Hace unos días el presidente constitucional del Perú, Alan García Pérez, declaró que el Perú tenía que tomar como referencia el modelo de crecimiento de China, no el de países como Bolivia (esto sin decirlo a las claras, por supuesto, pero dejando bien claro a quién se refería). Me da miedo en pensar que el modelo de país que quiere nuestro liberal y liberalizador (por no hablar de otros aspectos menos legales del «Pensamiento García») sea el chino, y no solo por la falta de determinadas libertades (como la de prensa) del gigante asiático, sino básicamente teniendo en cuenta a qué precio se ha forjado el precio del tejido industrial de ese país, contando todo un sistema de dominación de semiesclavitud.
García, por supuesto, apoyó sus tesis en la mentira (sobre la inversión extranjera en el vecino país, y sobre los índices de pobreza, olvidando por un lado los de China, y también los brutales avances sociales que se han desarrollado en el país andino), aun así, el problema es más profundo: Alan García considera positivo el ser la fabrica del mundo a cualquier precio, contaminando el ambiente sin problemas a la par que los obreros no tengan derechos y estén en la fábrica, en condiciones decimonómicas, para que cuatro gatos mal paridos sean nacionales o extranjeros se puedan enriquecer.
En China, desde que el país es el productor mundial, la miseria se expande de forma desigual, hay más ricos que nunca en dicho país, los millonarios restriegan sus fortunas en unas ciudades llenas de supervivientes con cuatro perras gordas en entornos que las leyes de la competencia se demuestran en sus más crueles formas, donde el egoísmo se ha hecho un lugar preeminente desplazando a los valores socialistas, que se siguen enseñando en las escuelas como una pobre excusa ideológica para poder mantener una estructura de Partido único y orgánico, estructura usada como base argumental para que el mundo occidental condena países como Cuba al embargo mientras que da la mano y el dinero a otros como China, que tiene tal vez lo peor de Cuba pero sin sus mejoras médicas, educativos y sociales en general.
No sé si ustedes conocen las condiciones laborales en China, por supuesto que en muchas partes de Perú son, hoy por hoy, peores que en el asiático de referencia, pero debemos ser conscientes que China no sería lo que es si no fuera por la explotación de su propia gente, no por dar derechos a los trabajadores, contando con un sueldo mínimo digno, que esa sea la referencia que tiene Alan significa que a él eso de que la gente viva en sistemas de dominación que se enriquecen bajo la explotación de sus ciudadanos le viene bien, siempre y cuando el dinero corra por los bolsillos adecuados, como es el propio del presidente de gobierno, o los empresarios afines.
Por otro lado, Alan García pone de modelo China, mientras él sigue el camino contrario, en cuanto a estrategia comercial se refiere. Así en China todo el tema energético está directamente controlado por el Estado, el minero también, en Perú lo vendemos al peor postor (sí, peor, no mejor), y con un afán privatizador vendemos lotes a empresas públicas de otros países, manda narices. Por otro lado, nuestro modelo de crecimiento no da valor añadido, nuestras principales exportaciones son del sector primario y extractivo, mientras que China basa su modelo en la transformación o de sus recursos o de los recursos de otros… Otros como Perú.
Pero García copiará lo peor del sistema (la explotación) sin lo positivo del mismo (dar valor añadido, controlar los sectores energéticos y estratégicos con empresas públicas y no basar la economía en vender minerales recién sacados de la mina y en bruto).
Miedo me da.
Pero esto no es sino una profundizacion de mecanismos de larga data http://www.fisica3.net/2006/11/pero-que-quieren-los-chinos-de-nosotros.html
Hasta Oppenheimer mira con atencion a las acciones de China que puedan afectar a Latinoamerica.
Al final… es tan complicado desarrollar valor agregado y taaan sencillo extraer.
Hola Jomra:
Lo que García quiere hacer es dejarle el Perú a los Romero, si supieran como estos tratan a sus obreros y demás trabajadores, muchos trabajan en condiciones deplorables en sus plantaciones de Palma o de caña.
García hace tiempo que anda equivocado, tuvo la oportunidad de mejorar el nivel de vida de los peruanos, pero se ha dedicado a engordar a los grandes empresarios.