Las cosas se han ido de madre, y en gran medida por lo que creo que es una interpretación exagerada e incorrecta tanto de los hechos como de la importancia de los mismos. También desconocimiento de cómo funcionan esas «listas negras» de organizaciones terroristas. Las cosas como son, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) fue una organización terrorista peruana con cierta presencia en los 90, e internacionalmente conocida por el secuestro de la casa del embajador de Japón en 1996 (que acabó con la Operación Chavín de Huántar, en la que al parecer se ejecutó extrajudicialmente a emerretistas por orden presidencial). La cuestión es que se está aprovechando un hecho sobredimensionado para perseguir a las organizaciones de derechos humanos.
La historia comienza cuando un eurodiputado español del Partido Popular Europeo presenta una enmienda al texto discutido en la sesión plenaria sobre la Resolución Común sobre la V Cumbre UE-ALC, que pronto se celebrará en Perú. En esa enmienda se estipula que el Parlamento de la Unión Europea (PE) pedirá al Consejo de la Unión Europea (CUE) que estudie la posibilidad y viabilidad de incluir al MRTA en la lista de organizaciones terroristas del mundo que maneja el propio Consejo. Esto es, en ningún caso el que se aprobara la enmienda (metida con calzador en la resolución sobre la cumbre UE-ALC) significaría la inclusión del MRTA en la mentada lista. Hay que recordar que desde hace un par de años existe una petición del gobierno peruano al CUE para que incluyan en la corta lista de organizaciones terroristas del mundo al MRTA, donde no hay respuesta alguna por parte de los mandatarios europeos.
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