Como minirreseña de hoy toca «¡Pingüinos!», un juego diseñado por Günter Cornett y Alvydas Jakeliunas, cuyo título original es «Pinguinas», publicado por Bambus Spieleverlag en el 2003 en perfecto alemán. Aunque la primera edición en castellano es de 2005, la caja que tenemos es la de 2015 de Edge. El arte de la primera edición es de Bernd Natke, muy distinto al de Sylvain Decaux que acompaña a las ediciones de FFG y sus licenciatarios desde 2011 (que corresponde con la caja que mostramos).
«¡El hielo se rompe!», comienza la introducción de la hoja de instrucciones. Somos pingüinos compitiendo por los escasos peces que hay, bloqueándonos y demás, mientras el tablero desaparece bajo nuestros pies.
Con esta simpática premisa y un apartado gráfico que (ahora) recuerda a «Los pingüinos de Madagascar», tenemos un juego competitivo de 2 a 4 personas con duración muy contenida. Vamos al lío:
Características principales
- Tipo de juego: familiar, abstracto, combinacional.
- Mecánicas principales: movimiento, reducción de mapa y tablero variable.
- Jugadoras: 2 a 4.
- Duración: 20 minutos (contando preparación).
- Nivel de azar: nulo durante la partida (solo al colocar el tablero).
- Dependencia del idioma: nula.
- Componentes: 16 pingüinitos (4 por color), 60 losetas hexagonales (con valores distintos) y la hoja de reglas.
- Edad recomendada: 8 años o más (se puede jugar con menos).
- Sobre el tema: es un abstracto al que le han pegado un tema que le sienta bien, sí te sientes «cogiendo» los peces que, finalmente, son los puntos al final de la partida.
- Nota sobre los materiales: las losetas y los pingüinitos son pequeños, como la caja y el precio. Las losetas tiene un grosor e impresión bueno y las miniaturas de las aves son simplemente geniales.
Breve explicación
El objetivo del juego es tener más peces que las demás jugadoras. La partida finaliza cuando ningún pingüino pueda moverse (esto significa que casi no queda tablero).
La preparación, aunque sencilla, es un rollo. Es lo peor del juego. Se barajan las piezas y el manual dice que las coloques bocabajo en filas alternas de 7 y 8 losetas, dándoles la vuelta luego. No hagan eso. Barajen la fichas como quieran (en la caja o una bolsa) y pónganlas directamente bocarriba, que si no gastarán más tiempo colocando que jugando. Aún así, es lento (tardamos más de 3 minutos en esta operación, cronometrado). Cada jugadora coge un número de pingüinos de su color (2 si son 4 jugadoras, 3 si son 3 y 4 si son 2 jugadoras). Por orden de turno, cada jugadora pone uno de sus pingüinos sobre una loseta que tenga un solo pez. Una vez que están todos los pingüinos, ¡comienza el juego!
El desarrollo de la partida es bastante rápido. En cada turno, la jugadora activa está obligada a mover uno de sus pingüinos. El movimiento es en línea recta por cualquiera de los seis lados de la loseta que ocupa. Se puede desplazar tantas casillas como quiera, con dos restricciones: no puede saltar «huecos» en el tablero y no puede saltar a otras fichas de pingüino (propia o extraña). La jugadora activa toma la loseta que acaba de abandonar, dejando un hueco en el tablero. Le toca a la siguiente jugadora en el sentido de las agujas del reloj.
Así se va jugando hasta que ningún pingüino se pueda mover, en ese momento finaliza la partida. Cada jugadora retira a sus aves y toma la placa sobre la que está parada en ese momento. Las losetas que nadie tomó se quedan ahí. A contar los puntos: las losetas tienen 1 punto (hay 30 así), 2 puntos (hay 20) o 3 puntos (10), simplemente hay que sumar todos los peces obtenidos. Quien tenga más peces, gana. En caso de empate, gana, entre las empatadas, quien tenga más losetas; si el empate persiste, se comparte la victoria.
Una opinión
Este es uno de esos títulos que muestran cómo se puede construir un buen juego con un par de conceptos. Y ser bonito. Hay ediciones más grandes (en cuanto a los pingüinos, losetas y, claro, caja), pero creo que esta es más que adecuada (sobre todo porque el precio acompaña), de hecho, prefiero, de lejos, los juegos contenidos en espacio.
El aspecto de estas ediciones, en cuanto a las miniaturas, me parece un acierto enorme. Claro que lo digo como seguidor acérrimo de los pingüinos de Madagascar. Son cuatro poses distintas, además. Le da un toque de humor y ligereza que acompaña al juego muy bien; creo que sin ese aspecto, en algunos ámbitos donde lo he sacado (con gente de 8 a 10 años), no habría visto mesa.
Al ser un juego combinacional, el azar no está presente. Bueno, salvo en la disposición inicial del tablero, pero es igual para todas y no vuelve a cambiar. Todo dependerá de cómo muevas tus fichas y qué hagan las rivales. Al irse retirando placas del tablero, el bloqueo es doble (con tus fichas y con los huecos); con esto tenemos un juego de interacción indirecta pero dura, que deja un buen espacio para la estrategia (sobre todo a 2).
El juego escala muy bien, pero no deja las mismas sensaciones según el número de personas sentadas en la mesa. A 4 es más táctico que estratégico, a 2 es más estratégico que táctico. Quiero decir, a 2 puedes planear bastante bien qué harás y pensar en qué hará la otra persona, volviéndose un toma y daca muy interesante. A 4 es difícil prever todos esos movimientos, además, dispones de menos peones, con lo que hay más huecos y bloqueos que no controlas, siendo muchísimo más táctico (ir reaccionando a las circunstancias cambiantes), sin dejar de lado ciertas líneas estratégicas (con este bloqueo esta zona y con este otro pingüinito me divierto con esos peces de allá). Creo que por esto mismo las partidas son más rápidas cuanta más gente haya.
El juego tiene una duración contenida y si las jugadoras no tienen mucho «análisis parálisis» en 10 minutos se liquida, dando partidas tensas y bastante igualadas hasta el final, dos cosas bastante importantes dado el tipo de juego.
El problema principal lo veo en la preparación. En un foro que frecuento mucho (Darkstone) lo ponía como ejemplo de juego que sacaría más si no fuera por la preparación. Que sí, que son «solo» 3 minutos (algo más, cronometrado), pero es que hablamos de partidas de 10 o 15 a lo sumo. Además, si lo preparamos como dice el manual, nos vamos a 5 minutos mínimo. A veces parece que estás más tiempo montando y contando puntos que jugando; no es cierto, pero deja esa «sensación». El tema es que esto no tiene fácil solución.
En todo caso, es un juego que «pica» y que al menos dos partidas seguidas se jugarán, pero, por contra, es el típico que se guarda y no sale durante un buen tiempo. Creo que da partidas distintas entre sí pero tal vez no lo suficientemente diferentes. En todo caso, me parece un gran juego.
(Extra: cuando un amante de los abstractos como iMisut habla bien de este juego, por algo es).
Un comentario en «JdM: minirreseña de «¡Pingüinos!»»