Estos días una de las noticias que dio un poco la tabarra en los medios fue la «liberalización parcial» de las CTS (Compensación por Tiempo de Servicio) por parte del gobierno y esas bancadas que dan el visto bueno a cosas absurdas en paquetes libres de todo debate; lo pueden ver en diversos medios con reflexiones variopintas (Godoy, Davelouis, Alonso, entre otros muchos). Lo interesante es que la CTS la tienen cuatro gatos mal contados. La CTS es una suerte de seguro de desempleo que funciona bajo un sistema de capitalización individualizado (el trabajador tiene un depósito con su nombre y apellido en una entidad financiera y un dinero que él no toca -otros sí: la entidad financiera-). Es un sistema que está realmente lejos de ser universal (sin ir más lejos, todos los trabajadores de régimen general que tengan contratos a tiempo parcial inferior a cuatro horas diarias no tienen derecho).
Godoy habla de que la medida desnaturaliza las CTS… creo que es difícil desnaturalizarlas, la verdad, máxime cuando, como explica Davelouis, ha sido constantemente usada de esta misma forma. Más bien que dentro de su propia naturaleza está este sistema de «ahora sí y ahora no» en cuanto a su utilización (también existen previsiones para adelantar aún más de las CTS.
En realidad, las CTS vienen funcionando como una forma de obligar determinados depósitos a «medio plazo» por parte de los trabajadores por cuenta ajena en el sistema financiero privado (de hecho, Alonso menciona este tema como un problema en el cálculo del gobierno, lo que el trabajador retira la entidad financiera deja de prestarlo… es más amplio que un 1:1, en realidad, en tanto que las entidades prestan dinero que realmente no tienen, esto es, su negocio tiene un efecto multiplicador por todo el dinero que reciben -de ahí que muchos digan que «el dinero es deuda»-).
Dentro de este contexto, además, cabe destacar la poca gente que tiene, realmente, cuentas de CTS. ¿Por qué pasa esto?, ¿es bueno un sistema previsional que funcione bajo supuestos puros de capitalización en entidades privadas?, ¿es un reemplazo óptimo al seguro de desempleo público? Entre otras preguntas.
El primer (y principal) problema del mercado laboral en Perú es la informalidad extrema en que se vive: la gran mayoría de trabajadores (75 de cada 100) carecen de beneficios sociales y viven con la mitad del salario (en promedio). Este problema, además, distorsiona la competencia entre las empresas y sirve de incentivo para incumplir la legislación (que es lo que casi todos hacen).
¿Qué hace el gobierno?, ¿acaso mejora el sistema de inspección? No, todo lo contrario en realidad: favorece el incumplimiento, lo abarata. Así que es total y absolutamente indispensable que se mejore la lucha contra la informalidad en el empleo.
En Perú no existe un verdadero problema de falta de empleo, mas sí de pobreza de los trabajadores (esto es, tener una ocupación a tiempo completo no garantiza sobrepasar el umbral de la pobreza en realidad). Estos trabajadores, además, no cuentan con verdadera seguridad tanto en el presente (seguro de desempleo, accidentes y demás) como en el futuro (jubilación).
El sistema, como guinda, para atender a los trabajadores «formales» es básicamente privado, con lo que brillan por su ausencia los mecanismos de redistribución tanto horizontal como intergeneracional.
Así que el siguiente punto, para mi gusto, es poner sobre la mesa la necesidad inmediata de un seguro de desempleo de verdad, público y universal (para todos los ocupados). Podemos pasarnos un buen rato hablando del sexo de los ángeles, de si es o no mejor que lo intangible en las CTS sea cuatro o seis meses (o el total aportado, ¿por qué no es este?), pero nos perdemos lejos y en detalles sobre lo malo que tenemos ahora (CTS) y no en las verdaderas alternativas que le corresponden (honrosa excepción de la otra postura existente sobre este tema, mantenida en editoriales de medios como El Comercio, que es eliminar la obligatoriedad de aportaciones a AFP o CTS o las que sean).
Creo que es necesario que los trabajadores marquemos la agenda de los debates sobre nuestros derechos y el seguro de desempleo así como la lucha por la formalidad de los trabajos son elementos necesarios e inmediatos.
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