Fujimori murió

Fujimori Indulto es insulto

La noticia ya es vieja, pero por acá no había puesto nada… ni por acá ni por ninguna parte. Alberto Kenya Fujimori Inomoto falleció el 11 de septiembre de este año, con 86 años de edad. Me cuesta un poco llamarle dictador (y me es imposible pensar en él como un demócrata, por supuesto), aunque sé que lo he hecho en más de una ocasión. Lo que tengo claro es que fue un criminal. No me alegra su muerte (¿por qué lo haría?, sí, era un político en activo, pero su herencia ha seguido haciendo daño político desde que él mismo huyó del país), aunque me enfada lo que ha sido su entierro y todos los honores que le están dando, no me quito de la cabeza todos sus crímenes, tanto los que le condenaron en firme como los que no, y, sobre todo, todos los crímenes por los que no fue juzgado.

No tengo nada especial que decir de él, en esta bitácora o en De Igual a Igual he escrito innumerables veces sobre él y sobre sus herederos, acá recojo algunas notas:

  • Pequeño y breve repaso sobre los primeros años de La Violencia en el Perú. «En Junio de 1978 el gobierno dictatorial avisa a los partidos políticos que participarían en las elecciones para el Congreso Constituyente (que marcaba la transición hacia una democracia) sobre la existencia de un movimiento subversivo, que para el Gobierno debía ser atajado empleando la fuerza represiva del ejército, aunque esto ocasionara una “mala imagen” del Perú en el extranjero. El gobierno teme una insurrección de tendencia izquierdista.» (2006).
  • Primer quinquenio de la lucha contrasubversiva durante el fujimorismo. «Aunque el Terrorismo tuvo verdaderos picos en 1983 y 1984, no fue hasta la llegada al poder de Fujimori, en concreto, hasta el autogolpe de 1992, en donde vemos la relación entre el poder político y la conducta criminal (en palabras de la CVR, a la que sigo mucho en el presente escrito). Desde el gobierno se configura un sistema en que todos los poderes del Estado quedan al control del ejecutivo; el cual aprovecha fórmulas legales/formales para asegurar la impunidad de una sistemática violación de los Derechos Humanos. Y de la Corrupción.» (2006).
  • A quince años del autogolpe. «El 5 de abril de 1992 los peruanos contemplamos estupefactos cómo nuestro presidente electo disolvía, de forma inconstitucional y con los tanques en la calle, el Congreso de la República, arrestaba a los máximos dirigentes políticos, sitiaba, literalmente, Lima con las fuerzas Armadas traidoras al país y se hacía con el poder absoluto de un país en el caos y la bancarrota. Fujimori se deshizo, de esta forma, de cualquier persona que pudiera plantarle cara en sus ansias de poder, y de mantenerse en el mismo.» (2007).
  • Operación Chavín de Huántar: comandos responsables. «No pensaba escribir sobre esta efeméride, sobre todo tras leer la ínclita entrada de José Alejandro Godoy, Desde el Tercer Piso, y el buen resumen de Ocram, El Útero de Marita, sobre los hechos básicos (digamos, responsabilidades no acabadas), y todo por un «bum» de noticia de Umberto Jara (partes uno y dos, «previas» de un libro que presenta a la sociedad peruana y demás). Y otros tantos se han dedicado a recordarnos el hecho desde lo superficial (lo cual también está bien, pero no me voy a poner a enlazarlos). Esta vez tenía poco que decir. Ahora, me ha sorprendido, en cierta medida, lo cerrados que somos los peruanos, sobre todo cuando hay que defender lo indefendible: La impunidad de nuestras fuerzas armadas (y todo lo que las rodea, contando el más que corrupto Servicio de Inteligencia Nacional, del cual realmente dependían las demás armas). Demasiados comentaristas hablando pestes por decir lo que ya se sospechaba y decía tras el rescate de la casa del embajador japonés: Se ejecutó a emerretistas rendidos.» (2007).
  • Fujimori mandó matar a los emerretistas. «El día en que se inició el jucio al ex mandatario peruano Alberto Fujimori se destapa un documento de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA por sus siglas en inglés), con fecha del 10 de Junio de 1997, en que se afirma que «el presidente Fujimori ordenó que no se tomaran prisioneros (…) por esta razón, aun los miembros del MRTA que fueron capturados vivos no sobrevivieron a la operación de rescate» (el subrayado y el enlace son míos). Ni más ni menos, una orden de la vieja escuela, «no quiero supervivientes», y eso se realiza con una ejecución extrajudicial, llámese como se llame.» (2007).
  • Fujimori culpable. Sabor agridulce. «Fujimori culpable. 25 años de cárcel. Hasta el 2032. Fujimori condenado por cuatro delitos, de los cuales dos son matanzas (Cantuta y Barrios Altos). Todos los hechos (relevantes) probados. Culpable, culpable y más culpable… Y aun así la sentencia me deja un sabor agridulce, no por el resultado, ajustado al petitorium, sino por lo que pudo ser y no fue, y por lo que podría ser y no será. Por un lado, tenemos que los deudos de las víctimas de Barrios Altos (PDF de la CVR) y la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta (PDF de la CVR), ven por fin que se condena al principal responsable del secuestro y posterior ajusticiamiento de sus familiares (llevados a cabo, de forma material, por el Destacamento Colina), así como Gustavo Gorriti (periodista) y Samuel Dyer (empresario) ven castigado al responsable de sus secuestros… Y nada más.» (2009).
  • A vueltas con el caso de Chavín de Huántar. «El caso de las ejecuciones extrajudiciales tras la liberación de la residencia del embajador de Japón mediante la operación «Chavín de Huántar» sigue coleando. La historia más o menos todos la conocen, y sino mejor lean el punto enlazado del IFCVR, y también, en esta bitácora, las siguientes entradas: «Operación Chavín de Huántar: comandos responsables» y «Fujimori mandó matar a los emerretistas». El tema vuelve a estar de moda por dos informes periciales encargados por el Ministerio de Defensa que servirán en un proceso contra una serie de personas, entre ellas Montesinos, y para la defensa judicial del Estado ante la CIDH.» (2012).
  • Recordando el autogolpe de Fujimori. «No hay que olvidarlo: Alberto Fujimori dio un golpe de Estado acabando con la frágil democracia e instaurando un sistema dictatorial durante unos años, que tuvo su continuación con la Constitución Política de 1993, que aún nos gobierna. Un autogolpe, como el perpetrado por Fujimori y los suyos, no es más que una forma entre los tipos de golpes que encontramos en nuestros sistemas. No es justificable y no es aceptable, no se puede hablar de «salvar la democracia» destruyéndola. No por gusto el «Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional» inició su vida con los tanques en la calle, secuestrando periodistas y opositores, disolviendo el Congreso y destituyendo al Tribunal Constitucional y todos los elementos del Poder Judicial que no rendían pleitesía a Fujimori.» (2015).

Y podríamos seguir, y hay tanto por contar… que no nos podemos quedar con el retrato fácil de «el presidente que venció al terrorismo» ni «el presidente que salvó la economía», como muchos medios repiten machaconamente. No, ni una cosa ni la otra, sobre todo no sin el contexto donde debemos hablar de las mismas, de las consecuencias y de los crímenes que sustentaron un modelo corrupto y autoritario.

¿Qué será del fujimorismo y de ese Perú que defiende a capa y espada la gestión de Fujimori? Ahora tienen un héroe y las luchas internas se recrudecerán (nada distinto a otras familias políticas muy personalistas, que en Perú son casi todos los partidos). Este tema, para otro día.

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