El gobierno, aceptando los dictados del «mercado» (como siempre), ha decidido hacer un «tijeretazo» en el gasto público en un afán desesperado por bajar un déficit que por primer año, tras muchos de férrea disciplina fiscal, se ha disparado. ¿En qué han recortado? Pues en inversiones (fin de la política keynesiana aplicada hasta el momento, y la patronal feliz, aprovecha para pedir privatizaciones), salarios y gasto social de distintos tipos. Dentro de ese gasto social destaca la congelación de las pensiones no contributivas, la eliminación de la ayuda a las madres mediante pago único (llamado cheque bebé), el fin de la retroactividad de las ayudas por dependencia, reducir la ayuda para el desarrollo exterior, entre otros (como sanidad).