Un plan nacido de los despachos de la Casa Blanca, de la administración republicana más fracasada de los últimos años, está sirviendo como arma arrojadiza contra los demócratas por apoyar dicho plan, y ven sus miedos donde no hay nada de eso, a la par que desinforman sin cesar.»Estoy aterrorizado, estoy realmente asustado porque lo que está en juego el 4 de noviembre es la libertad frente al socialismo», soltó Tom Feeney, congresista republicano de Florida que votó en contra del plan las dos veces que tuvo oportunidad.
En Estados Unidos se ha pasado de usar el sarcasmo y la ironía al hablar de socialismo para ricos a que las bases del partido que está aun en el poder se crean que el coco viene y hay que impedir su llegada a toda costa. Por supuesto, Obama es puesto como el nuevo Marx o algo así, cuando todos sabemos que ni siquiera representa a la izquierda del partido demócrata (menos con la designación de Biden como segundo) y que está lejos, casi en las antípodas, de cualquier tipo de socialismo o seudosocialismo. No llega ni a socaildemócrata.
Y el miedo al socialismo va conjunto al «terrorista» y «amigo de terroristas» Obama, al que de nuevo se le quiere vincular, a la vez, al terrorismo izquierdista y al fanatismo islámico, se hace demagogia barata, pero de eso ya hablé el otro día.
El miedo al rojo vuelve a Estados Unidos como en la mejor época de la caza de brujas, verdadero atentado a la libertad de pensamiento (porque para muchos en Estados Unidos la libertad de pensamiento se reduce a la libertad de no salir del pensamiento único), donde existe un pavor real al advenimiento de un régimen socialista en la mayor democracia del mundo, o mejor, en palabras nuevas, al mayor país con capitalismo democrático del mundo.
El miedo en parte viene, justamente, por la confusión de estatismo con socialismo. Además, se confunde el dar un papel en la economía al Estado (algo que hacen hasta los keynesianos, que de socialistas tienen muy poco) con socializar la economía, incluso podemos ver, en las actuales intervenciones estatistas, que no toda medida nacionalizadora es o pasa por ser siquiera socialdemócrata. Más aun, las medidas van encaminadas a «salvar» el «capitalismo» (mejor dicho, son medidas anticíclicas dentro de la normalidad capitalista, las crisis no son un extraño dentro del sistema).
En Estados Unidos podemos entender esta «confusión» dentro de las demagogias y ataques al hombre propias de la campaña electoral (donde apelar al miedo al otro es una estrategia electoral rendidora, aunque sin base alguna que debería ser rechazada por todos los partidos, lamentablemente es la tónica habitual de todas las elecciones democráticas), pero no es el único lugar donde se está apelando a confundir los términos, lo peor es que tengo la sensación de que la broma ha pasado al imaginario popular como una certeza que pretende generar miedo, lo cual vuelve todo el asunto un tanto patético.
El miedo surge del desconocimiento
Quienes se muestran aterrados de Obama o el socialismo lo hacen, realmente, por ignorancia. Desinformación de lo que es Obama o lo que significa socialismo, y que ni Obama es socialista ni el socialismo atenta contra ninguna libertad (aunque acá la discusión pasa por saber qué entendemos por libertad, igualdad y otros conceptos fundadores de la sociedad), aun así, el punto es que el miedo viene del desconocimiento, y el mismo es incentivado por esos políticos en campaña electoral, y sus secuaces en los medios (escritos, televisivos o sonoros).
El discurso de Obama es totalmente pequeñoburgués, no aporta nada nuevo al sistema económico y de libertades civiles en su país, más bien, el discurso de Obama, clasemediero de inicio a final, evita cualquier rasgo socialista o análisis marxista de la sociedad, el discurso clasista es reemplazado en el discurso capitalista por referencias al libre mercado con intervención mínima y necesaria y protección igualitaria en todas las clases sociales (sin entender que cada clase y sector tiene su propia problemática).
Hay que tener en cuenta, además, que el partido Demócrata no tiene nada de socialista (en Estados Unidos existen partidos socialistas que a su vez, no tienen nada que ver con el PD), y que las reivindicaciones sociales van en la línea de protección de las minorías (o sectores estructuralmente oprimidos dentro de un sistema de teórico trato igual, donde no se da), que es diagonal entre las clases sociales, así pues, el PD en general, y Obama en particular, no se levanta como un partido «pro proletario», ni se ocupa de los más desfavorecidos, su discurso está orientado a defender a la clase media como tal, y a esas minorías de forma transversal (sin atender a su clase social, si no a su condición de minoría oprimida sin tener en cuenta su clase).
Ni Obama ni su partido habla, jamás, de acabar con las clases sociales y las desigualdades que ellas generan. Ni de acabar, por supuesto, con el capitalismo. Pero la democracia representativa de Estados Unidos, como la de casi todos los países, ha degenerado hacia la Oclocracia, y así podemos entender el doble miedo infundado hacia Obama por parte de la sociedad estadounidense.
Recuérdenlo, Obama sigue siendo un «demócrata», con todo lo negativo que ello significa. (No sé qué le ve la socialdemocracia europea y sus seguidores latinoamericanos a este líder mulato que incluso hace demagogia sobre su propio origen y reniega, de una forma u otra, de su lado «blanco», manipulando así su propio discurso identitario presentándose como lo que no es para generar una idea distorcionada en el imaginario popular.)
Dos notas:
- La campaña de McCain desata la furia conservadora contra Obama de Antonio Caño en El País.
- La derecha americana llama a Obama “terrorista”, “comunista” y grita “matadle” de Marcos Paradinas en El Plural.
Muy interesante blog! Hace poco leí un reportaje en sobre el mismo tema en un portal dedicado a proveer información electoral y política en general, especialmente lo relacionado con las elecciones 2010 en Colombia y con los candidatos al congreso.