Parlamento Europeo: jugando con los resultados

Miren que han pasado solo dos días y ya se están diciendo todo tipo de burradas. Una cosa que se repite mucho es que estos resultados no son extrapolables a las generales. A la par, insisten que con este resultado Podemos (el nuevo Ogro -con mayúsculas- de la Derecha, que lo compara con el FN francés y les ponen a caer de un burro) no conseguiría escaños en las elecciones generales dado el sistema que se usa. Pues sí que conseguirían: 19 curules, ni más ni menos.

¿Por qué no se puede extrapolar? Hay límites, claro; hay razones de peso a tener en cuenta: voto útil (no necesariamente la concentración de voto, ¡es similar! o lo era, al menos; pero sí una idea de votar al mal menor en tu circunscripción en vez de a tu opción preferida), mayor participación en las generales (puede que el electorado no movilizado sea mayor en los grandes partidos… «puede»), otras alianzas e intereses de los electores, mejores candidatos y mayor movilización de la maquinaria electoral de los grandes partidos (¿Arias Cañete, en serio?) y por los actores. Hay formaciones que no se presentan a las europeas aunque sí tienen fuerte presencia en las generales, al menos no se presentan con su nombre y apellidos o con peso para tener su propio espacio.

Teniendo en cuenta todo esto, he realizado el mismo experimento que hace cinco años, esto es, extrapolar los resultados de las Europeas al Congreso de los Diputados (he usado los datos al 99,7% escrutado, respetando la cantidad de escaños por provincias determinadas en el 2011). Pero no me quedo ahí (usando el mismo sistema D’Hondt) sino que también hago el reparto usando el sistema de Resto Mayor con el método Hare (como ven, esta vez, gracias a la dispersión, los resultados cambian bastante).

Todos los datos por circunscripción (para las dos aplicaciones de Hare y D’Hondt) pueden verlos en este ODS, así como los resultados reales.

Si ven, el castigo es particularmente duro con el PP -contando a sus aliados como UPN- que pasaría de la actual mayoría absoluta a 138 escaños (o 106 si hablamos del método Hare) y, curiosamente, seguiría estando sobrerrepresentado (entre 13 y 4 puntos). El PSOE, que sigue estando entre primero y tercero en todas las circunscripciones (antes entre primero y segundo; ha caído en tres sitios) logra rascar 106 curules, solo 4 menos que su actual composición (ahora ya no suena tan mal).

UPyD, que tenía grandes expectativas en estas elecciones, ve cómo su 6,5% de votos supondrían unos 10 puestos en el Congreso de los Diputados (o 24 con un sistema que reparte más) frente a los 5 actuales. Podemos, que es el que entra como elefante en una cacharrería, sacaría entre 19 (con el sistema actual) y 28 (con uno que favorezca más la representación). La Izquierda Plural (donde está IU, Verdes, ICV entre otras formaciones) conseguiría representación en muchas más circunscripciones, saltando de los 11 actuales a un mínimo de 24 aún subrepresentados (con mejor representación serían 45, ¡45!, aunque en este caso estarían sobrerrepresentados).

Mientras que ERC pega el gran salto que supone su victoria en Cataluña: 15 escaños (o 13 con un método más proporcional), números de ganador. BNG correría el riesgo de desaparecer (en Galicia se han visto superadas por algunas fuerzas como la de AGE) al igual que FAC. Bildu tendría un peso similar (de 7 a 8 o 6) frente al crecimiento de Compromís-Equo (de 1 a 2 o 4). El PNV, CiU y CCa-PNC se mantienen parecido (la suma de los tres es la misma, PNV crece y CiU cae).

Algunas circunscripciones medianas-grandes con fuerte bipartidismo hasta el momento ven cómo el mismo se ha roto o relajado (como es Alicante o Murcia, con reparto entre cinco formaciones) mientras que en las circunscripciones pequeñas el reparto sigue siendo entre los dos grandes de siempre (aunque ya no sumen tantos votos como antes). Madrid casi duplica el número de partidos elegidos (de 4 a 7).

El panorama pintado exigiría coaliciones, o a la alemana (PP+PSOE) o frentes amplios, ya sea por el centro a la izquierda (de UPyD a IU, pasando por Podemos, ERC y demás) que resultaría algo difícil o con formaciones como Bildu (que el PSOE no se atrevería a pactar, como demuestra reiteradamente en Navarra; aún así, con todos los partidos que le quedan a la izquierda -o sea, quito a UPyD y a Ciudadanos- el PSOE podría llegar a sumar 174 escaños, solo necesitarían dos votos más para la mayoría absoluta… y ya tienen la simple) o por el centro a la derecha (desde UPyD, de nuevo, a Vox).

Lo que esta vez no funcionaría es el mero apoyo de los nacionalistas no españolistas (CiU, PNV, CCa) que ya han mantenido y dado algún gobierno (96-2000 de forma directa, apoyos desde el 2008-2011). Visto el ronroneo mutuo dado durante la campaña con la boca chica, casi que es más fácil pensar en la «gran coalición», lo cual sería triste teniendo la posibilidad de una alianza de izquierdas.

Con el método Hare una coalición de izquierdas ya da la mayoría absoluta relativamente amplia (PSOE, Podemos, IU y alguna más o, directamente, ERC).

Como datos extras, en 50 de las 52 circunscripciones dos partidos consiguieron al menos el 20% de los votos válidos, solo Madrid (donde un partido superó ese número, el PP) y Álava (donde ninguno lo consiguió, es la circunscripción con voto más disperso, cuatro partidos con más del 10% y otros dos que superan el 5%) se saltan esa norma. Esos dos partidos, por una vez, no contaron entre ellos con el PSOE. De hecho, el PP y el PSOE se quedan fuera del reparto en alguna circunscripción (Girona y Lleida). Solo en siete circunscripciones los dos partidos más votados superan el 30% de votos.

También queda claro lo desproporcional que resulta para el reparto tener circunscripciones con tan pocos escaños, así que hay casos que un partido con el 32% de votos se lleva el 60% de los escaños a repartir (Castellón) o similares relaciones (Guadalajara, Huesca, León, Valladolid) habiendo casos más sangrantes (Burgos, el 75% de escaños para el que saca 38% de votos o La Rioja).