Uno de los pocos estados europeos cuyo jefe de Estado es a su vez líder de una confesión religiosa es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, donde la reina, Isabel II, es la Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra (anglicanos). Desde hace unos 14 años las mujeres pueden ser ordenadas dentro de la Iglesia Oficial inglesa (en otras Iglesias, dentro de la Comunión Anglicana, si mal no recuerdo sucede desde hace más de treinta años), y desde ayer pueden llegar a ser obispo (algo que ya pasaba fuera de Inglaterra, en Estados Unidos al menos una se ordenó en los noventa).
Así pues, la Iglesia de Inglaterra (que increíblemente, siendo Iglesia Oficial de un país, no recibe dinero de forma directa de los presupuestos públicos), con el arzobispo de Canterbury como «cabeza espiritual» ha dado un paso más en la igualdad entre hombres y mujeres dentro del entramado religioso de su confesión, aunque ha realizado una concesión demasiado amplia al grupo ortodoxo (que amenazó con dejar la Iglesia de Inglaterra) en tanto que se permite a los sacerdotes la objeción de conciencia a una orden dictada por una mujer obispo por el simple hecho del sexo de quien emana la orden (lo cual es, sin lugar a dudas, una discriminación injustificada e injustificable). También se permite que las parroquias comandadas por hombres de otro siglo eviten el contacto con las mujeres que han llegado a obispo, lo cual ya no tiene sentido alguno.
Los más conservadores en la Iglesia de Inglaterra amenazan contínuamente con un cisma, se oponen a los pequeños pasos al frente que en la comunidad anglicana se están dando en favor de la igualdad y la dignidad de las personas, y sin más argumento moral que una tradición ya añeja, que queda invalidado por el funcionamiento correcto de los cambios que sí han introducido sus compañeros anglicanos y episcopalianos estadounidenses (que ya contaban con obispos de ambos sexos y con un obispo abiertamente homosexual, a la par que celebran bodas entre personas del mismo sexo).
No era de recibo que, por única razón del sexo, una mujer ordenada sacerdote no pudiera pasar al siguiente nivel de responsabilidad dentro de la estructura de la Iglesia, y así lo creyó la mayoría (no tan apabullante como deberíamos esperar) de asistentes al sínodo, en la votación por estamentos, entre los obispos se votó 28 a favor contra 12, entre los clérigos fue 124 frente a 44, y los laicos votaron a favor por 111 a 68.
Los problemas para el arzobispo de Canterbury no los tiene solo en casa, en el cónclave de Jerusalén de la Comunión Anglicana mundial (esto es, comunidades «anglicanas» que están en comunión con el arzobispo, aunque no sometidos a él de ninguna forma jerárquica) los conservadores afirmaron que no realizarían cisma alguno y que se mantendrían en comunión, pero eso sí, con un Consejo de Obispos propios, lo que en la práctica es desconocer la «autoridad» (la comunión a fin de cuentas) del arzobispo de Canterbury.
¿Aprenderá la Iglesia Católica de los pasos dados hacia la Igualdad en otras iglesias cristianas? ¿Qué razón real les lleva a rechazar, tanto a católicos como a los disconformes anglicanos y al resto de cristianos que no lo acepten, a las mujeres dentro de la jerarquía propia? ¿No son personas con igual moral y dignidad que los hombres? Conozco a unos cuantos que dicen (o decían) que no, que las mujeres no eran como los hombres, que no tienen igual moral, a todos esos hay que ponerles un cartel de machistas en la frente, porque no tienen más argumento que la descalificación moral infundada y el prejuicio de diferencias donde no las hay. Y de hecho no me vale la simplificación de «Jesús y sus doce apóstoles eran hombres», porque desde la teología otros lo han rebatido con total limpieza, al punto que terminan refugiándose en la «tradición» (¡la cantidad de barbaridades que se hacen por tradición!).
Además, y esto ya entre los anglicanos, ¿Cómo es posibe defender la no-ordenación de mujeres obispo teniendo sacerdotes mujeres y, además, siendo la cabeza de la Iglesia una mujer?
Contradictorios que son los ingleses como siempre.
Ojo a esto http://www.peru21.com/p21online/Html/2008-07-08/onp2portada0917790.html, el Vaticano tambien mete cola en esto….
Como te dije una vez, entiendo cuando la iglesia defiende algo establecido en la biblia, pero cuando solo es algo dictado por la tradicion…. como que no.
salud
El problema, muchas veces, es separar la paja del trigo, ver qué es tradición o por qué se incorporó en la biblia (que por más sagrada que sea, está en continua reinterpretación, y no es por gusto que tales libros se incluyan y otros no), y si aún tiene vigencia esa salvaguarda o norma divina (por ejemplo, como el tema de comer cerdo :P).
Gracias por el enlace, ya tardaba en ver la reacción oficial de la Iglesia Católica (como anécdota, quien inició el llamado camino de la reconciliación fue la Iglesia de Inglaterra, pero es normal que el chico sea quien se acerque al grande), no me sorprende, pero sí creo que basarse exclusivamente (o sobre todo) en la tradición (aunque sean mil años, sigue siendo tradición), es, cuanto menos, un error. Por esa misma regla de tres, deberían seguir defendiendo (como se hizo antaño -y algunos siguen haciendo :S, pero son los menos, por suerte-) la sumisión total de la mujer con respecto al hombre.
Hasta luego y gracias ;)
Estamos en el siglo XXI y todavía los hombres (masculinos) no se dan cuenta que las mujeres ya despertamos de esa esclavitud que para conveniencia de ellos, soportamos por 2000 años. Pablo, en contradicción a las ensañanzas del Maestro, fué un machista neardental y se quedó petrificado en el Antiguo Testamento.
Hoy, la mujer está desempeñando el rol que le corresponde en todas las esferas y su igualdad con el hombre está probada.
Nada podrá evitar esto. Somos la mitad de la población y ya estamos seguras y conscientes de que el hombre no es nuestra cabeza porque nosotras tenemos nuestra propia cabeza y es solo cuestión de tiempo llegar al 100 % en este concepto a nivel mundial. Solo miren la proporción en un solo siglo hemos conseguido superar casi totalmente 19 siglos en que nos tenían los conceptos machistas de los hombres, a esa velocidad nada nos detendrá en alcanzar la igualdad universal, para la gloria de Dios.
Están abriendo senda los anglicanos, a los que Roma porque ya superaron esto y tienen sacerdotisas y Obispara. Es cuestión de tiempo, minutos. Roma se santigua. Que tradición más añeja…..que da pena.
Pero ¿no valía Teresa de Ávila más que treinta obispos de su época y el doble de ésta?… ¿No valdría para obispa Catalina de Siena siendo doctora de la Iglesia?… Si las mujeres acompañaron a Jesús en toda su vida pública, ¿sólo lo hicieron como criadas?, ¿no eran parte del colegio apostólico, sólo discípulas?… Dicen los anglicanos que en los evangelios nada asegura que pueda excluirse a las mujeres de la tarea eclesial y la propagación de la doctrina. ¿Y fue casual que, tras resucitar, Cristo eligiera primero a las mujeres para aparecerse y no a los apóstoles?, uno de los cuales le vendió, otro le negó hasta hartarse y el resto se hulló volviendo a sus cosas, roto el sueño de un reino con cargos o ínsulas.
Sin embargo, los apóstoles eran ante todo judíos. En la sinagoga de esa religión no caben rabinas. Pero ¿quién puede asegurar que no hubo mujeres en la Última Cena? ¿Quien cocinó el cordero pascual, horneó las tortas de pan soso, sirvió la mesa y fregó los platos? ¿Es que no cenaron? ¿No tuvo Jesús para ellas algún mensaje especial, una última despedida?… No, no había necesidad. Era la cena de la mayor fiesta hebrea, la Pascua, y necesariamente ellas estaban allí; quizá aparte (costumbre entonces y aún hoy en muchas culturas meridionales), pero en la misma estancia. Y todo lo que allí se dijo, ellas tuvieron que escucharlo, con ellas iba. No pudo ser de otro modo.
Lo único que pasó es que las mujeres no sabían escribir, ni decidían, así que fueron ellos, sólo ellos, quienes escribieron lo sagrado o lo dictaron.