Matrimonio, lo demás es maquillaje

Carlos Bruce vuelve a insistir en un tema que ya presentó en el pasado: las uniones civiles entre personas del mismo sexo (del que hablé en su día; proyecto no aprobado y archivado en la comisión correspondiente –pdf-). En realidad, la timorata propuesta de hace tres años del congresista se basaba en un acuerdo contractual de contenido netamente patrimonial (y fue rechazado por poder hacerse ya con otras modalidades de comunidades de bienes), ahora va más lejos y plantea una «Unión Civil no Matrimonial para personas del mismo sexo» (Proyecto de Ley 02647/2013-CR). Ya comenzamos mal. Primero: ¿por qué una unión civil solo para homosexuales? La verdad es que, ya puestos, se puede regular también para heterosexuales en la misma norma (no, tampoco es lo mismo que una unión de hecho); segundo: ¿de verdad hacía falta lo de no matrimonial en el propio título? Si es una «unión civil» y no un «matrimonio» queda claro, desde el nombre, su contenido no matrimonial.

El proyecto de ley (PDF), aunque parezca un avance (bueno, lo es, sería un pequeño paso a lo actualmente existente, y en algunos países -como Francia- ha sido el paso previo para conseguir el matrimonio igualitario), es un despropósito. Una muestra clara de por qué es más fácil simplemente regular la institución inscribíendola dentro del matrimonio existente. Todos esos «listados», normas y demás ya las tenemos en el matrimonio, con lo que se está generando una legislación redundante… O lo sería si realmente diera los mismos derechos y deberes.

Estas normas, además de ser inútilmente redundantes (en sus requisitos, derechos y deberes, al menos en muchos de ellos), dan exigencias que para el matrimonio no hay (dos años de convivencia, por ejemplo, ¿se imaginan que se exigiera para el matrimonio? no estaría del todo mal) y no generan derechos básicos que es de lo que se trata: porque la adopción es fundamental para la constitución de la familia. Ojo, no solo por la adopción de un «total extraño», sino por la adopción de la prole del «compañero civil» (como los denomina el proyecto).

Lo más rescatable del proyecto es la exposición de motivos, la verdad es que serviría, en gran medida, para defender directamente el matrimonio homosexual (básicamente los deja como dos opciones igualmente válidas ante un vacío existente al no regularse la pareja estable entre personas del mismo sexo), en estos casos resulta mucho más simple, equitativo y justo tratar la misma circunstancia (dos personas que quieran establecer un vínculo contractual-institucional de forma estable con el objeto de «mantener una familia») bajo la misma institución (el matrimonio, por si no lo han pillado); y así no generamos dobles instituciones que traen disfuncionalidades (aunque partan de una redacción similar, luego cada una baila con su pañuelo). Son temas en los que ya he insistido en otros momentos.

Entiendo que en un Perú en que aún tenemos normas homófobas (aprobadas por el gobierno actual), con legisladores filofascistas que no merecen más comentario, con ministros homófobos (¿cómo que Unión Civil sí, pero que no entren en la Policía? por favor) resulta patético que este proyecto sea lo más «avanzado» que se pueda presentar sobre esta materia (que «se pueda» no, que se atrevan a presentar), y que la ministra de la mujer como mucho diga «no pueden existir temas tabú, menos en democracia»… ¿De verdad estamos tan atrasados? Viendo algunos comentarios en las notas que enlazo de El Comercio, pareciera que sí. Pero me resisto a creerlo.

Claro, la otra opción es que deroguemos el matrimonio también para los heterosexuales y las uniones civiles sean la fórmula jurídica para todas las parejas, sean o no entre personas del mismo sexo.

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