Inmigrantes y burbuja inmobiliaria

Grandes afirmaciones requieren de grandes pruebas. Entiendo que, en un programa de radio durante una tertulia, sea difícil siquiera citar las pruebas que se tienen para realizar una de esas sentencias que llenarían titulares si un líder político las propinara. En «Días como Hoy», programa matinal de Radio Nacional de España, una de las tertulianas (que suele ir una vez a la semana, que está adscrita a la FAES), cuyo nombre no recuerdo, en medio intercambio de «y tú más» con un socialdemócrata sobre cuándo se originó la burbuja inmobiliaria en España soltó la perla doble (no es totalmente literal, no tengo tanta memoria): «el bum inmobiliario se dio por los pensionistas europeos que compraron pisos en España y por la política de Zapatero de «papeles para todos»». Toma ya.

He entrado a la web de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) para buscar estudios más o menos recientes que «prueben» dicha afirmación, pero no he encontrado nada concreto (claro que, por otro lado, he encontrado una publicación de «Indicadores», de 22 de enero, que compara datos de marzo del 2004 con diciembre de 2009, señores, no se pueden comparar determinados datos económicos en trimestres diferentes, por el fuerte componente estacional que tienen).

Pues bien, es innegable, por un lado, que la inmigración tiene un efecto de aumento sobre la demanda de viviendas, no necesariamente por la «compra» realizada por los inmigrantes (que fundamentalmente viven de alquiler), sino por parte de particulares españoles que ven negocio en comprar y vender como en comprar y alquilar. Ahora bien, el único proceso de regulación realizado por el actual gobierno de España fue en el 2005, y se trató de una normalización de los documentos de los ya residentes (estancia mínima demostrable de seis meses y contrato de trabajo), esto es, básicamente de las personas que ya estaban en España al momento de ser elegido el PSOE.

El proceso donde más creció la inmigración (relativamente hablando) fue de 1996 a 2005, entre el 2000 y el 2003 la tasa de variación de inmigrantes fue del 188,3% (se pasa de 0,9 millones a 2,66 millones), mientras que del 2005 al 2008 la tasa de variación fue del 39,9% (de 3,7 millones a 5,2 millones), en términos absolutos, en el primer periodo (el del PP) encontramos 2,76 millones más de habitantes gracias a la inmigración, en el siguiente tramos 1,5 millones de personas agregadas; y hablamos de inmigración en términos generales, contando a los ciudadanos de la UE (a los que no se les puede limitar el acceso), de regulares e irregulares, así que difícilmente se puede encontrar una consonancia entre una teórica postura de «papeles para todos» (que, además, jamás existió) y el aumento del precio de vivienda, siquiera entre el aumento de la demanda (por cantidad, mayor habría sido en el periodo del PP que en el del PSOE).

La burbuja no se debe, en este sentido, a una política gubernamental de atracción de inmigrantes o de permisos de trabajo para todos los que quisieran (ya desde el 2003 se avisaba de la burbuja inmobiliaria, así que no se puede relacionar con políticas migratorias de un gobierno que entra en el 2004).

El otro argumento está en los pensionistas que vienen de la Europa avanzada al sol y playa españoles, fundamentalmente alemanes e ingleses, estos dos grupos y ese tipo de inmigración solamente explicaría el aumento del precio de la vivienda en las zonas donde se concentran, básicamente en zonas canarias, baleares y del levante, y no en el resto de España.

Si para el resto de España la explicación de «bum» inmobiliario está en la inmigración del «papeles para todos» (ojo, no dice «los inmigrantes», que sí son un factor demográfico, no el único ni el principal de la burbuja, pero sí un factor de los tantos), que no fue real, habría que revisar el crecimiento del precio durante los periodos en que el Partido Popular gobernante llevó acabo regularizaciones masivas (porque se habla como si el PSOE hubiese sido el único en realizarlas) o, lo que es mejor, contar cuándo ingresaron a España (como digo, mucha vivienda se destina a alquiler de «sin papeles», y esto lo hacen fundamentalmente españoles que luego, además, no declaran sus ingresos por el alquiler), en el caso de la normalización realizada por el gobierno de Rodríguez Zapatero (que sacó de la invisibilidad a casi un millón de personas, que pasaron de trabajar en negro a cotizar a la seguridad social) entraron fundamentalmente durante el último periodo del PP.

La inmigración no está vinculada a leyes más o menos permisivas (o al cumplimiento de las mismas), sino países como Estados Unidos no tendrían inmigración irregular (y es el país que más «ilegales» tiene), más bien, tiene un vínculo fuerte con el ciclo económico y la expectativa de ganancias en el país de destino al margen de otras consideraciones (la política del gobierno, aunque sobre el papel se ha endurecido, ha ido por detrás de la desaceleración de la entrada de inmigrantes a España, vienen menos cuanto peor está la situación), y no es, por supuesto, la única causa.

Si seguimos en la línea de vincular la inmigración con el aumento del precio de vivienda (como única o principal causa), teniendo en cuenta la regularización realizada en el 2005 y las políticas migratorias de Rodríguez Zapatero (que son bastante duras, no sé de dónde se saca el PP lo contrario), encontramos, por ejemplo, que el precio de la vivienda entre el 2004 y el 2005 (año de la regularización) fue, según la sociedad de Tasación, del 10,1% (8,3 puntos menos que entre el 2003 y el 2004), y del 2005 al 2006 la tasa de variación fue del 9,8% (la vivienda sigue subiendo, pero a menor ritmo que en el periodo anterior), si nos fijamos en la oferta, en el 2003 se programaron 700 mil viviendas, en el 2005 800 mil, el mismo número que en el 2006, esto es, las políticas migratorias del gobierno no pudieron aumentar el precio de la vivienda «tanto» como deja caer la tertuliana vinculada a la FAES. Más bien, viendo los datos agregados, con esas políticas el precio subió menos que sin ellas, y no estoy diciendo que las políticas redujeran el precio, ya que, más bien, argumento que no hay relación directa fuerte como la planteada por la tertuliana (el demográfico es un factor que NO explica la burbuja, explica un aumento, sí, pero no la burbuja).

Más aun, el mayor crecimiento de la vivienda no se ha dado con el gobierno de Rodríguez Zapatero, por algo tan sencillo como que la burbuja ya estaba demasiado hinchada (insisto en fechas anteriores, cuando surge esta preocupación Álvares Cascos se enorgullecía del aumento desmedido del precio porque eso significaba que «los españoles pueden pagar esos precios») y porque la economía española ya daba síntomas de «cansancio», con un crecimiento más lento que en años anteriores, y porque otros factores importantes en el precio de las viviendas hacían más difícil su adquisición, el Euribor tras una importante bajada desde el 2002 a una importante subida en el 2006 (y esto está más reflejado en los precios de las viviendas que, por ejemplo, la inmigración).

Así entre el 2000 y el 2003, según los datos del Ministerio de Vivienda, el precio medio en España sube un 54,52%, mientras que entre el 2005 y el 2008 el precio de la vivienda aumenta en 10,48%. Si miramos el periodo tras el fin de la burbuja (2007-2008), encontramos que los inmigrantes han aumentado en un 15,5% y el precio ha caído un 3,36%, y eso que el aumento de inmigrantes en el periodo mencionado fue mayor que el año anterior (por más de seis puntos), con lo que en la lógica de esa tertuliana tendría que haber o aumentado los precios o mantenido los mismos.

Dos de los tipos de residencia que más hincharon la demanda agregada de viviendas fueron las adquisiciones de segundas residencias (3,6 millones en el 2003, uno de cada once españoles) y de viviendas rústicas, en ambos tipos de viviendas los inmigrantes (el tipo de inmigrante que necesita que le «den papeles», a los que hizo referencia la tertuliana) no pinta absolutamente nada, más bien son «negocio» (como inversión a largo plazo o para alquiler) u «ocio» de los residentes españoles, no de los inmigrantes, ni siquiera relacionados con los «pensionistas» de la UE, sino con los «turistas», uno de los motores de la economía española (y desde etapas tan lejanas como los años sesenta y el «Spain is different»).

Con todo esto qué quiero decir, al igual que en su día salté contra un argumento esgrimido por los socialdemócratas («la ley del suelo de Aznar es la culpable de la burbuja», decían o dicen), hoy salto contra un argumento radicalmente falso (tal cual fue planteado) y xenófobo (ya basta de echar culpas a quien no la tiene, ¡qué fácil es acusar a los inmigrantes de todo!), así como fuertemente desinformador:

¿La política migratoria del PSOE está siendo o fue «pro-imnigrante»? ¡Realmente no! ¿Durante el gobierno de RZ ha aumentado tanto la inmigración que los precios se dispararon? Pues los números dicen lo contrario, el crecimiento de inmigrantes, si bien alto, fue menor que en periodos anteriores, y el crecimiento del precio de la vivienda también fue menor del 2005 en adelante que del 96 en adelante, o si se prefiere, del 2000 hasta el último año completo con el PP, en otras palabras, que las políticas de RZ con respecto a la inmigración poco o nada tienen que ver con la burbuja.

Si hablamos de una burbuja inmobiliaria, como ya sabemos que ha pasado, estamos hablando de un crecimiento del precio por encima del real basado en la especulación, si bien los inmigrantes (como factor de crecimiento demográfico) influyen positivamente en el precio de la vivienda (aumentan la demanda), así como el precio del dinero (los tipos de interés) no generan una «burbuja» por sí mismos (aunque el precio aumente), así pues, pudo haber un crecimiento de la demanda por la inmigración (no solo la producida durante el actual gobierno, como digo, fue mayor tanto en términos relativos como absolutos la producida de 2000 a 2003), esta fue menor que el crecimiento de la oferta por parte de los promotores (en España hubo y hay exceso de oferta, hay muchas viviendas vacías, o sea, hay un gran stock), ahora bien, se «invertía» en ladrillo, así en el 2003 ya era el 8% del PIB mientras que en los países avanzados fluía entre el 3 y el 5% de este indicador (así podemos observar el alto número de «segundas residencias», superando con creces la media europea, en alguna provincia había más viviendas que personas -Ávila-).

Para Miguel Sebastián como para otros economistas, ya en el 2003, aseguraban que solo parte del aumento del precio se debe a factores «razonables» (aumento demográfico, aumento de demanda para segunda residencia, etc.), otra parte es por «efecto euro» (gasto en consumo y vivienda del dinero en metálico guardado, en vez de «canjearlo» por euros, una de las explicaciones del disparo de la inflación al adoptar el euro, efecto finiquitado en el 2002 teóricamente) y el resto es pura «burbuja», o sea, en palabras del citado economista, «el aumento de la demanda debido a la propia expectativa de aumento de precios, un proceso de expectativas self-fulfilling que suele desembocar en una espiral de precios insostenible». Para el 2003, nos dice, el aumento del precio ya es «burbuja pura» (ese año la vivienda aumentó un 18,5%, el dato más alto registrado).

¿Tiene RZ algo de culpa en la burbuja inmobiliaria? Claro, sin dudas, no haberla parado, sobre todo porque contó en su equipo con economistas que llevaban años avisando sobre la misma (lo cual tiene delito), y una vez en el poder se hizo el desentendido y no quiso matar a la gallina de los huevos de oro (la construcción) hasta que fue demasiado tarde (y explotó la burbuja), pero en ningún caso tiene responsabilidad en el aumento de precios por medio de su política inmigratoria, que es lo que la tertuliana de la FAES dijo.

Un comentario en «Inmigrantes y burbuja inmobiliaria»

  1. El real problema es que ZP cambió la gallina de oro inmobiliaria por la gallina de oro de la seguridad social, dejándola vacía en favor de tus defendidos.

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