La barrera imaginaria del pánico fue sobrepasada, las grandes desinversiones llegaron, gracias al viernes gringo. Dos mil puntos de caída en la bolsa gracias al pánico. China, India, Corea, Japón, España, Italia, Francia, Alemania e Inglaterra ven cómo sus bolsas se desploman, 2007 y 2006 (las ganancias) se esfuman como vinieron, humo compro humo vendo, parecían gritar los brókeres. Esto, señores, es la Bolsa. En singular, la Bolsa global, esa que en el país más poderoso recibe una mala noticia y en el resto del mundo, siempre algo más conservador, deciden seguir aquél dicho de «cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar«, y todos a vender como locos. Lo mismo pasa al contrario, y eso lo vimos el martes de luz, o de conserva, o como le comiencen a llamar de aquí en adelante.
Suelo hablar poco de economía, salvo para decir que el modelo económico está, básicamente, podrido, y que es incapaz de distribuir correctamente ninguna renta, por no decir que las medidas keynesianas no son más que malos parches sociales que permiten sostener una economía que insiste en agrandar las diferencias sociales y que a todo aquél que no se le considere «consumidor real«, se le excluye (de esa plutocracia llamada mercado, las clases más bajas, las pobres y de extrema pobreza, están totalmente fuera).
Lo que vivimos ahora es un poco (bastante) eso, sin olvidarnos que la inestabilidad en los productores de petróleo, la sangre del mundo moderno, no ayuda en nada a la economía global. Estados Unidos se empeñó en decirnos que si controlaba Iraq (uno de los grandes productores, un país sumido en una dictadura que no era precisamente estabilizadora en su zona), el precio del petróleo dejaría de subir. Claro, por eso todos los días marca nuevos récord de subida, con pequeños enfriamientos, pero pequeños, descaradamente pequeños. El precio del petróleo está cambiando las previsiones de todo el mundo, los Estados que tenían planeadas unas espectativas de gasto en combustibles que se ha visto ampliamente superada por la realidad, y eso cambia mucho las cosas, pero mucho. Ya que afecta al resto de precios, no sólo al «transporte» o similares, ya que hablamos de un costo de movilización de bienes y personas.
El centro de la crisis mundial tiene su centro en Estados Unidos. Innegable. Sólo con ver los mercados el lunes y el martes (tras el anuncio de la fuerte bajada de tipos de interés en EUA) nos demuestra una vez más que no hay muchos mercados, sino que desde hace tiempo hay uno. O al menos la interdependencia total, que para el caso, lo mismo. La crisis viene gracias a la irresponsabilidad especuladora de los bancos, que se han dado con una dura realidad: Ya no les pagan. Claro que la cosa no es tan sencilla, que hay múltiples concausas y que esta simplemente es la más visible (y es la que ha afectado de forma pública y directa a los bancos, y con ello al pilar más fuerte de las economías de mercado y la que sustenta «lo financiero», con ello, todo sufre un parón interesante). Bush, en un primer momento, crea más miedo que seguridad, anuncia medidas económicas alguien que niega su utilidad, y eso se vio como «sálvese quien pueda».
Recordemos que todo esto de las viviendas viene tras el brutal y desmedido aumento de los alimentos gracias al uso de ciertos cultivos en el dichoso biodiésel, otra vez, un efecto global ante un consumo sin fronteras de bienes de primera necesidad. Ustedes pensarán que por qué el pollo aumenta si no se usan para realizar este combustible sintético, le respuesta es simple, se está cultivando más para alimentar vehículos que animales. Recordemos que la colza (una de las plantas más usadas para el biodiésel) se usaba mayoritariamente para hacer pienso de animales. Así pues, cuando la demanda de colza aumentó para otros sectores, el precio también creció, con ello, los ganaderos y demás intermediarios (que son quienes más engordan los precios) se vieron obligados a compensar la subida de sus materias primas en su producto final. Sin contar con el aumento de las hectáreas plantadas con colza, palma y similares (usadas para biodiésel) y la disminución de las plantaciones destinadas a alimento.
Estados Unidos entra (entrará) en recesión, y todos nosotros con ellos. A todo esto, la crisis viene tras ocho años de un neocon en su gobierno, que alababa al mercado, pues tomen todos dos tazas de mercado frío.
En Perú
¿Cómo afectará la crisis a Perú? Recordemos que la bonanza peruana se debe casi en exclusiva al alto precio de ciertas materias primas que Perú exporta (minerales). Nuestra economía es triste, no da valor añadido a los productos y vive gracias a la especulación ajena. En Perú, además, tenemos un Ministro de Economía desautorizado por un presidente que, digámoslo con eufemismos, no tiene un buen currículo en su actividad económica en gobiernos pasados. Sobre los minerales, digamos que el mercado inmobiliario se ha resentido y mucho, así que los materiales usados en el mismo sufrirán una fuerte bajada en su demanda, con ello muchos de nuestros minerales. Lo mismo con el consumo en general de ciertos aparatos que necesitan de los productos extraídos de nuestros suelos, más rayas al tigre. Y así seguimos sumando. Todo esto, además, acarreará mayor celo en inversiones de riesgo dentro del sector, y mayor dificultad para conseguir préstamos para llevar a cabo inversiones ordinarias o necesarias.
Pero no sólo se va a resentir el sector minero (el importantísimo sector), sino el alimenticio. Se anuncia, con cierto miedo, que «se acabaron los alimentos baratos» (y esto es «mundial», al menos en este mundo moderno). Por supuesto, los sueldos no suben, con lo cual, algo falla. Básicamente, todas las rentas medias y bajas sufrirán un fortísimo descenso en su capacidad adquisitiva. Pero no se preocupen grandes masas de población, las cifras macroeconómicas sólo se ralentizarán, pero no habrá recesión, no en los grandes números. De toda esta crisis, aún hay gente que sacará provecho.
Nuestra economía, tan retrasada, sigue siendo totalmente dependiente de las necesidades y especulaciones ajenas, no tenemos un gran mercado interno ni consolidados mercados externos, no tenemos la mínima capacidad de autosuficiencia aunque producimos la mitad más uno de todos los materiales que necesitamos. En Perú seguimos viviendo en la pobreza, ya sea física como mental, en cuanto a lo económico. Somos dependientes, seguiremos siéndolo, y sentiremos con cierta fuerza la crisis. Hoy por hoy Perú crece con fuerza (8%), aunque la reducción de la pobreza es anecdótica, grandes números para poco efecto real.
Por otra parte, nosotros sufrimos la caída de la bolsa de forma anticipada, bastante grande, y la confianza brilla por su ausencia…
En España
Ladrillo, turistas y servicios. Si alguien cree que España, hoy por hoy, tiene algo más, se equivoca. Bueno, en algunas zonas, Jamón y vino. Pero poco más. España vive en una continua crisis industrial, en su momento se transformaron zonas enteras (Vizcaya es un buen ejemplo), últimamente lo hemos visto en grandes deslocalizaciones y reducción de plantas (que han llevado a grandes huelgas sectoriales o locales), a la par ciertas industrias se han ido, literalmente, a la porra. Los astilleros son un gran ejemplo. El campo español es ineficiente, salvo las grandes zonas de explotación cerca al litoral mediterráneo, que hacen magia para encontrar agua.
España es uno de los países con el meto cuadrado más caro, la vivienda subía (que ya no lo hace) a un ritmo imposible. Para que se hagan una idea, un departamento de unos 70 metros cuadrados en la zona donde yo vivo -zona vieja y antiguamente obrera-, en una ciudad pequeña (que, si no mal recuerdo, es como la décima en coste de la vivienda), supera sin muchos problemas los 200 mil euros (y si nos acercamos un poco más al Carrefour -un hipermercado conocido-, dentro del mismo barrio, los precios suben unos 50 mil euros más). Un departamento similar por la Puerta Zamora (a unos 10-15 minutos andando desde mi vivienda, a la entrada de la zona céntrica de la ciudad) difícilmente baje de 280 mil y sin problemas llega a los 400 mil euros. Y en los precios no se incluye, normalmente, la plaza de garajes (que mientras más te acerques al centro más caro es, y sin problemas pueden cobrar 30 mil euros por una plaza). Digamos que el precio medio del metro cuadrado en la provincia (toda la provincia) de Salamanca es de 2327 euros en vivienda de segunda mano y 2202 en vivienda nueva (hay que tener en cuenta que las nuevas se construyen en las periferias o pueblos, a, por lo menos, 15 minutos en carro de la zona urbana). En la provincia de Madrid, el precio medio del metro cuadrado de vivienda nueva vale 3984 euros, de la usada 3806 (pueden curiosear más en: TasaMadrid, también pueden ver el índice realizado por el Ministerio de Vivienda, donde el promedio en Salamanca capital por metro cuadrado lo ponen en 2353 euros).
Una vez dicho esto, y recordándoles que el precio de compraventa de las viviendas no se incluye en el Índice de Precios al Consumo (digamos que, según la Sociedad de Tasación, en 2002 el precio medio real del metro cuadrado de vivienda rondaba los 747 euros, y que actualmente anda en 1175, mientras que el sueldo mínimo entre esos mismos años ha pasado de 442 al mes a 600 euros), podríamos concluir fácilmente que el poder adquisitivo real se ha reducido mucho más en estos últimos años que lo que marca el IPC (por ejemplo, en el 2002 se podía pagar el 60% del precio del metro con cada mensualidad mínima, mientras que ahora el sueldo mínimo con las justas cubre el 51% de ese mismo suelo, sin contar con el fuerte aumento en los alimentos y carburantes), indicando además que en España existe una fuerte cultura de compra de viviendas. En los últimos años, la mayoría de hipotecas se han firmado con tasas variables basadas en el Euribor (European Interbank Offered Rate), en los últimos tiempos, el Euribor se ha dedicado a subir (entre el 2004 a finales del año pasado, prácticamente se ha duplicado). El índice, entre el 2003 y mediados del 2005 se mantuvo bastante bajo y, acompañado con la buena marcha general de la economía, animaron a mucha gente a pedir préstamos e hipotecarse de forma variable.
¿Por qué les cuento todo esto? Simple, en España hay más viviendas de las que realmente se necesitan, la gente históricamente ha invertido en viviendas (comprar para vender), las segundas y terceras residencias son usuales (el índice de viviendas desocupadas en las grandes ciudades es brutal) y todo esto ha generado una gran burbuja inmobiliaria, un buen puñado de inmigrantes trabajan en el sector de la construcción que si crece, el empleo aumenta (y empleo que no está mal pagado tampoco), si se ralentiza, el empleo sufre muchísimo más, y las ciudades aparecen de la nada en macroproyectos. Todo eso se acaba.
La burbuja no sufrirá un gran pinchazo, pero sí se frenará. Los precios en las viviendas han tenido, por primera vez en muchos años, un breve retroceso (al menos la nueva en muchas zonas). Esto lo notan todos los mercados, que la industria inmobiliaria se frene significa que el desempleo subirá bastante, lo cual acarrea un bajada general del consumo (que haya más desempleados significa a su vez que hay menos poder adquisitivo general, lo cual quiere decir que el resto de mercados sufrirán el parón. Todo ello sumado a la crisis internacional lleva a una retirada de los activos en los mercados financieros. Las bolsas europeas (en especial las españolas) llevan años subiendo a un ritmo alto, es hora de retirar lo ganado, y eso significa pérdidas para otros. Los inversores se vuelven conservadores y todo se para o limita. Esto, señores, sigue siendo libre mercado.
Debemos tener en cuenta que esta crisis es general, el resto de países «modernos» están como España, lo cual, para un país que vive de las divisas que traen los turistas, es una muy mala noticia, poco a poco se verá (como viene sucediendo en los últimos tiempos) un descenso en el gasto general de los turistas, con lo que otros sectores se van a ver fuertemente afectados.
A todo ello hay que agregarle algo: Elecciones. En EUA y en España. Esto es, si las elecciones en EUA afectan tanto a su mercado como al de los otros países, en España se suma la propia incertidumbre para influir en su propio mercado. La política económica es una de las grandes argumentos electorales del principal partido opositor (el «liberal» Partido Popular), mientras que el gobierno se empeña en la ficción de que España Va Bien (como lo hizo el PP años atrás), el PP pide medidas al gobierno y tacha su actitud de ineficaz ante una crisis que lleva gestándose muchos años. Se olvidan recordar que en el periodo del PP fue en el que la burbuja continuó inflándose, y que gran parte del «milagro Aznar» se debió a esa fuertísima especulación que ahora cosecha sus ganancias ante posibles vacas flacas, en otras palabras, que es el modelo económico que ellos mantuvieron y sostuvieron el que produce la actual crisis. Es cierto que el gobierno actual no ha hecho mucho por la economía, ha sido totalmente continuista con respecto al gobierno popular, por ello suena realmente hipócrita la postura del PP, en tanto que no dicen qué medidas económicas proponen (más allá de «bajar impuestos y subir pensiones», algo que también dice el PSOE), ya que algunas de las acusaciones sobre el gobierno de turno no se sostienen (culparle del precio de las hipotecas, en tanto que la mitad se adquirieron hace un lustro o así, y que en el Euribor poco puede influir el gobierno español, a la par que ya no caben las típicas medidas de devaluar la moneda, utilizada hasta la saciedad en la España de las pesetas -tanto franquista como democrática, contando gobiernos del PSOE y el PP-). Lo más curioso es que la bolsa española se recuperó gracias a un gesto en EUA, el PP se quejaba de que el PSOE echara la culpa a EUA ese lunes negro, y la solución vino de allá también, no les falta razón al acusar al gobierno que no hace nada, pero se deberían alegrar de que el libre mercado se «corrige» solo o que no es «afectado por intervencionismo estatal».
En fin, todos a ajustarse los cinturones, llega la época en que los peces gordos recojan lo ganado y dejen de invertir (para no «perder»), que nosotros no les importamos nada, les importa su dinerito, y no permitirán que sus lujos se agoten ahora, aunque el resto suframos para llegar a fin de mes (porque así es el libre mercado, vive en ciclos de bonanza-crisis, es normal y estructural, ¿de qué nos extrañamos?). Esto es el capitalismo, y nos toca sufrirlo.
Brillante como siempre mi querido J.
La caída aquí se ha sentido, con fuerza, con la fuerza que puede darte un titular de un diario medianamente serio. Sin embargo, como bien dices tú, nuestra posición de bananeros mineralizados nos hace vulnerables a los caprichos del tío Sam. Mientras ello siga así, quienes pueden «jugar» en Bolsa, que se aguanten. De lo contrario, que ayuden a romper la mamadera.
Saludos.