El presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, justifica el aumento desmesurado en el gasto militar en que ahora Estados Unidos pierde guerras cuando antes era una potencia invencible. Alega que es falta de recursos y una política blanda (ambos puntos, por lo demás, falsos). Vamos a comenzar con un dato importante: Estados Unidos casi siempre gana. Esta es una constante a lo largo de su historia, donde cabe matizar y analizar mucho, claro (qué tipo de conflictos afronta, cuándo entra en los mismos, su papel antes y después y cuáles son sus aliados), pero acá vamos a simplificar todo de forma grosera y simplista.
Antes de continuar, voy a cometer un error común en los artículos de opinión, volver una anécdota una especie de «prueba», pero no me resisto a contarla. Como muchos otros peruanos, tengo bastante familia en Estados Unidos a la que veo más bien poquísimo. Una de las veces, hablando con uno de mis primos más o menos de mi edad (aún en el colegio), me aseguraba y perjuraba que Estados Unidos había ganado las guerras de Vietnam y Corea. Él decía que así se lo habían enseñado en el colegio y yo le respondía que lo había entendido mal. Esta anécdota la he tenido con otros estadounidenses, así que comencé a creer que tienen una visión de la propia historia un poco trastocada. Uno ve el cine de los ochenta y resulta imposible pensar que en Vietnam en realidad fueron derrotados (si ves el de los setenta, en cambio, sí te lo crees, resulta inevitable ver la derrota). Acá podríamos hablar de cómo se transmite el conocimiento, una situación real y todo eso… (Hablando de dar noticias, acá sobre el terrorismo que lo es y el que no lo es). En este artículo me centraré en las «guerras abiertas», no en los apoyos a golpes y similares, cuya lista sería extremadamente larga y no siempre fiable.
Afganistán e Iraq se ponen como guerras «perdidas» por Estados Unidos, al igual que Siria (aunque esta se encuentra en curso). Pero vamos a realizar un pequeño repaso de las últimas guerras en que Estados Unidos ha tenido un papel de parte, y que, en su caso, forman parte de la historia reciente para Trump (nacido en 1946). Estados Unidos fue una de las potencias vencedoras de las dos guerras mundiales, el país, además, también había ocupado Nicaragua (intervenciones continuas, como la de 1912 y luego una ocupación efectiva de 1927 hasta 1933), en periodos similares (1915-1934) las tropas estadounidenses conquistaron Haití, y ganado contra México (durante la revolución mexicana, 1910-1920, Estados Unidos intervino constantemente, tuvieron también una guerra fronteriza, que acabó en la batalla de Juárez), además de que su presencia colonial en Cuba había acabado con el levantamiento de los Independientes de Color (1912), entre otros conflictos dentro de las llamadas guerras bananeras (mediados S. XIX hasta 1934).(Por cierto, para un artículo centrado en las intervenciones de EUA en América, les recomiendo «Cronología: intervenciones militares de EE.UU. en América Latina» en Voltairenet).
Solo una guerra en todo este periodo se puede considerar «derrota», aunque creo que directamente se cuenta poco. Durante la primera guerra mundial se produjo un hecho excesivamente importante que marcaría buena parte del S. XX, esto es, la revolución rusa. Durante la guerra civil (1917-1923) los «aliados» se lanzaron de cabeza en apoyar a los zaristas del ejército blanco, en concreto, Estados Unidos mandó entre 11 mil y 13 mil tropas al país euroasiático; el ejército estadounidense, como la mayoría de los aliados, se retiraron en 1920. Pero, dado el contexto, es difícil verlo como una gran derrota de los aliados.
La guerra de corea (aunque técnicamente no ha acabado, la situamos entre 1950 y 1953) fue el primer gran conflicto de la guerra fría. Estados Unidos y la URSS se dividieron la península coreana, arrebatada al invasor japonés dentro de la II GM. La URSS consideraba que toda la península era del estado socialista afincado en el norte, mientras que EUA veía claro que el paralelo 38º era la separación del país. Norcorea atacó el sur, lo cual da una victoria al bando aliado de Estados Unidos (que participaba muy activamente), inmediatamente Corea del Sur atacó el norte con la intención de echar a los comunistas, en esta ocasión, Corea del Norte resultó victoriosa (con la ayuda de China, la URSS y Mongolia). A veces se pone como «empate» (la situación quedó como justo antes de la guerra), pero no podemos obviar que hubo una clara victoria (repelieron el ataque) y una clara derrota (no consiguieron conquistar Corea del Norte) para Estados Unidos. Ese conflicto hoy sigue teniendo serias consecuencias. Trump debió estudiar esto en el colegio, no creo que diga que fue una victoria de su país (a diferencia de la a veces llamada de forma exagerada segunda guerra de Corea, de 1966 a 1969, que más bien fueron escaramuzas en la frontera, con un joven Trump de 20 años que pidió prórroga por estudios para no alistarse en el ejército; para la guerra de Vietnam, el actual presidente se salvó por un tema médico poco claro).
Oriente próximo es un área geográfica donde poco a poco encontraremos más a las fuerzas estadounidenses, demostrando que no es tanto el integrismo islamista lo que les molesta, sino unos intereses geoestratégicos y económicos lo que les guían (así Arabia Saudí, por poner un sangrante ejemplo, es un gran aliado). En 1958 en Líbano comenzó una guerra civil entre los panarabistas y el gobierno, donde el gobierno pidió asistencia a Estados Unidos que, entre otras cosas, tomó el aeropuerto de Beirut. Cuando la guerra acabó -con victoria del gobierno libanés-, EUA retiró sus tropas. ¿Por qué este pequeño conflicto es importante? Porque fue una de las primeras aplicaciones práctica de la Doctrina Eisenhower (o Doctrina Dulles), donde Estados Unidos definiría su política exterior en la zona como la intervención en cualquier conflicto donde viera la amenaza comunista. A Líbano volverían de la mano de una fuerza internacional de la ONU durante la larga guerra civil (1975-1990, que finalizó con el acuerdo de Taif), fue una intervención bastante puntual en un largo conflicto, consiguiendo sus objetivos (la retirada de la OLP y pararon en gran medida a los contrarios), aunque ni pararon la guerra ni la ocupación Siria, pero se considera victoria porque fueron para lo que fueron.
Cuando Donald Trump tenía unos 15 años, en 1961, se produjo una nueva derrota de su país: la invasión a la Bahía de los Cochinos fracasó estrepitosamente. Estaba dudando si incluir este hecho entre las guerras abiertas o no, entre otras cosas porque la participación estadounidense no se hizo con «tropa propia», pero fue tal su intervención que esa Brigada de Asalto 2506 se puede considerar sin mucho problema una tropa plenamente estadounidense (no fue el gobierno de EUA apoyando a un grupo insurgente o descontento, fue EUA armando una brigada, entrenándola, preparando el plan y dándole todo el armamento).
Estados Unidos apoyó, pero no participo directamente, en la Guerra de Indochina del protectorado francés (Unión Indochina hasta 1946, y desde esa fecha la Federación Indochina), contra fuerzas nacionalistas y comunistas (como el Viet Minh, Khmer Issarak o Jemeres Issarak y Pathet Lao; fue Ho Chi Minh, finalmente, quien inició el conflicto directo al ver que ni la abdicación de Bao Dai, emperador de Vietnam, en favor de Ho Chi Minh, era reconocida por los franceses, cuando, en la práctica, Vietnam del norte ya existía… finalmente la URSS reconoce a este Estado y se lía). El resultado es de todos conocido, los franceses comienzan la retirada en 1954, los reinos de Laos y Camboya quedan independizados y se decide partir Vietnam en dos, siendo el norte controlado por el Viet Minh de Ho Chi Minh; la idea es que, en un año tras la retirada francesa, se tenía que celebrar un referendo en ambos estados para ver si se unificaban o no lo hacían; en Vietnam del Sur se produjo una suerte de golpe de Estado (con Ngo Dinh Diem a la cabeza, quien, además, fue apoyado por Estados Unidos) con fraude electoral, se echa a la monarquía de Bao Dai (en el referendo, en algunos distritos, hubo muchos más votos que personas registradas). El gobierno de Diem era una dictadura disfrazada de democracia, que usaba fuerzas paramilitares en el juego sucio contra la oposición.
En el sur se monta el popular Viet Cong (o Frente Nacional de Liberación de Vietnam, FNLV), a cuyos miembros conocemos rápidamente como «Charlie», gracias a que nuestro imaginario está forjado desde el punto de vista cinematográfico estadounidense. La guerra de Vietnam fue larga y dura (1955 a 1975). Vietnam del Norte estaba apoyada por la URSS y China, mientras que Vietnam del Sur lo estuvo por Estados Unidos y otros aliados (de hecho, EUA inició la campaña Más Banderas con el objetivo de agrupar la mayor cantidad de países «libres» contra el Viet Cong, aunque solo fuera un apoyo mínimo, como fue el caso de los 13 médicos militares enviados por la dictadura española de Francisco Franco). EUA estuvo al lado de Vietnam del Sur independientemente de su gobierno (así, la dictadura de facto de Diam acabó con un golpe militar en contra de él, donde fue asesinado, seguido de una dictadura militar, sucedida por un gobierno civil títere de los militares, aunque el gobierno civil se medio impuso finalmente; la represión seguía, eso sí). Estados Unidos no entró, con tropas, desde el comienzo en la guerra (los primeros grandes combates en que participaron fue en 1965), también intentó salir sin reconocer la derrota (con el programa iniciado por Nixon en 1970 de Vietnamización de la guerra, que era volver a la fase de entrenamiento y apoyo a las tropas vietnamitas mientras retiraba las estadounidenses). Esta política no resultó como se esperaba, la guerra se extendió por la península y los bombardeos por parte de EUA crecieron sin demasiado efecto… El alto al fuego de París supuso una detención temporal de la guerra y la salida de Estados Unidos de la misma; en ese acuerdo Vietnam del Sur debía realizar unas elecciones que nunca llevó a cabo; Nixon había renunciado a la presidencia estadounidense (Watergate) y Gerald Ford quería dar carpetazo a esa guerra que tanto afectó a la moral estadounidense (así que la ayuda prometida a los socios indochinos del sur nunca se ejecutaría), dos años después la derrota de Vietnam del Sur era definitiva y al poco tiempo la reunificación se consolidó (1976). Esta fue una gran guerra, con millones de muertos, donde casi sesenta mil fueron tropas estadounidenses, más de trescientos mil heridos volvieron a Estados Unidos generando un clima social desfavorable y conflictivo (muy aprovechado por la derecha, finalmente).
Mientras ocurría esta larga guerra, también hubo otras. Algunas bien cercanas, como la guerra de guerrillas de Tailandia (1965-1983) donde la participación estadounidense casi llega a las 25 mil tropas… a medias realmente; los Estados Unidos tenía a buena parte de su fuerza aérea, concentrada en atacar Vietnam, en Tailandia, la cual sufrió ataques de la guerrilla comunista pero, por lo visto, el conflicto no les interesaba demasiado. Sí daban armas, ayudaban y tal, pero no parece que intervinieran demasiado.
1965 fue un año especialmente movido, así Estados Unidos intervino en la guerra civil dominicana (conocida como revolución del 65 o revolución de abril) con 42 marines y algo más de otras fuerzas, apoyaron al triunvirato militar-golpista (y os gobiernos represivos siguientes) en contra de los constitucionalistas (también apoyaron el siguiente fraude electoral que llevó a Balaguer al triunfo en el 66, un hijo aventajado de Trujillo). Las tropas estadounidenses se quedaron algo más de un año en el país dentro de la Operación Power Pack; no pidieron permiso para entrar o quedarse, ellos simplemente argumentaron que pretendían evitar que la República Dominicana «se vuelva comunista». La OEA intervino luego, tras el «aviso» de EUA llegaron a un acuerdo para montar una Fuerza Internacional que, entre otras cosas, suponía la reducción de la presencia militar estadounidense.
Con una excusa un poco débil, el gobierno de Estados Unidos decidió invadir Panamá para «arrestar» a Noriega en 1990. Recordemos que Noriega siempre fue un agente o colaborador de la CIA (a veces, cuando en Estados Unidos se exigía a su propio gobierno hacer algo contra ese señor, el director de la CIA salía en su defensa, como tuvo que hacer Casey), aunque desde 1984 la relación con el militar venía deteriorándose, por hechos como el cierre de la Escuela de las Américas, entre otros muchos. La intervención ni fue respaldada ni condenada por la ONU o la OEA o nadie… era el patio de recreo de Estados Unidos. La guerra fue rápida, EUA venció, arrestó a Noriega y declaró presidente a Endara (quien había ganado las elecciones del 89). Estados Unidos se quedó en el país y controló el canal hasta 1999 (cumpliendo unos tratados del 77).
A veces se metían, sin más, en otras guerras, como cuando entraron en la guerra de Irán con Iraq (1980-1988), donde apoyó a Iraq con protección para sus petroleros (y los de Kuwait); esto lo acompañaban con ataques a objetivos iraníes, claro. Pocos años más tarde vendría la Guerra del Golfo u Operación Tormenta del Desierto (1990-1991), Iraq pasó a ser el malo de la película y una fuerza internacional, donde destacaban Estados Unidos y Arabia Saudí acabaron con una derrota más o menos rápida de las tropas de Saddam Hussein, desde ahí sería uno de los malos de las películas, con sus infraestructuras rotas y sanciones varias.
En 1991 comenzó una guerra civil que aún continúa, la de Somalia. La ONU mandó una fuerza de paz entre 1992 y 1995 (la UNOSOM I), que no tuvo éxito en capturar a Mohamed Farrah Aidid, ni en pacificar el país ni en nada. En el 95 se retiraron (sobre todo porque los estadounidenses se fueron). Esta también se puede considerar una derrota, aunque tampoco es que Estados Unidos se implicara al ciento por ciento. En 2007 Estados Unidos vuelve a intervenir militarmente, realizando una serie de bombardeos se supone que persiguiendo a miembros de Al Qaeda, sin lograr, por lo visto, su objetivo.
En los movidos Balcanes, Estados Unidos ha metido su mano de forma más directa o indirecta. Dentro del proceso de disolución de Yugoslavia, la OTAN intervino directamente en la Guerra de Bosnia (1992-1995). En el 91 la aún Yugoslavia fue sancionada por el Consejo de Seguridad con un embargo de armas, en Estados Unidos no andaban contentos, querían seguir mandando armamento a Bosnia (el Congreso votó a favor de pedir el levantamiento del embargo, algo que Clinton vetó como presidente, aún así, siguieron mandando armas vía Croacia de forma irregular). La guerra acabó con los Acuerdos de Dayton, donde, entre otras cosas, la IFOR de la OTAN ganaba protagonismo. EUA también participó activamente en la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (UNPROFOR). Más adelante, Estados Unidos entraría en otra guerra con Yugoslavia, esta vez por Kósovo (1998-1999), de hecho, los ataques de la OTAN (básicamente EUA) sobre la RFY comenzaron en marzo del 99. Una victoria del bando de Estados Unidos sin duda (finalmente Kósovo se ha independizado aunque no todos los países lo reconocen, comenzando por la propia Serbia).
En otros conflictos con victorias para el bando de los Estados Unidos, este país brindó unos apoyos menores, como en la Rebelión de Simba en 1964 (en lo que ahora es la República Democrática del Congo), lo más interesante de esta acción es que el débil gobierno fue derribado con el apoyo del propio Estados Unidos, subiendo al poder el dictador Mobutu Sese Seko. En la segunda guerra de Shaba (antes y después llamada Katanga) en 1978, EUA vuelve a dar un apoyo más bien pequeño (5 aviones) a la dictadura de Zaire (antes Congo), donde los principales aliados los tenía en belgas y franceses (en la primera guerra de Shaba el apoyo de EUA fue sin tropas de ningún tipo, curiosamente coincidió en el mismo con China, teniendo a la URSS apoyando al otro bando). En 1983 el ejército de Estados Unidos tomó Granada, país de más o menos reciente independencia que acababa de sufrir un golpe de estado por parte de Bishop (con el apoyo de Cuba). Entre 1994 y 1995 se desarrolló la Operación Uphold Democracy, donde Estados Unidos participó en una fuerza de la ONU que intervino en Haití, derrocando a los gobiernos títeres surgidos tras el golpe de unos años atrás, para devolverle el país a Jean-Bertrand Aristide. Por lo que se suele decir, esta misión de la ONU estuvo bien planificada y ejecutada. En el norte de África, un enemigo que se volvió amigo retornó a su posición de enemigo y, con la organización desde la ONU, se invadió rápidamente Libia en 2011. Esta rápida invasión tuvo consecuencias nefastas para el país, abandonado a su suerte… al final han vuelto a intervenir (en 2016) para luchar contra el EIIL.
Pero llegamos a la madre del cordero y tal vez al gran conflicto que tiene en mente Trump cuando habla de «antes ganábamos y ahora ya no», que es la llamada «Guerra contra el terrorismo». Creo que voy a comenzar precisando algunas cosas: estamos metiendo en el mismo saco una serie de acciones y guerras realmente diferenciadas, muchas de ellas han acabado con un claro triunfo de Estados Unidos y sus aliados, pero las consecuencias (incluyendo la victoria) están lejos de lo que en el imaginario estadounidense o les han salido rana, en gran medida porque se está planteando como una guerra convencional lo que evidentemente no lo es, donde no estamos ante un conflicto «entre Estados» sino una entelequia donde toda acción militar cabe siempre y cuando se señale al otro como «terrorista» (un poco como cuando se habla de «guerra contra la droga» o «guerra contra el hambre»). Aprovecho para recomendarles «La «guerra contra el terrorismo», el derecho internacional humanitario y el estatuto de prisionero de guerra» de Marco Sassòli (2003) y «Tras 15 años de guerra contra el terrorismo, ¿estamos más seguros?» de Parag Khanna y Robert Muggah (2016). Es una guerra cuya victoria es tan esquiva como encontrar al «verdadero escocés» en esa falacia tan conocida.
La gran vergüenza del Consejo de Seguridad en cuanto a sus resoluciones que permiten o autorizan el uso de la fuerza la encontramos en las brevísimas que sirvieron como una suerte carta blanca a Estados Unidos para tomar la justicia por su mano y vengar los atentados del 11 de septiembre invadiendo Afganistán, como la 1378 (2001). En el pasado, EUA había apoyado a los señores de la guerra de Afganistán para echar a los soviéticos (años ochenta), pero pronto se les fue de las manos una situación en que los talibanes, de facto, habían tomado el control del país y se estaban organizando nuevas modalidades de terrorismo (en concreto, unos entrenados por ellos previamente), Estados Unidos ya había bombardeado campos de Al Qaeda en 1999 y conseguido resoluciones por parte del CSONU en contra de la organización y el país. Tras los atentados contra varios objetivos estadounidenses, el gigante americano inició, con unos pocos aliados, la invasión a Afganistán, cambio de gobierno y tal. Luego vino el Consejo de Seguridad, dando una suerte de visto bueno a lo que fue una invasión en toda regla, y montó una fuerza internacional para consolidar el cambio de mando y continuar con la guerra, la ISAF, por sus siglas en inglés, montada mediante la resolución nº 1386 (2001). Esta fuerza estaba comandada por los aliados de Estados Unidos y luego la organiza la propia OTAN (donde manda Estados Unidos). La guerra fue mucho más larga de lo esperado (2001-2014), pero no podemos negar que fue una victoria (agridulce, pero victoria) de los Estados Unidos. ¿Que no erradicaron el «terrorismo internacional»? ¡Claro que no! Pero es que ese objetivo era imposible con una acción militar como la emprendida. De hecho, la guerra «volvió» a comenzar, ahora con tintes de civil, esto es, el gobierno contra los talibanes y el llamado Estado Islámico; esta fase es una guerra distinta de la anterior, aunque absolutamente vinculada, claro.
Dentro de este contexto de «guerra contra el terror» (excusas) encontramos una a no tantos kilómetros de la desplegada en Afganistán, nuevamente Iraq vería un largo conflicto que parecía que sería rápido. Así pues, con todas las mentiras habidas y por haber, falseando informes y contra toda indicación, Estados Unidos y sus pocos aliados (en ese primer momento, luego todos se sumaron a la «reconstrucción») invadió Iraq (2003) en una guerra relámpago en la que acabaron con el régimen de Saddam Husein; este hecho fue realizado de espaldas a la ONU, ni siquiera participó la OTAN como tal. Y comenzó la guerra, que será larga y penosa (2003-2011), el problema es que en esta ocasión fue EUA quien llevó el terrorismo a un país que no tenía vínculos con el mismo, Al Qaeda se asentó y, tras su derrota, el llamado Estado Islámico se levantó. Iraq pasó de ser un país con pocos atentados terroristas a encabezar las estadísticas. En lo político, los aliados de EUA y este ya habían conseguido sus principales objetivos, y se veía que en lo económico poco podían rascar más de lo que estaban haciendo, así que se retiraron. El problema se lo dejaron a los iraquíes, la victoria real, basada en las mentiras, era de EUA; una victoria pírrica como se ve en los siguientes acontecimientos (y mucho de lo que pasa en Siria tiene que ver con esta guerra). Esta guerra es un estupendo ejemplo de cómo la guerra genera guerras.
La «guerra contra el terrorismo» se extiende en varios conflictos, con implicación mayor o menor de Estados Unidos, así tenemos el de Paquistán (en el noroeste, desde el 2004, en curso), la nueva fase en Afganistán y, por supuesto, la «guerra contra el Estado Islámico de Iraq y el Levante» (EIIL, Dáesh o Daish; en ningún caso ISIS) que viene desarrollándose desde el 2014. El caldo de cultivo de esta última es pura y dura marca estadounidense, son los remanentes del odio de sus anteriores guerras y lo mal que hicieron las cosas. El «Estado Islámico» no se comporta como un Estado propiamente dicho y ha cambiado la forma de extender su guerra.
A modo de cierre
Cuando Trump dice que antes ganaban todas las guerras y ahora no, no sé a qué se refiere exactamente; puedo imaginarme que en su cabeza tiene todo lo que pasa en Afganistán, Iraq, Siria y demás, en guerras que se están alargando (pero tampoco más que otros conflictos en que se ha enfrascado) o que al cierre vienen con nueva fuerza y partes distintas, pero parecidas.
No, no es un tema de meter más dinero ni más armamento (cada vez las intervenciones son más caras), ni siquiera de mandar más gente. Y es algo que Trump no entiende. Es algo que no comprendieron ni en Corea ni en Vietnam (dos derrotas en la juventud de Trump, miente si se refiere a esa época como de pura victoria para el bando estadounidense). El actual presidente de Estados Unidos es consciente, debe serlo, de que básicamente todas las guerras las gana Estados Unidos (en este repaso son pocas sus derrotas), pero muchas veces las consecuencias de una victoria son dolorosas y generan mucho más en lo negativo que en lo positivo.
Este es un tema de control, poder y dinero, no de defensa de la democracia (no es por nada, pero la cantidad de veces que EUA ha puesto a un dictador o le ha defendido nos podría ocupar varios artículos como este) ni nada que se le parezca, no nos engañemos tampoco con eso.