Supa, Mariátegui y el Congreso

Y explotó. Uno que está tranquilo visitando las tierras del Cid y todo explota en el patio trasero, Mariátegui, por enésima vez (véase el recopilatorio de José Alejandro Godoy en Desde el Tercer Piso), ataca a una congresista que no le cae especialmente bien, la humilla y demás, con el fin, según se defiende el director de Correo, de demostrar el bajo nivel del Congreso y defender, como hace, que se exija grado académico para ser representante de la nación.

Formas y fondo

Es importante, en este caso como en muchos otros, diferenciar la forma del fondo. Si la idea de Mariátegui era iniciar un debate sobre la formación de los congresistas, la necesidad de que tengan un determinado grado académico y demás para defender, a su vez, la mejora de una institución completamente desacreditada, no entiendo que el artículo se centre tanto en la congresista del Partido Nacionalista Peruano, y que se haga con cachita y saña. Solo con ver el título y el subtítulo del artículo, «La congresista no tiene quien le escriba» y «Urge Coquito para congresista Supa» respectivamente, queda patente que las malas formas priman sobre lo que el director dice que fue la intención de la portada, editorial («Supa no Supo») y nota.

Una imagen no vale mil palabras, cuando se asegura en el artículo que «[…] sus limitaciones en cuanto a ortografía y sintaxis dejan mucho que desear. Las tomas obtenidas del cuaderno de notas de la mujer de 49 años hablan por sí solas» se miente, se da a entender algo que no es cierto. Por un lado estamos hablando de notas al vuelo (que levante la mano quien tome notas completamente pulcras, sin faltas y con sintaxis perfecta), por otro, mal que bien, la labor de los congresistas distan mucho de ser la de los académicos de la lengua. La foto busca, única y exclusivamente, justificar un artículo en que se hace burla de la congresista.

Sin ir más lejos, el que tome notas en una intervención del Presidente del Consejo de Ministros es usado con sarcasmo en el primer párrafo («cual eficiente estudiante»), en vez de, por ejemplo, dejar claro que una persona con dificultades con el manejo del idioma está no solo atenta a lo que dice Simon, sino que hace lo que se le pide que haga por su cargo, tome notas, para poder luego preguntar sobre lo que le ha llamado la atención, valorar o lo que corresponda. En cambio, gracias a la redacción elegida por Correo (las formas), parece que está «tomando apuntes de clase».

«Fue empleada del hogar» y «Un trabajo muy flojo presiden» titulan secciones del artículo que buscan no discutir el fondo que el director del periódico asegura que existe en dicho artículo, sino, simplemente, desprestigiar a la congresista. Y digo busca, porque, por mi parte, no me parece relevante como algo negativo que la congresista fuera empleada del hogar (más mérito para ella), pero se pone como «dios mío, tenemos una congresista que fue empleada del hogar». Ese párrafo, el de fue empleada… pone en relevancia parte de la ideología de la congresista así como otros líos que ha tenido. Lo raro es que, si se habla -como dice Mariátegui- de la poca educación y cómo mejorar el congreso exigiendo un grado, no se ponga en evidencia los problemas que han tenido todos los que sí lo tienen en el Congreso, porque Supa no es, ni mucho menos, la única con peleas idiotas, con insultos, con malos modos, con protestas altisonantes, y sí es, por otro lado, alguien a la que no se le conoce hecho de corrupción, que ya es más que a muchos de sus compañeros (ojo, es la corrupción lo que más desprestigia al Congreso, no la falta de educación de uno de sus miembros).

El trabajo legislativo de Supa se valora por el tipo y cantidad de proyectos de ley. Cojonudo. Seguimos siendo tan estúpidos como para pensar que los congresistas valen según la cantidad de proyectos que firman. Por eso tenemos tantos, muchos de ellos que se repiten hasta el cansancio, por eso las bancadas presentan 3 o 4 proyectos consecutivos en la misma línea de reforma, por ejemplo, de la Constitución, en vez de presentar uno que abarque todos los temas que buscan el mismo fin (luego, si eso, que el articulado se vote por separado). Con esa mentalidad no vamos a ninguna parte.

No se valora cuales son los aportes reales de la congresista en los 43 proyectos que firma, no se valora el tipo de intervenciones que tiene en el debate parlamentario (más importante, para mi gusto, en un congresista de la oposición que la cantidad de proyectos «propios»), no se valora, por supuesto, que ella haya conseguido que el quechua se ponga sobre la mesa en el debate nacional con todo, por otra parte, el tema de la discriminación cultural. Nada de eso. Correo solo habla de número de proyectos. Solo se pone, fuera del contenido del artículo, como dato extra, que Hilaria Supa, en el 91, impulsó la alfabetización de mujeres campesinas, ¿por qué eso no está en el artículo para poner en evidencia que esa mujer colabora o ha colaborado en que se aumente la alfabetización en el Perú en un artículo que se supone busca hablar del grado académico como medio para mejorar el Congreso?

En la editorial del 23 de abril, además, quien la firma asegura que Hilaria Supa ni lee ni quiere mejorar en sus capacidades académicas, a lo primero llega como conclusión de la mala ortografía de la congresista, a lo segundo no sé cómo. Sobre lo de «no quiere mejorar», pues mal vamos, la verdad es que, en lo que se refiere a la comunicación en español, Supa ha mejorado mucho en el tiempo que lleva en el Congreso. Sobre lo de la ortografía y la lectura, primero, habría que decir «lectura en castellano» (porque si la congresista lee libros en quechua eso en nada mejoraría su escritura en español), y por otro, eso no es del todo cierto. O sea, sí hay una relación más o menos directa entre lectura y buena ortografía, pero no es absoluta. Y me pondré de ejemplo, y disculparán la falta de modestia, yo leo realmente bastante, y tengo una ortografía francamente mala, consulto contínuamente el diccionario y aun así pego durísimas patadas al diccionario. El director del periódico solo quiere atacar a Supa, ni más ni menos, por más que él diga que plantea otra cosa.

Elitismo para el Congreso

El debate, fuera del artículo discriminatorio que sí firman en Correo, podría ser interesante. De entrada diré que pedir un grado académico a quienes se presentan al congreso no solucionaría absolutamente nada, no ayudaría a mejorar nuestras leyes, no mejoraría la imagen del hemiciclo (si eso, se vería como algo más inaccesible y alejado del pueblo), no favorecería el debate (la titulación académica no tiene que ver con el debate, no por sí mismo) ni, mucho menos, mejoraría el carácter democrático del Congreso. Ya hemos tenido larguísimos periodos con voto censitario, no sirve de nada. Ah, sí, sirve para que la derecha se siente más cómoda, con gente como uno, que le llaman, para que la mayoría no esté representada. Más aun, yo quitaría los requisitos de edad, no aportan nada. Tanto para el Congreso como para la presidencia.

Mariátegui, para demostrar su punto, afirma: «Y es indiscutible que una persona con una instrucción tan, digamos, elemental -siendo generosos- poco puede aportar en la elaboración de leyes». ¿Cómo que no? Puede aportar justamente la representación y punto de vista de la gente a la que representa (y perdonen la redundancia), la que votó por ella, y una realidad que conoce de primera mano, no solo porque la visita de cuando en cuando -como muchos señores congresistas- sino porque es o ha sido parte de dicha realidad. Lo que aporta gente como Supa, mal que bien, es lo que se espera de un congresista, que sea representativo.

El director de Correo sugiere que tener poca formación académica en castellano (sí es relevante, aunque para el director de Correo no lo sea, que nos refiramos a una quechuahablante, y se le esté juzgando por su manejo del español) limita la capacidad reflexiva, y que «[u]na persona así posiblemente sólo se va a limitar a repetir lugares comunes, a oponerse a todo sólo por oponerse, a estar a la defensiva ante cualquier idea nueva, a ser prejuiciosa, a buscar llamar la atención mediante el escándalo antes que por la excelencia de sus iniciativas, a descalificar al adversario con el eterno recurso de victimizarse, a ser agresiva…». Pues está llegando a una conclusión que no tiene ni pies ni cabeza, hay gente así con y sin título académico, el propio Mariátegui se opone a la oposición solo por oponerse, nos plantea lugares comunes del neoconservadurismo todos los días, es victimista hasta decir basta, agresivo en formas y busca descalificar, como lo hace hasta el título de la editorial, solo por diversión o amarillismo (no sé qué es peor). Además, curiosamente y como ataque gratuito, Mariátegui plantea la que sería la contratesis al mencionar a otra congresista del PNP, que es abogada pero a la que también dedica las mismas lindezas que a Supa normalmente.

Consideraciones finales

Pero nada de esto debe sorprendernos, no porque el director de Correo sea o pueda ser racista (calificativo que se gana de cuando en cuando), sino porque es clasista, y lo es desde todos los ángulos de su pensamiento, lo deja claramente patente en las dos editoriales sobre este tema (las del 23 y 24 de abril). Es un clasista pidiendo un Congreso clasista. ¿Qué tiene de raro o especial? Así Mariátegui postula el elitismo del Congreso para mejorar el gobierno y las leyes (en el pasado lo hemos tenido así, y nada ha ido mejor), y deja caer que si no cambiamos las cosas tendremos una oclocracia, esto es, un gobierno de la muchedumbre, que según el pensamiento aristotélico (los griegos según el docto Mariátegui), es una de las degeneraciones de la democracia. La postura de Mariátegui nos conduce, por otro lado, a otra de las degeneraciones de la democracia: la oligarquía.

Con el voto voluntario estoy de acuerdo, y justamente porque el voto debe ser voluntario, la capacidad para ser votado debe existir prácticamente siempre, por ello un sistema censitario (poniendo requisitos académicos, máxime en un país con una deficiencia estructural en cuanto a educación y una nula igualdad de oportunidades en el acceso a la misma -cosas que en Correo no critican-) iría en contra de la democracia representativa limitando las personas elegibles con un criterio puramente cuantitativo (porque, el poseer título universitario, no asegura calidad o cualidad alguna). Y, por cierto, a un gobierno oclocrático es al que nos lleva el populismo demagógico de Alan García, no que Supa (o cualquier otro congresista) no sepa escribir con corrección académica.

Por último: Para algo los congresistas tienen asesores, no se les puede pedir que sean doctores en todo, pero sí que sepan consultarlos, y esa humildad para pedir ayuda y consejo existe en las personas independientemente de su grado académico.

Excurso: Debo decir, en otro orden de cosas, que es absurdo hablar de derecho de intimidad en algo así como una congresista escribiendo en una hoja en el Congreso, solo tendría sentido si el contenido del escrito fuera privado, que no es el caso. Es como decir que se atenta contra la propia imagen cuando se fotografía a un congresista durmiendo en su curul, pues no.

5 comentarios en «Supa, Mariátegui y el Congreso»

  1. Buen articulo este (algo extenso pero muy ilustrativo).

    Algunas consideraciones

    Habiendo tantos problemas es ridiculo ocuparnos de como escribe una congresista, pero si preocupa porque ellos proponen leyes en un pais de leyes ridiculas.

    Deque se necesita de todas maneras gente preparada enel hemiciclo, es verdad, lo que falta tanto a la gente de arriba con los de abajo es «etica» y «moral». por eso con senadores de antes era la misma estupidez.

    COmo Supa hay muchos en el hemiciclo, solo que no visten polleras, anteriormente tenemos el ejemplo de Paulina Arpazi, ¿que carajo hizo?, pues nada, mucho antes tuvimos a Susy Diaz ¿que carajo hizo?, pues hacer el ridiculo, y sin mencionar a cocaleros violentos, dueños de emp de transp (Ciccia, que en paz descance), etc, etc.

    El voto voluntario es muy importante, aunque aqui casi aide sabe votar, por eso tenemos las autoridades que tenemos.

    La bancada nacionalista esta llena de personas cosmopolitas que solo saben hacer bulla y gritar por gritar, no hay caracter de racismo en la columna de correo, el quechua es un idioma reconocido en el Peru, pero el oficial es el castellano.

    Y para terminar, el hemiciclo de hoy es en parte el reflejo de la sociedad peruana, cosa que a mi no me gusta porque somos extremadamente huachafos, ridiculos, etc. hay mucho que mejorar, en educacion somos lo ultimo (observese la calidad de profesores), asi que no pidamos peras al olmo con un congreso señorial, justo y objetivo.

  2. Re Comen…

    Hablando de este tema, leí la columna de Aldito, al menos aldito es sincero en su posición racista. Apostaría que poca gente lo és y menos aún los que juran que luchan por la igualdad social. Aldito es la voz de los que son pocos, pero tienen más, es la voz iletrada de los que celebran sus fiestas en “Eishha” o en algún crucero que va a Miami. Se le debe respetar por su condición de resentido del país que no quizo y de un apellido que no merece. Me pareció acertada su postura de no hablar a media voz: «cholos iletrados que no merecen estar ahí». Con sus palabras aldito me tranquiliza, pues pense que -solo unos pocos- luchabamos por nada … y que el Perú ahora sí estaba cambiando y que ya nos podiamos tratar de tú a tú entre todos, pero aldito con su columna me tranquiliza pues me doy cuenta que no solo nada ha cambiado, sino que además todo va mejorando para peor.
    Me encantaría que J.C. Mariategui salga de su cripta y le saque la m…. a este pendejo.

    Saludines.

    Chinasklauzz

  3. Salud

    @ Luis: Ellos proponen y debaten leyes, que no necesariamente han escrito ellos. Esto es, no sé cuantos congresistas realmente redactan sus propuestas, pero para algo tienen asesores, y no son pocas las veces que contratan a juristas (u otros profesionales), les dicen sus ideas y estos redactan la norma. Como digo, no se puede pedir a un congresista que sepa de todo, pero sí que consulte a los que si saben. «lo que falta tanto a la gente de arriba con los de abajo es “etica” y “moral”» Totalmente de acuerdo, y eso no lo da el grado académico (Fujimori hasta rector fue…).

    @ Chinasklauzz: Jajajaja. Tiene gran parte de razón. Salvo que Aldo no se ve como racista, incluso es capaz de decir (ya lo ha hecho alguna vez) que los racistas son «los otros». Pero sí, Mariategui es claro en sus propios términos, lástima que esta vez, si su intención no era atacar a la congresista (como dijo a Agencia TV y en su editorial del 24), se equivocó por completo al plantear el debate, porque más de la mitad del artículo, más la portada, son ataques a la congresista (curiosamente la edición de Correo de Cusco no tenía esa portada, ni en chiquita foto alguna de la congresista de ESE distrito electoral).

    Gracias a ambos por sus valiosos comentarios :).

    Hasta luego ;)

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