JdM: minirreseña de «Cat Box»

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Juego de mesa Cat Box - carátula.

Como minirreseña de hoy, toca «Cat Box», juego diseñado e ilustrado por Aza Chen en 2015, publicado originalmente por Li-He Studio, TWOPLUS Games y Zhiyanjia; traído a España en 2017 por Second Gate Games.

A los gatos les gusta jugar con las cajas y hay que ayudar a nuestro gatete a ocupar la mayor cantidad posible de cajas. ¿Qué más se puede decir?

Juego competitivo de juntar gatitos que están metidos en cajitas mostrando rostros muy monos. Vamos al lío:

Características principales

  • Tipo de juego: cartas.
  • Mecánicas principales: colocación, agrupación y roles ocultos.
  • Jugadoras: 2 a 5.
  • Duración: 15-30 minutos.
  • Nivel de azar: poquito.
  • Dependencia del idioma: nula.
  • Componentes: 60 cartas (48 de gatos, 6 de roles ocultos, 5 de ayuda y 1 en blanco), 25 fichas y los reglamentos.
  • Edad recomendada: 6 años o más.
  • Sobre el tema: no lo tiene pero tampoco lo necesita, las ilustraciones hacen su trabajo de hacerlo mono y atractivo.
  • Nota sobre los materiales: todo correcto.
Juego de mesa Cat Box - contenido.
Contenido de la caja.

Breve explicación

El objetivo del juego es acumular la mayor cantidad de puntos, que se consiguen teniendo visibles la mayor cantidad de tus gatetes y tener, además, un grupo numeroso conectado (salvo el perrito, que tiene otras condiciones). La partida finaliza cuando se juegan todas las cartas.

La preparación depende del número de personas. En partidas a menos de 4 personas, se cogen los 5 gatetes y se reparte 1 por persona bocabajo (por tanto, nadie puede ser el perro); a 4 y 5 se barajan las 6 posibles identidades (alguien puede ser el perrito). Este será el rol oculto y es lo que marca el objetivo de cada jugadora. Se barajan todas las cartas de «cat box», se descartan tantas cartas como indica una tabla según el número de personas y se coloca una de ellas en el centro de la mesa (que será la carta inicial). En partidas de 2 o 3, se reparten dos cartas por cabeza, en el resto de casos, 1 sola carta.

Las cartas pueden tener entre 3 y 4 gatos; la gracia está en que las cartas tienen dos caras; son los mismos gatos (3 o 4 de los mismos colores) pero en cada lado están distribuidos de forma distinta. Es importante que se respete qué cara ve cada persona (cara secreta) y qué cara enseña al resto de gente (cara pública).

Juego de mesa Cat Box - roles.
Los seis roles posibles.

El desarrollo de la partida es realmente sencillo: en su turno, la jugadora activa puede usar una de sus cartas (por la cara secreta) o una de las cartas de las rivales (por su cara pública); la coloca en la mesa respetando unas sencillas reglas: siempre se debe colocar una carta sobre otra u otras; las cartas con 3 gatetes pueden cubrir uno o dos espacios; las cartas con 4 gatetes solo pueden cubrir un espacio. Todas las cartas deben tener la misma orientación. La persona cuya carta fue usada, roba otra para completar su mano; se sigue en la dirección de las agujas del reloj. Ah, comienza la persona más joven.

La partida finaliza cuando se terminan las cartas (tanto del mazo como de las manos), todas las personas habrán jugado el mismo número de turnos. Se revelan las identidades (que a estas alturas raro será que no sepas qué es quién) y se cuentan los puntos. Para los gatetes, sencillo: 1 punto por gato visible y luego se cuenta el número de gatos en el grupo más grande, sumándose a la cantidad anterior. El perrito puntúa por cajas vacías (1) y por grupos de exactamente tres gatos (2). En cualquier caso, los grupos son de gatos conectados en horizontal o vertical. Gana quien más puntos tenga. En caso de empate, si el perro está entre las empatadas, gana el perrito; si no lo está, gana quien tenga el grupo más grande y si persiste el empate, se juega otra.

Tiene un modo avanzado donde se usan las fichas que no explicaré.

Juego de mesa Cat Box - despliegue.
Despliegue de ejemplo para 3.

Una opinión

Aza Chen tiene una serie de juegos de gatos en que la monería se escapa por todos los lados. Yo no soy una persona de gatos, pero en mi grupo sí que hay varias que lo son y adoran esos diseños. En este caso, el arte es un acierto, con los gatos en distintas posturas y siempre tiernos. Eso sí, el rosado y el morado tal vez sean demasiado cercanos en color (aunque por la postura se distinguen bien).

Es uno de estos juegos «honestos», que proponen algo de forma directa y sencilla; donde lo que hace, lo hace bien.

Tiene el extra de los dos lados por carta que es para mí especialmente interesante. Porque sí, dependes de lo que te toca… a ti y al resto; además, si sabes que hay unos gatos en una carta, igual te conviene tomarla solo para quitársela a otra persona (sea su propietaria o no).

Este tipo de juegos, en cuanto al espacio en mesa, son un poco incontrolables; pues puede comenzar a crecer para un lado donde ya no hay mucho espacio; fastidia un pelín cuando te comienza a limitar el espacio físico para la estrategia que quieres montar. Lo bueno de este título en concreto es que las cartas son contenidas (5*5 cm).

Lo de los roles ocultos, o pones mucho de tu parte poniendo en riesgo la puntuación final, o dura realmente poco; de hecho, algunas de las personas con las que he jugado desde su primera jugada dejan claro cuál es su gato. A mí sí me gusta jugar un poco al despiste, pero no es necesario. ¿Si fuera público el rol sería igual o más interesante? Creo que no; sobre todo a 4 o 5 por el tema del perro; y ese es un agregado interesante (personalmente, he disfrutado mucho siendo el guau guau).

El azar está presente, pero poco. En parte porque siempre tienes varias cartas donde elegir (entre 4 y 6), en parte porque solo hay 5 colores de gatos y casi siempre habrá algo que puedas jugar viniéndote bien. Pero sí que existe y, dado el tipo de juego que es, le sienta bien.

La interacción existe por partida doble: por cómo colocas cartas (puedes, literalmente, romper la zona rival; pero también simplemente tapándole un gato o rompiendo el desarrollo de su grupo grande) y por qué cartas coges (ese momento en que una persona roba una carta y se le iluminan los ojos, en mi caso iré de cabeza a coger esa carta para que no la pueda usar y, si puedo, le taparé algún gato de paso). En el modo avanzado la interacción aumenta sustancialmente. Además, puedes ir a lo tuyo esperando que te dejen un poco en paz o ir a confrontar con otra persona, prestándose también al siempre entretenido «comer la oreja» de las rivales («ponle ahí antes de que siga creciendo en su grupo» y cosas del estilo).

El juego es bastante táctico, no puedes hacer grandes planes porque dependes de las cartas presentes, pero sí deja espacio para ir calculando y planeando un par de turnos y qué hacer para reaccionar a lo que están poniendo las demás jugadoras.

Juego de mesa Cat Box - ejemplo de partida.
Ejemplo de partida a 3 personas.

Sobre qué tal escala, tal vez me esté adelantando un poco al hacer esta reseña (llevamos muchas partidas, pero a 3 y 4 personas), a 3 y 4 funciona muy bien, a 4 me ha gustado el tema de que pueda estar presente el perro y a 3 que tienes un poco más de control estratégico sobre la situación (más cartas visibles, menos turnos entre que pones y te vuelve a tocar, menos posibilidades de que te hayan fastidiado cien por ciento lo que planeabas). Prefiero no opinar sobre qué tal irá a dos o cinco pues no lo he jugado así.

En partidas a 3 y 4, el tiempo no se ha resentido mucho y ha durado sus 15 o 20 minutillos, teniendo algunos momentos de análisis parálisis (un poco absurdo, dado el tipo de juego que es, pero hay gente para todo), pero también vueltas que van como el rayo y un buen rato picándonos unas a otras; siendo una experiencia satisfactoria donde apetece echar otra inmediatamente (¡la revancha!) y a veces varias (claro, por eso en poco tiempo hemos jugado bastante).

El modo avanzado le otorga mucha más profundidad… pero no termina de cuadrar con lo que este juego ofrece. A mí sí me gustó, pero con quienes más ha visto mesa, contando la persona propietaria del título, prefieren jugar el modo básico porque el avanzado les «estorba», introduce variables y estrategias que en un juego simple y directo sobran bastante. Está muy bien que dicho modo exista, da más posibilidades y puede funcionar mejor con ciertas personas, pero creo que no es nuestro caso.

Hay bastantes juegos de este estilo, al final te quedas con el que te guste más tanto por tema como por estética, el que cuadre con la velocidad y el número de personas en que quieras jugar y con el grado de complicación. Este tiene su estilo y lugar dentro de los sencillos y monos.

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