Lo raro es que no se produjera la misma noche electoral. No digo antes, porque el propio Podemos hizo trampas al solitario para poder ir en coalición. La alianza entre Podemos y Sumar comenzó mal… las andanzas de Sumar comenzaron mal, vamos a partir de ahí. Lo de Podemos intentando marcar la agenda tampoco ayuda a nadie; lo de Iglesias, en su día, mientras salía del gobierno de España diciendo que propondría a Yolanda Díaz (ministra de Trabajo y ex Esquerda Unida aunque, se supone, aún militante en el PCE, pero sin cargos ahí) para que fuera su «sucesora» sin habérselo consultado antes o a los partidos vinculados a la coalición de Unidas Podemos (¡ni siquiera al suyo!). Después de un primer momento de «vaya marrón», Díaz salió por el camino del medio y dijo que quería montar su propio asunto (que pasó por una asociación reconvertida en partido hace menos de un suspiro y con las justas para las elecciones).
Cuando Díaz no se quiso someter del todo a la agenda de Podemos, comenzó un camino de constante enfrentamiento, donde los egos se chocaban de tal forma que, entre el ruido, no atisbábamos a escuchar las diferencias programáticas que justificaran esos roces tan potentes. A veces, más que en el contenido, el problema estaba en las formas; en que si Sumar quería un perfil menos confrontativo, que si Podemos reclamaba más calle y grito y menos franela, etc. Esas diferencias están lejos de ser suficientes para justificar lo que ha pasado o lo que está ocurriendo.
Podemos considera que los medios y demás partidos están atacándole por medio de Sumar, que Sumar solo existe para cargarse a Podemos… y Podemos, ante este aluvión, lo que hizo fue entrar en coalición con Sumar, apresurada, con tal vez la consulta a las bases más ambigua posible donde el resultado ya se sabía de antemano, entre otras cosas, porque no significaba mucho y porque, además, no había mucha alternativa estratégica, menos viendo lo que pasó en mayo.
No solo era un tema de mantenimiento de marca por parte de Podemos, si no una forma de insistir en que el pilar fundamental de la izquierda transformadora en el país seguía y sigue siendo la formación morada; además, las rencillas con otras formaciones les impedían ver, por ejemplo, la necesidad de que tal o cual partido de la coalición fuera primera en las listas o entre los primeros lugares en esos territorios donde el resultado de mayo no había sido malo. Y creo que es clave lo que salió de las urnas en las locales que provocaron el adelanto electoral: Podemos tuvo un pésimo resultado. Y, lo que es peor, se comportan como si estuvieran en el techo de su poder y les estuvieran «robando» el mismo, cuando ellos solos lo perdieron.
¿Con Sumar se portan mejor los medios que con Podemos? Sin dudas. Pero las izquierdas, en general, ven cómo se utilizan los principales medios en su contra, nada nuevo. Y cuando atacar a Podemos no sea interesante (por ser irrelevantes), se atacará a Sumar. Igual que en Madrid a Más Madrid se le ataca mucho, en gran medida porque ahí son relevantes.
Sumar tiene otros problemas, para mí el fundamental está en que es una formación totalmente personalista. Es entrar en la web del Movimiento Sumar, en la sección de «conócenos», y de las tres fotos que tienen, las tres son de Yolanda Díaz (y dos básicamente en la misma posición). Ojo, primeros planos de ella sin nadie más. Pero este problema del personalismo en algunos partidos de izquierdas lo llevamos arrastrando con fuerza un tiempo, el propio Podemos se presentó a unas elecciones usando una de Pablo Iglesias como anagrama (las europeas de 2014).
Podemos lleva un tiempo en crisis interna, pero muy grande; la pérdida de las alianzas que tenía con movimientos sociales y movimientos políticos locales es clara y las renuncias constantes por parte de antiguas y antiguos dirigentes es habitual (sobre todo cada vez que se les ocurre algo como lo de estos días).
Se quejan del proceso de elección de los puestos en las listas, ¡otra vez!, y del poco poder que les ha quedado, ¿pero qué esperaban? Lo que es peor, al final parece que el programa sí que era lo menos importante, que lo trascendente es quién se pone la medalla, quién sale en la foto y qué color es la bandera del partido de cada persona que pulula en cargos. Lo peor que puede hacer una izquierda que dice ser transformadora, es que anteponga cargos y nombres a programas.
Iglesias soñó con que su formación gobernaría España pasándole por la izquierda al PSOE, incluso, forzaron dos repeticiones de elecciones solo por mantenerse en sus trece; tal vez no fuera tan malo, al final consiguieron algo que parecía imposible: que en España hubiese un gobierno del PSOE en coalición con una formación de izquierdas; de hecho, consiguieron que eso se normalice y ya de cara a estas últimas elecciones el pacto se daba como casi alcanzado. Pero, bueno, Podemos no es, ni nunca ha sido, una izquierda transformadora; su programa lo podría haber firmado el PSOE del 82 sin demasiados problemas.
En fin, que le estoy dando vueltas a nada y, evidentemente, no llego a ninguna parte. Solo quiero dejar claro que lo de «5 personas diputadas» ahora no es algo que surja como «castigo» o un plan «para acabar con Podemos» por parte de Sumar, si no el camino descendente que lleva Podemos desde el 2016. Surgieron con fuerza en el 2014 (Europeas), sorprendieron e ilusionaron en el 2015 (locales y autonómicas) y no supieron gestionar el buen resultado de 2015, desde ahí, cada vez han ido perdiendo más y más votos.
Más o menos sería algo así:
- 2014, irrupción asombrosa en las Europeas (5 escaños, fue el cuarto partido más votado).
- 2015, Podemos da un golpe en la mesa con fuerza en las autonómicas y locales. Comienzan los gobiernos del cambio. En media España, es el tercer partido con diferencia. Es cierto que, como tal, no se presentó a las locales, pero todos sabemos que esas personas eran o estaban vinculadas a Podemos y, sobre todo, podemos les prestaba apoyos y votos.
- 2015, las primeras generales para Podemos: tercera fuerza del país. Íñigo Errejón era el portavoz de un grupo con 65 escaños, de los cuales 47 eran directamente de Podemos, 12 elegidos por En Comú y 6 En Marea. Además, Compromís tenía 4, IU-UP a 2 (esto lo digo para que veamos a esos 71 que, por sus partidos, hubiesen sido de Sumar en 2023). Pablo Iglesias ya se mostraba contrario a las coaliciones, pero igual su partido entraba en algunas (con buenos resultados), como En Comú Podem o En Marea o Compromís-Podemos-És el moment… Y Podemos, además, tenía presencia en el Senado. Se va a repetición electoral, en parte porque Sánchez quería a Ciudadanos y Podemos no estaba dispuesto a abstenerse.
- 2016, Podemos se presenta dentro de Unidos Podemos, se empeora el resultado electoral en votos (hablando de la suma de las partes de la coalición, no de Podemos en concreto), aunque se mantiene la tercera fuerza y con 71 escaños en total (además, consigue ser la fuerza más votada en el País Vasco, flor de un día). El crecimiento del PP y el problema interno del PSOE impedirán cualquier atisbo de negociación real.
- Los últimos grandes triunfos de las izquierdas los tenemos en Galicia y el País Vasco en 2016, que a la vuelta del verano tuvieron elecciones en ese 2016; un éxito de En Marea que consiguió ser el segundo partido más votado (14 escaños y 19 % de los votos), por delante del PSdG. Y otro éxito de Elkarrekin Podemos con ese 14,76 % de votos (11 escaños) que lo situaban como tercera fuerza más votada (por encima del PSE-EE y el PPV). Es cierto que en el PV apuntaban más alto tras las elecciones generales, pero es que es un territorio que vota de dos formas distintas (como le pasa a Cataluña).
- En Cataluña hubo elecciones en 2017, Catalunya en Comú-Podem empeoró sus resultados.
- En 2018, Adelante Andalucía, donde participa Podemos y habrá grandes pugnas internas dentro de la coalición electoral, saca un mal resultado, se dejan varios puntos y 3 escaños en el camino, quedándose con 17 (11 de Podemos y 6 de IULV-CA). En este caso, entre la bajada del PSOE y la de Podemos, el PP se pudo hacer con el gobierno regional (gracias al apoyo de Ciudadanos y Vox).
- 2019 fue un año con muchas elecciones, comenzando por las generales, pasando por autonómicas, locales y europeas, y volviendo a repetir las generales. Las primeras generales, las adelantadas de abril, se saldan con un duro tropiezo de Unidas Podemos: pierde su lugar como tercera fuerza (ante Ciudadanos, que casi pasa al propio PP), serán 42 escaños (si quieren, 43, sumando el de Compromís, que concurrió por su cuenta; pero para mantener la comparación con 2015), sin presencia en el Senado y Vox apareciendo con fuerza. (En este momento, los dos partidos que apostaban por ganar los feudos de los tradicionales en su ámbito político, fallaron de lleno; tanto Ciudadanos como Podemos equivocaron su estrategia; aunque Ciudadanos lo hizo mucho peor).
- En las distintas elecciones autonómicas, Podemos redujo su masa electoral pero, en algún lado, consiguió entrar en gobiernos donde antes no estaba (eran apoyo externo o no eran nada). Pero no se puede negar que las elecciones se les hicieron cuesta arriba y salieron de algunos parlamentos autonómicos.
- Las europeas de 2019 fueron un palo, se perdieron muchísimos votos y el partido quedó con solo 6 eurodiputados, de los cuales 2 son de Podemos.
- Repetición de generales en 2019, de nuevo se da la paradoja de perder votos pero ganar poder: se entra en el gobierno de España. Eso sí, cuarta fuerza política, mucho más de medio millón de votos perdidos en el camino y 7 escaños menos, quedándose con 35. Estamos hablando de que un partido que superó los cinco millones de votos ahora le cuesta sobrepasar los tres millones. Sin presencia en el Senado.
- En el 2020, elecciones gallegas y vascas; Elkarrekin Podemos se topa con una dura realidad y baja a solo 6 escaños, poniéndose muy por detrás de PSE-EE; en Galicia se ha vivido una guerra de las izquierdas y la nueva coalición de Galicia en Común – Anova Mareas consigue un resultado extremadamente malo: se quedan fuera del parlamento gallego. A duras penas consiguen cincuenta mil votos. En Marea, donde antes también estaba Podemos y demás, también se estrelló por completo (peor resultado que Galicia en Común).
- En 2021, en Cataluña hubo elecciones, donde En Comú Podem volvió a bajar en votos (aunque mantuvo escaños). Pocos meses después, se celebran unas elecciones anticipadas (y de medio mandato) en Madrid, donde Unidas Podemos, con el propio Iglesias a la cabeza (que salió del gobierno para presentarse ahí), consigue mejorar ligeramente los resultados de su formación (en votos poco, en escaños se tradujo en tres más), quedándose como quinta fuerza política. El mal resultado del PSOE junto con el bueno del PP, hizo que Ayuso siguiera en el gobierno. Es importante destacar que Más Madrid tambéin mejoró y se colocó como segunda fuerza política.
- 2022, elecciones adelantadas en Castilla y León. Unidas Podemos se queda con 1 escaño. Lejos queda el tiempo en que Podemos tenía 10 escaños e IU mantenía 1 (2015). Es cierto que el gran salto fue con 2019; entre 2019 y 2022 se perdieron solo un puñado de votos (que valieron un escaño menos, eso sí), pero es la tónica del partido.
- Locales y autonómicas del 2023: el debacle de Podemos. Si las elecciones anteriores fue el de Ciudadanos, esta vez es Podemos el que sale de donde estuvo. Fueron unas elecciones realmente negativas para las izquierdas (la pérdida del poder fue muy amplia). Podemos desaparece de muchos ayuntamientos y sale de muchas comunidades autónomas. Especialmente significativo Madrid, es cierto que ahí tienen una ley electoral muy penalizadora, al exigir un 5 %, pero no es menos cierto que ese puñado de votos significó perder toda su presencia en la cámara autonómica.
- Elecciones generales de 2023, ahora dentro de Sumar. Unidas Podemos ya no existe, ahora la marca con las coaliciones electorales entre partidos nacionales y regionales es Sumar. Ahora el cabeza de lista ya no es Pablo Iglesias, es Díaz, que ni siquiera milita en Podemos. Ahora en Podemos ya no se apoya la marca electoral como las veces anteriores (las bases, aunque aprobaron el acuerdo, no estaban tan de acuerdo con lo que ocurría). En todo caso, el partido se deja muchos miles de votos y queda con 31 escaños, muy repartidos entre los distintos partidos de la megacoalición (a Podemos le tocan 5, igual que a IU o a Catalunya en Comú). Cuarta fuerza en el parlamento (cerca de la tercera, pero por la propia caída de esta). Por los pelos, se mantiene el gobierno de coalición. Pero Podemos sale de las instituciones, en parte porque no quisieron aceptar lo que Sumar les ofrecía, en parte porque Sumar aceptó o quiso mantener vetos sobre nombres concretos de Podemos.
De todas formas, se está hablando mucho de cómo Sumar se ha cargado a Unidas Podemos, pero ¿acaso no recuerdan cómo Unidas Podemos no era capaz de presentarse en todas las elecciones autonómicas aliando a los mismos partidos? Podían ir Podemos e IU (los componentes básicos de Unidas Podemos) por separado o competir con sus socios regionales. Podemos es un socio muy difícil que, en gran medida, fagocitó a Izquierda Unida (que, en general, parece que se ha portado relativamente bien en esto de montar coaliciones, en parte porque ha vivido la experiencia de sobrepasar el millón de votos y casi no tener representación parlamentaria).
Podemos, en vez de hacer autocrítica de a dónde se han ido sus votos, su fuerza, o por qué tanta gente ha salido de Podemos y ha montado su propio chiringuito (sí, Más Madrid es un ejemplo de ello) o por qué tantas veces ha habido peleas internas gordísimas sin que se entendiera la diferencia programática, o por qué, cuando tanto hablan de las bases y demás, han tenido tantísimos candidatos paracaidistas (hasta en Valladolid hemos sufrido sus «salvadores» desde fuera, y luego critican a Maroto), tira para adelante y acusa a las demás formaciones de querer acabar con ellos por ser la izquierda transformadora. ¿De qué o a qué?
La culpa es de los demás, que no bailan a su son.
Y así estamos, con un gobierno bastante débil que se empeña en que un cambio de opinión no es un cambio de opinión si es el camino que han elegido (y no pasa nada por cambiar según las circunstancias y justificarlo en ello) con unas izquierdas que no se comprenden entre sí y tienen poquísima altura de miras. A veces parece que la salida de Podemos de Sumar, cantada desde la propia noche electoral.
Desde que se firmó el pacto, ya andaban diciendo que les habían robado. ¿Para qué lo firmaron? Han hecho el ridículo. Debieron tener la valentía de no ir a las elecciones en coalición si eran temas tan trascendentes e importantes. Sin dudas, eran uno de los dos grandes partidos de UP, sin dudas, habrían sacado mejor resultado que esos 5… pero que ni soñaran con 30 o 40, no digamos con pasar al PSOE.
No llamaría a lo que ha pasado «transfuguismo» (no deja de ser una coalición que se rompe), pero tampoco es lo mismo que con Compromís yendo en coalición con Podemos, IU y otros partidos que, donde según comenzaba la legislatura, se iban al grupo Mixto, ¿por qué no? Por eso, porque ese movimiento ya estaba previsto, porque no se iban a incorporar al grupo parlamentario de UP, si no que se iban a ir al GM desde el primer día; Podemos se incorporó al grupo de Sumar y ahora se sale por rabieta.
¿Que era lo que tenían que hacer para mantener su electorado actual o su militancia actual? Puede ser, pero que miren si ese electorado (insignificante) es el que quieren para «asaltar los cielos».
Pero que no nos vendan la moto que esa es su forma de proteger a las izquierdas transformadoras. Que ellos están igual de cerca que Sumar al PSOE, que en eso no hay gran diferencia entre Más Madrid, Compromís u otros tantos partidos socialdemócratas y timoratos. No lo hacen para proteger esencias (si fuera así, estaríamos en una repetición electoral), pero ya les corresponde a ellos explicar lo que están haciendo, no desde «el relato», no desde «hechos objetivos» (que cada quién se los quiere atribuir, mientras que «el otro» es el de «el relato»), si no desde la ideología programática y desde la estrategia política.
Las próximas elecciones europeas serán realmente importantes y veremos si su jugada es aplaudida o rechazada.