«Hasta que los leones no tengan historiadores, las historias de caza seguirán glorificando al cazador». O la más conocida «quien controla el pasado controla el futuro». O tantas otras más, elijan la que quieran y lean: «Texas reescribe la historia para sus alumnos». Nada nuevo bajo el sol la verdad, los que mandan escriben la historia como les da la gana (aunque manifiesten su imparcialidad, objetividad y todos esos bonitos adjetivos) y con esa historia se construye la identidad presente que se manifiesta en el común acuerdo del mañana.
Texas es un Estado bastante particular, tanto actualmente como por su historia, su formación. Dentro de la doctrina del «destino manifiesto» (Manifest Destiny), que básicamente permitía a una nación expulsar a otra por designio divino (que favorecía a la atacante con la potestad de invadir y destruir a la otra parte siempre y cuando fuera un «designio especial del cielo», según el ministro puritano John Cotton), «designio» que evidentemente decidía la nación atacante. En este caso fueron los anglosajones asentados en el nuevo mundo los que decidieron que su destino era «colonizar» el oeste de Norteamérica y emprendieron la guerra contra todo el que se les puso delante (indígenas y mexicanos, básicamente), inmigrantes sajones fueron los que declararon la independencia de lo que ahora es Texas cuando dicho territorio formaba parte del recién independizado México (¿se imaginan que ahora los mexicanos en Arizona declarasen la independencia de dicho estado y luego lo anexionaran a México?). También fue uno de los estados que se independizó de la federación de Estados Unidos de América antes de que Abraham Lincoln fuera proclamado presidente y formó parte, con otros seis estados más, de la fundación de los Estados Confederados de América (Confederate States of America). Eso de liberar a los esclavos les parecía mal. Y pensar que ahora veneran al republicano que, al ser elegido, revolucionó el país e hizo que los aun más conservadores prefirieran abandonar esa nación del destino manifiesto…
Lo antedicho sirve para entender, dentro de esa mentalidad profundamente conservadora de muchos de sus ciudadanos, en donde Dios sigue siendo la que marca la senda del país (para ser un estado teóricamente «laico», el que dios bendiga a América o que haya jueces que afirmen que por encima de la constitución está la ley divina y «nadie» se sorprenda ni lo rebata), por ello Cynthia Dunbar, quien dirigió el Consejo Educativo del Estado del viernes en que se aprobó el documento base que sirve para la elaboración de los libros de historia y de las pruebas para los alumnos, declaró convencidísima:
«Creo que nadie puede leer la historia de nuestro país sin darse cuenta de que el Libro Santo y el espíritu del Salvador han sido sus genios directivos desde el principio […] [Estados Unidos es] una tierra cristiana gobernada por principios cristianos.»
Así que si es designio (ni siquiera eso, ¡es diseño directamente!) divino todo lo que se haga en nombre de Estados Unidos (o la Confederación, o el Estado Independiente, quien sea en cada momento histórico el «nosotros») es lógico que todo lo bueno venga de quienes pueden leer a Dios y no de los «otros», justificando lo injustificable (la caza de brujas realizada por el gobierno con el papel prominente del senador Joseph McCarthy) o usando un claro doble rasero para medir las mismas acciones (cuando lo hace Estados Unidos es «expansionismo», cuando lo hace cualquier otro país, es «imperialismo»).
Por eso organizaciones tan importantes (pero impopulares para la pureza sajona de extrema derecha) como los grupos de defensas de minorías como las de negros o hispanos quedan relegados de la historia oficial (aunque su participación en la misma, en los últimos cincuenta años, sea fundamental para entender el país y los cambios que se viven en él) y en cambio el «resurgimiento conservador» de los ochenta y noventa de la mano de la Fundación Heritage (cuya misión, según ellos mismos, es «to formulate and promote conservative public policies based on the principles of free enterprise, limited government, individual freedom, traditional American values, and a strong national defense» o, en cristiano paladín, «formular y promover políticas conservadoras basadas en los principios de libertad de empresa, gobierno limitado, libertad individual, valores americanos tradicionales y una fuerte defensa nacional») y la Asociación Nacional del Rifle sí deban ser aprendidos y, por qué no, entendidos como algo positivo.
Así el imperialismo estadounidense actual (o cualquier cosa que apoyen los texanos) está justificado y razonado siempre, lo dice Dios, o quien sea, pero justificado. Por ello es tan sencillo entre los que estudian (o entienden) la historia de esa forma justificar las guerras que ellos llevan acabo, o al menos, entenderlas como necesarias y correctas. Es simple, hay unos «buenos» y unos «malos», lo que hace el grupo al que pertenecen siempre, pero absolutamente siempre, está entre lo que hacen los «buenos», así que lo de los «otros» es lo «malo», por eso lo que hace Estados Unidos es expansión, por eso lo que hacen los demás es «Imperialismo». Esto ha ocurrido así siempre, por eso el fascismo español veía como una «invasión» (por tanto, un proceso de «conquista») la que hicieron distintos dirigentes árabes sobre la Península Ibérica, pero en cambio, lo que hizo el imperio español en América fue «colonización» (con un proceso, además, de «civilización», doblemente positivo según esa visión del mundo).
Todo lo que huela a «izquierdas», en todo caso, debe ser atacado como algo negativo, que niega la identidad misma texana, que ataca al grupo, al «nosotros» (no deja de ser curioso cómo los que se levantan como «defensores» de la libertad individual sean los mismos que intentan signos fuertemente identitarios de grupo, que sirve como arma ofensiva y defensiva y de control del grupo por parte de los dirigentes del mismo), y por supuesto, es de «izquierda» todo lo que está a «su izquierda», y teniendo en cuenta lo fuertemente conservadores que resultan esos nueve miembros del Consejo que votaron a favor, casi cualquier crítica con los postulados de la extrema derecha siempre será vista como una «amenaza de izquierdas» y, por supuesto, contrario a los intereses nacionales y los valores tradicionales (que solo importan y se defienden los que «ellos» deciden que merecen la pena).
Cabe decir que, aunque nos suene a burrada, lo que hacen en Texas no es muy distinto a lo que ocurre con los libros de texto de historia en todo el mundo, es lo que tiene la «educación», sirve para los intereses de quien la diseña. Aunque es muy posible que en la mayoría de sitios se haga de forma menos descarada y escandalosa que el cambio aprobado en Texas este viernes.
Te faltó agregar una parte de la cita de Orwell: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado.” Y ya sabemos quiénes están controlando el presente en Texas…
Salud
¡Cierto! Además, este es un buen ejemplo de cómo las “mayorías” (políticas) imponen su poder y manejan “la realidad”.
Hasta luego ;)
¿Y si el que controla el futuro controla el presente, nos cerramos en un círculo vicioso? :P
Jomra, Fjra (q manía de abreviarse) ¿han leído el libro “Buscando un rey” de Eduardo Torres Arancivia? Aunque no es exactamente sobre lo mismo, se trata de un estudio de cómo nuestro pasado virreinal nos ha forjado como sociedad ahora, desde cuestiones tan elementales como la forma de relacionarnos en sociedad, hasta cosas tan endémicas como la corrupción del estado. Resulta interesante como una visión desprejuiciada de nuestra época colonial nos sirve para entender el presente y no caer en ese ridículo complejo tan propio del peruano de añoerar a los incas (?) y echarle la culpa de nuestras desgracias a la Guerra del Pacífico. O últimamente, a Velasco.
Salud
¡Claro que es un círculo vicioso! Por eso es tan difìcil cambiar el statu quo :P.
Sobre lo otro, pues me apunto y busco ese ensayo. En realidad tendemos a buscar causas en momentos concretos (tal guerra, tal golpe de estado, tal dictador) en vez de en procesos largos (que entre otras cosas, conducen a muchos de esos momentos).
Hasta luego y gracias por el comentario ;)
[…] la escuela que la violencia es buena (un tipo de violencia, la que ellos -«los buenos»- hacen, por eso en Texas ahora distinguen «expansionismo» -que sería el imperialismo estadounidense- del «imperialismo» -lo que el resto […]