no eran senderistas) iban desarmados.
Alan García está usando el miedo al terrorismo, a Sendero, a lo que significó la guerra interna, para asustar al personal, está creando peligrosas cortinas de humo y justificaciones prosaicas a un posible endurecimiento del actuar de nuestras tropas y fuerzas de seguridad. Ante esto hay que recordar que en el primer gobierno de García se cometieron actos deleznables de tortura y ejecuciones extrajudiciales y aún no han sido juzgados. Ni el APRA ha pedido disculpas por los mismos, más aún, los sigue justificando. Más aún, tenemos a Luis Giampietri Rojas como primer vicepresidente de la república en una verdadera cachetada a las víctimas del Estado y a quienes defienden los derechos humanos en nuestro país. Y Alan no pierde oportunidad de vincular a cualquier grupo opositor con Sendero.
Seguimiento y enlaces en El Útero de Marita:
Eso indica que se quiere cubrir las ineficiencias de las unidades de inteligencia mediante la exposicion tanto de culpables como inocentes.
Se ve que no han podido hacer reglajes en condiciones asi que venga… a destapar todo a lo bruto, y a ver si con suerte se encuentra algo.
Lo que no se da cuenta es que si hubiera habido un seguimiento real de los sospechosos, se hubiera encontrado mucha mas info que la que podria haber ahora con este revuelo.