Ya sabemos cómo son esas reuniones, más aún, ya sabemos cómo es el APRA, dirá lo adecuado en el sitio correcto en el momento indicado. Jamás hablará en contra de la audiencia. Será aplaudido y se recordará el encuentro con un resumen del tipo "aunque esta parte es criticable, el global, ha dicho lo que queríamos oír, vamos por buen camino". Pobres ilusos (todos). Es el APRA, con los trabajadores defenderá las ocho horas y con los empresarios defenderá el despido arbitrario, a los trabajadores les dirá que el consenso de Washington es lo peor del mundo y a los empresarios les dirá que venderá todo lo que aún sea público y pueda dar beneficios, que el mercado es la única solución. Lo peor, es que mantendrán ambos discursos y luego harán lo que les salga de las mismísimas narices.
Ante las últimas decisiones del APRA el presidente de la CGTP se ha molestado un poquillo, y anuncia medidas de los suyos. El tema de la ley contra el despido arbitrario fue mosqueante (que si sí, que si no, que mejor nada de nada, que luego se molestan los que pagan en maletines negros y todo eso) y la propuesta de Ley General de Trabajo, que se quiere mandar para que el Consejo Nacional del Trabajo vuelva a revisarla ha molestado de verdad a Mario Huamán, presidente de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP para los vagos), quieren que de una vez el Congreso revise esa reforma, que la evalúe y la vote, no que se siga mareando a la perdiz. Y como quien avisa no es traidor, el mentado presidente del mencionado sindicato avisa que para el 20 de Septiembre comiencen las primeras movilizaciones contra el gobierno aprista.
Hace unos meses (muchos) el APRA se subió al carro de las manifestaciones sindicales contra un modelo jurídico-económico, una vez en el poder puso a la derecha en carteras claves para que dicho modelo, del que antes rejuraba en arameo sus maldades, ahora pueda mantenerse. Ya la gente de la CGTP no son amigos, ahora son el enemigo. Los empresarios y el gobierno ineficaz, que concede a las empresas privilegios excesivos sobre los trabajadores dejaron de ser el objeto de crítica para ser protegidos por un nuevo gobierno dizque izquierdista.
A finales de Julio ya decía que este gobierno será continuista con respecto a los anteriores, no veremos siquiera avances en la protección de los derechos humanos (incluso apostaría por retrocesos). Ni cambio responsable ni nada de eso. Y reviviremos los enfrentamientos entre un gobierno incumplidor de sus promesas y una masa de trabajadores hartos de la explotación de nuestro patético y cuasiesclavista mercado laboral. El APRA ya escogió a sus amigos, y no somos los trabajadores.