Ayer la conservadora Lima, dentro del muy conservador Perú, celebró la marcha en favor de la Unión Civil entre personas del mismo sexo (fotos). Fue un éxito. Es que ya lo era desde el momento en que cumplió uno de sus objetivos: visibilizar el reclamo, el tema. Incluso El Comercio ha estado abordándolo bastante y no de forma unidimensional -más desde las columnas de opinión (con dos líneas de comentarios contrapuestas), y dejando más espacio para los incendiarios en la parte de las noticias-. Sobre el tema, una bitácora que lo ha tratado bastante y, además, bien, es la del Útero, así que les dejo el enlace hacia la etiqueta «Unión Civil» y vayan navegando por esa página.
Sobre este tema, por lo visto, hay tres proyectos de ley en discusión; realmente solo el del congresista Carlos Bruce regula algo parecido al matrimonio dejando claro que no es un matrimonio -de hecho se llama «Unión Civil No Matrimonial»-; los otros dos son pequeños reconocimientos que no van más allá de lo patrimonial. La marcha era en apoyo del proyecto de Bruce -las encuestas indican que, al menos por ahora, no cuentan con el favor de la mayoría de los peruanos; pero todo se andará-.
Voy a decir dos cosas que, en principio, pueden ser contradictorias, pero explicaré por qué no lo son -luego-: me alegra ver tanta gente y desde tantas tribunas apoyando un proyecto que supone un avance para las parejas homosexuales en nuestro país; me aterra que la lucha ya no sea por los máximos -el matrimonio- sino en los mínimos; yo no firmaría el proyecto de Bruce, no termino de ver claro por qué la marcha fue en favor de esa Unión Civil y no exigiendo el matrimonio igualitario.
Sobre el matrimonio he escrito bastante en esta bitácora, de hecho, creo que la primera nota que puse sobre el mismo fue para criticar su existencia o su naturaleza jurídica. Creo que es una institución que deberíamos enterrar. ¿Entonces por qué pido que sea igualitario? Porque si se tiene -como tenemos-, al menos que no sea segregador. Así que hablé bastante en favor del matrimonio entre personas del mismo sexo cuando el tema se planteó en España -2004; en esta bitácora desde el 2005-. Por cierto, solo para quitarle el miedo a los integristas heterosexuales que lean esto: en España no se ha destruido la familia ni los caballos llevan cuchillos apuñalando niños ni ninguna de esas cosas apocalípticas que desde las curias conservadoras mentaban. Los humosexuales se casan -y divorcian- como el resto de los mortales; y sus relaciones familiares son iguales.
En el 2010 Carlos Bruce ya presentó un proyecto de «Unión Civil», en ese momento aproveché para pedir el matrimonio igualitario; cuando el congresista replanteó su propuesta -el proyecto que ahora se apoya con la marcha- indignado dije:
«El proyecto de ley (PDF), aunque parezca un avance (bueno, lo es, sería un pequeño paso a lo actualmente existente, y en algunos países -como Francia- ha sido el paso previo para conseguir el matrimonio igualitario), es un despropósito. Una muestra clara de por qué es más fácil simplemente regular la institución inscribíendola dentro del matrimonio existente. Todos esos «listados», normas y demás ya las tenemos en el matrimonio, con lo que se está generando una legislación redundante… O lo sería si realmente diera los mismos derechos y deberes.»
Entre otras cosas que pueden leer en esa entrada. Rescato una más:
«Lo más rescatable del proyecto es la exposición de motivos, la verdad es que serviría, en gran medida, para defender directamente el matrimonio homosexual (básicamente los deja como dos opciones igualmente válidas ante un vacío existente al no regularse la pareja estable entre personas del mismo sexo), en estos casos resulta mucho más simple, equitativo y justo tratar la misma circunstancia (dos personas que quieran establecer un vínculo contractual-institucional de forma estable con el objeto de «mantener una familia») bajo la misma institución (el matrimonio, por si no lo han pillado); y así no generamos dobles instituciones que traen disfuncionalidades (aunque partan de una redacción similar, luego cada una baila con su pañuelo). Son temas en los que ya he insistido en otros momentos.»
No quiero repetirme más, creo que en la anterior entrada me explayo bastante sobre el tema.
Sigo sin ver, en el proyecto, la posibilidad de adopción conjunta; para mi gusto un punto fundamental si hablamos de un régimen institucional para la constitución y mantenimiento de una familia que vaya más allá de la propia pareja. Tema importante para proteger, además, al menor que ya viva en un núcleo formado por dos personas del mismo sexo.
Imagino que la comunidad homosexual peruana ve todo esto como un gran paso adelante -posiblemente previo al matrimonio igualitario, como pasó en Francia- pero, en el fondo, lo que están apoyando es un régimen discriminador e insuficiente. Una cosa es conformarse con lo que hay y otra es apoyar algo con lo que solo te estarías conformando.
El objetivo debería ser la reforma constitucional -¡que en Perú no es difícil ni rara!- para permitir y obligar al legislador sin lugar a dudas a poner en funcionamiento el matrimonio igualitario -que no discrimine si la pareja es de heterosexuales o de homosexuales, ¡eso debe dar igual!-. Siempre se debe pedir lo máximo, aunque se sepa que en este momento «lo que se puede conseguir» es esa Unión Civil; la marcha así debió ser por el matrimonio, aunque se apoyara, con la boca chica o como mal menor, el proyecto de Bruce.
¿Entonces por qué me alegro por el éxito de la marcha? Porque la mayoría en el Perú es increíblemente conservadora, así que esto es, al menos en el tema de visibilidad, un paso adelante. Incluso la respuesta tan contundente por parte de la jerarquía católica -la que marca nuestro rumbo conservador- demuestra la fuerza del movimiento contra la discriminación por la orientación sexual; en ese campo se están ganando pequeñas batallas.
3 comentarios en «Sobre la marcha por la Unión Civil»