Carta a un tocayo

Señor José María Aznar

Me dirijo a usted para plantearle mis inquietudes sobre un tema de trascendencia nacional, que ha copado la agenda política desde aquél desgraciado día en que unos inadaptados decidieron quitar la vida a casi doscientas personas, perpetrando la mayor matanza en España desde la Guerra Civil iniciada por Francisco Franco, allá por 1936. Me dirijo, además, por medio de una carta. Sé que le gusta el intercambio epistolar, aunque sea como simple ejercicio intelectual para reflejar las propias ideas, como hiciera Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, en las conocidas Cartas Persas, y como usted ha hecho escribiendo a un joven patrón de esa España que tanto dice defender.

Ayer se reafirmó en unas declaraciones hechas en la Comisión de Investigación sobre los atentados del 11 de Marzo de 2004 del Congreso de los Diputados, en donde afirmaba que no había que buscar a los culpables de la matanza en “desiertos remotos” ni en “montañas lejanas”. Obvio que se refiere a la tan cacareada “autoría intelectual”, esto es, a la planificación del delito llevado a cabo, como todos saben y usted no niega, por una célula terrorista que reivindica la guerra Santa contra países como España. Esto es, los conocidos como yihadistas.

Siendo usted el presidente electo cuando se produjeron los atentados y durante las primeras detenciones, todas ellas de sobre yihadistas. Como usted recuerda, prácticamente todos los condenados durante el recién finalizado juicio multitudinario a los terroristas que no se inmolaron en Leganés, a quienes les ayudaron y a quienes se creyó autores intelectuales, dentro de esa jerga nueva, de los atentados, finalmente absueltos por esa planificación, aunque condenados por pertenecer a banda armada.

Así pues, usted era el presidente, electo hasta el 14 de Marzo, y en funciones a partir de ese día hasta que Rodríguez Zapatero le sucedió en el cargo por la voluntad de todos esos españoles a los que usted escribe, de los que usted se siente orgulloso, y que en su momento le eligieron, dos veces consecutivas, como presidente del gobierno. Así que usted manejaba una riada de información que nadie más tenía, salvo sus allegados (y si creemos a Rajoy, sólo a sus allegados que gobernaran en ese momento el País, siendo un gran demócrata nunca comunicó nada sobre el tema al candidato presidencial de su partido, y sucesor elegido por usted a cargo de la formación que le aupó a la presidencia).

Si usted dice que los autores no son los condenados, que hay más gente detrás, y que dicha gente está más cerca que lejos, tendremos que pensar que no lo dice por despecho, sino porque tiene información clave para el caso. Si tiene esa información: ¿Por qué no la dio al nuevo gobierno de España? ¿Por qué no la comunicó a la Comisión de Investigación del Congreso? ¿Por qué no declaró en el juicio a los imputados por los atentados del 11 de Marzo? ¿Por qué no ayudó a los fiscales y a los cuerpos de seguridad a perseguir tan importante pista? ¿Por qué todo conduce “nada más” a los yihadistas y usted mantiene el silencio?

Ante una sentencia que dice que no hay ninguna prueba que lleve a confirmar siquiera mínimas conexiones entre el terrorismo islámico que golpeó a los madrileños con tanta ferocidad y el grupo terrorista -Movimiento de Liberación Vasco, según su terminología- Euskadi Ta Askatasuna, y ya que insiste en dudar de la autoría: ¿Qué debemos pensar de usted, Don José María Aznar? ¿Que oculta información a todos los españoles? ¿Que no nos cuenta todo lo que sabe? ¿Que ha bloqueado las investigaciones del llamado 11-M? ¿Que no ha querido echar un cable a la justicia durante el juicio? ¿Que los culpables de los atentados le mantienen amordazado de palabra? ¿Cómo? ¿Que no se refiere a ETA, poniéndonos paranoicos -como lo están y han estado los suyos, Señor Aznar-, sino que han sido los servicios secretos de algún país amigo? ¿Francia o Alemania tal vez? ¿O fueron los servicios secretos españoles quienes planearon los atentados y utilizaron a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado? ¿Usted conocía que se producirían los atentados y los permitió para…?

No, me niego a entrar en especulaciones sin fundamento. ¿Y usted? ¿Cuando habla de esos inductores? ¿Está especulando o sabe realmente “quiénes fueron”? Si lo sabe, por favor, dígalo. Al menos muestre las pruebas que tiene para dudar del dictamen oficial. Usted no es cualquiera, señor ex presidente, usted mandaba en ese entonces, usted tiene más información que cualquier español. Si no lo sabe, si no tiene pruebas, calle un poquito. Porque esas “certezas morales” parecen más paranoia o deseo electoral que otra cosa.

Atentamente me despido de usted y de quien me quiera escuchar. Para más señas, soy uno de los que les botó aquel 14 de marzo de 2004, a todos los Aznar, Acebes, y Rajoy, del gobierno, y uno de los que tiene miedo de verles gobernar otra vez este país. Y no, no soy ningún terrorista ni voté por miedo a los terroristas.

José María Rodríguez Arias

4 comentarios en «Carta a un tocayo»

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