Libertad de expresión y libertad de información son dos derechos íntimamente ligados, pero no son lo mismo. Libertad de prensa y libertad de empresa, en los sistemas capitalistas, ha comenzado a confundirse de forma incorrecta: el que una empresa haga lo que le dé la gana con un medio de comunicación no tiene por qué ser bueno, por ejemplo, puede conducir a impedir que salga determinada información a la luz pública -lo cual vulneraría el derecho a estar informado por parte de los ciudadanos, que es la contraparte del derecho informar que tienen los profesionales de la prensa- o censurar a sus «opinadores» contratados -contra la libertad de expresión-.
El que solo un grupo pueda controlar casi toda la prensa de un país no fomenta, en ningún caso, la libertad de información, incluso puede considerarse, sin problemas, contrario a la misma -tampoco es dos más dos, conste-. Sobre todos estos aspectos ya hablé hace un par de meses -unas reflexiones sobre lo de El Comercio, Correo, Epensa y La República-, y no quiero repetirme. Traigo a colación todo esto por una nueva nota en El Comercio, donde directamente se manipula: «Ollanta Humala lanzó una velada amenaza contra la libertad de expresión».
Esperen, lo que Humala hizo fue, simplemente, recordar que ahora no se prohíbe el acaparamiento por parte de un grupo de la prensa escrita, pero que eso puede cambiar. ¡No es una amenaza contra la libertad de expresión! No dice que se pondrá límites a lo que se pueda opinar -más allá de los existentes- o que existirá un método de censura previa -algo que, sin sentido, han dejado caer los de El Comercio cuando hablan de este tema- o, en un sentido impropio, a lo que se pueda informar.
No confundamos los términos; si quieren -y como mucho- sería contra la «libertad de empresa», pero como lo sería, de la misma forma, el prohibir los cárteles, monopolios y formas de abuso de posición dominante -sigue habiendo gente que defiende esas fórmulas como decisiones libres entre las empresas-.
Además, les recuerdo que el precepto constitucional establecido en el art. 61º de la Carta Magna -cuya lectura fuerza El Comercio para excluir lo que literalmente dice- ya prohíbe la acaparación del mercado de la prensa, aunque ahora no esté regulado más allá de la radio y televisión por señal abierta; no se puede «amenazar» cumpliendo con la Constitución.
Excurso: El Comercio sigue hablando de «asociación» cuando es «adquisición», «compra», o similar. Eso también es manipular, señores, porque el lenguaje es importante.