Hace unos días en Perú estalló la polémica tras la aprobación por el ejecutivo de Ollanta Humala el Decreto Legislativo nº 1150, que regula el régimen disciplinario de la Policía Nacional del Perú (PDF del cuadernillo de normas legales de El Peruano, corrección de errores publicada el 14 de diciembre). ¿Por qué la polémica? Porque contiene normas homófobas. Con la máxima sanción posible (pase al retiro del policía) se sancionan las «relaciones entre personas del mismo género» cuando causen «escándalo o menoscaben la imagen institucional» (está el tipo entre las infracciones muy graves contra la institución), al mismo nivel que pertenecer a . Ojo con la conjunción «o», porque en este caso parece disyuntiva (se podrá sancionar tanto por un escándalo, aunque no «menoscaben la imagen» como por menoscabar la imagen -a entender del que aplica la sanción- sin que medie escándalo). Pero no solo es una norma contraria a la libertad e identidad sexual de los homosexuales, sino fuertemente conservadora en general, y reaccionaria en particular, por ejemplo sanciona las relaciones extramatrimoniales entre los agentes de la PNP («que causen escándalo o menoscaben…»), teniendo mayor castigo que maltratar a la pareja o padre o hijo. La norma, además, coarta la libertad de expresión de los miembros del PNP (se prohíbe «difundir ideas» que vayan contra la «cohesión institucional», siendo muy grave). Y se repiten los vicios del reglamento de 2009 que este presidente prometió corregir.
Algunos congresistas, increíblemente, han defendido el decreto legislativo, señalando que no es homófobo sino una suerte de realismo trágico, que en el fondo los homosexuales no deben estar ni en la policía ni en el ejército (como el fujimorista Carlos Tubino, cuyo argumento se basa en que un homosexual no puede ser líder porque la sociedad no lo ve como líder, cosa absurda pues no todos los policías y militares tienen perfil de «líder» en ningún sentido, además, también afirmó que era un tema de disciplina -no de liderazgo-, y para mantener la misma no se podía admitir homosexuales), y todo esto en contra de lo que está diciendo el propio Tribunal Constitucional. Al menos otros congresistas, como Luis Ibérico (Alianza por el Gran Cambio) ven la norma claramente discriminatoria.
La norma es homófoba por un simple elemento: No castiga igual una relación heterosexual que cause escándalo de una homosexual que lo cause (ahora bien, ¿por qué una relación escandalosa fuera de servicio y sin uniforme debe ser tenida en cuenta para un «castigo» del tipo que sea? eso lo dejo de tarea para otro momento). Más aun, no castiga la relación heterosexual escandalosa por sí misma en ningún caso (si es una relación forzada, por ejemplo, si la castiga), mas sí la homosexual.
Lo voy a explicar mejor: En todos los supuestos donde una relación sexual está castigada sin indicación específica sobre el sexo de los implicados se está valorando de la misma forma dichas relaciones (igualdad), y son varios los apartados del reglamento que condenan conductas sexuales de esta forma; pero cuando incluyes un tipo como infracción muy grave (con la misma sanción que pertenecer a una organización criminal o cometer un delito flagrante) que se fija solo en las relaciones homosexuales, se comete un acto de discriminación sexual de libro.
La policía del Perú, como el resto de fuerzas y cuerpos de seguridad, deben defender el Estado de Derecho, y eso parte defendiendo la constitución, si las instituciones mantienen normativa discriminatoria, se atenta directamente contra el art. 2º punto 2 de la constitución, en otras palabras, el reglamento aprobado por este gobierno no sirve para que la Policía pueda cumplir su papel, más bien fuerza a la institución a incumplirlo. ¿Saben qué menoscaba la imagen de la institución? Este reglamento.
En Perú nos queda mucho que andar para conseguir una sociedad sin, bueno, casi todos esos males como la homofobia, el machismo, racismo, clasismo, entre otras lacras retrógradas, el gobierno debe ser vanguardia al evitar que esos prejuicios se mantengan, no debe ser la retaguardia donde se refugian los elementos más reaccionarios, y reglamentos como este es darle una trinchera de lujo a esos homófobos que aun son mayoría en nuestra sociedad.
Para acabar: La ministra de la mujer, Ana Jara, reaccionó dejando un mensaje en una red social… Esto… Señora ministra, usted es miembro del gobierno, usted está detrás de la aprobación de esa norma (como todos sus compañeros del Consejo de Ministros), si creyó que no debía ser aprobada, teniendo usted el cargo que tiene, debió denunciar el contenido de lo aprobado tras dimitir del puesto. Pero no, hasta que no saltó a la prensa no dijo nada, y luego solo un comentario de bar. ¿Es que, señora ministra, no conocía el contenido de la norma que su gobierno aprobó?
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