Debemos tener una memoria increíblemente corta cuando hacemos análisis electorales o mencionamos lo que ha ocurrido o no con las investiduras. Ahora se escucha mucho eso de que ya ha llegado el fin de las mayorías absolutas (en España, de doce legislaturas, solo ha habido cuatro mayorías absolutas, dos con el PSOE y dos con el PP), cuando lo que debemos pensar es en el fin de las mayorías simples holgadas (la más cómoda de todas la tuvo el PSOE en el 89, se quedó a uno de la absoluta) o, si lo prefieren, de la concentración de voto (las dos últimas elecciones sí han supuesto los resultados más bajos de los dos partidos más grandes; también ha roto la altísima sobrerrepresentación de la que gozaron esas dos formaciones, que con menos del 64% del voto llegaron a ocupar el 80% de la cámara, como pasó en el 77).
El Partido Popular de Mariano Rajoy lleva dos legislaturas (la brevísima X y la actual XI) exigiendo que le dejen gobernar porque ha ganado las elecciones. Algunos tertulianos de derecha insisten repetidas veces (a uno le escucho ese discurso desde las pasadas elecciones del 26J cada vez que puede) que la diferencia entre el primero y el segundo es demasiado alta como para que el segundo vote en contra. Que esa negativa a Rajoy es contrario a la democracia (a lo decidido por los españoles en las urnas; absurdo cuando dos de cada tres no le han votado) y que deben votar a favor o abstenerse.
Me asombra ese argumento bastante, en España, en las once ocasiones que se ha investido a un presidente del gobierno en el Congreso de los Diputados (la I Legislatura tuvo dos presidentes, por si no lo recuerdan; y en 1977 el presidente fue Suárez por designación directa del Rey, aún estábamos en el franquismo aunque se considere la legislatura constituyente de la democracia), el principal partido de la oposición siempre ha votado en contra. Un breve repaso de las distintas investiduras:
- Suárez en 1979 revalida el cargo de presidente del gobierno con mayoría absoluta, UCD (168) sumó el apoyo de los 8 de CD (la coalición que luego se refundará como PP), del Partido Andalucista (5), el PAR (1) y UPN (1) y la abstención de CiU. El PSOE, segundo partido, votó en contra.
- La de 1981 de Calvo-Sotelo fue bastante movida, en la primera sesión, el 20 de febrero, se quedó con mayoría simple (169, sumó votos de CD y abstenciones del mismo, además de uno de UPN, 158 en contra y 17 abstenciones, ese mismo resultado en segunda votación le podría haber dado el gobierno); el 23 de febrero se celebraba la segunda votación, interrumpida por el intento de golpe de Estado. Finalmente se votó el 25 de febrero donde Calvo-Sotelo consiguió la mayoría absoluta, gracias, esta vez, al apoyo en pleno de CD (9), CiU (9), PAR (1) y UPN (1), además de la UCD (165); evidentemente el PSOE votó en contra.
- En 1982 el PSOE ganó con mayoría absoluta, nadie dudaba de su triunfo por la misma en la investidura. Felipe González, eso sí, consiguió los votos favorables además de su partido, del PCE (4), de CDS (2), EE (1)… solo dos partidos votaron en contra del PSOE, el segundo (AP, 104) y el tercero (UCD, 12), el resto o faltaron o se abstuvieron.
- Felipe González repite mayoría absoluta en 1986, pero ya ha molestado a la práctica totalidad de la oposición, así pues, en su investidura solo le vota a favor su partido (suficiente para la mayoría absoluta) y en contra todos menos el PNV, que se abstiene.
- La legislatura de 1989 comienza con un imposible para la oposición: uniéndose toda no le ganan al PSOE, el cual tampoco tiene mayoría absoluta, se quedó en 175 (la mitad justa). Felipe González, en la primera votación, no consigue la mayoría absoluta (sí la simple, pero no basta), en la segunda, consiguió la mayoría absoluta gracias a los votos de un partido canario (Agrupación de Independientes, disuelto en el 93) y sus 175 socialistas. Para esta segunda, además, logró la abstención de varias formaciones; mantuvieron su voto en contra el segundo y el tercer partido del hemiciclo (el PP e IU, respectivamente).
- Llegamos a 1993, la primera en que la suma del segundo y el tercero es superior a los escaños conseguidos por el primero (en votos eso ya había pasado otras veces). Felipe González, esta vez, lo dejó todo bien atado y salió investido presidente por mayoría absoluta en primera votación, a favor, además del PSOE, de CiU (17) y PNV (5), con el voto en contra del PP (141) e IU (17), segundo y tercero.
- En 1996 Aznar consigue ganar las elecciones; el PP firmó el conocido Pacto del Majestic con los nacionalistas vascos y catalanes, así pues, consigue investirse con mayoría absoluta sumando sus votos (156) a los de CiU (16), PNV (5) y CC (4); votaron en contra el segundo partido (PSOE, 141) y el tercero (IU, 21), además de casi todos los demás.
- En el 2000 viene la mayoría absoluta del PP, en la sesión de investidura, eso sí, consiguieron los votos de CiU (15, tercer partido en escaños y cuarto en votos) y de CC (4); votaron en contra el PSOE (125) e IU (8), segundo y tercer partido en votos respectivamente, además del resto de la oposición (no hubo ninguna abstención).
- En 2004 se produce algo insólito: solo un partido votó en contra de la investidura del candidato al presidente de gobierno. En concreto, el PP (148), principal partido de la oposición, fue el único «no» que recibió José Luis Rodríguez Zapatero, que consiguió la mayoría absoluta en la primera votación gracias al apoyo de IU (5), ERC (8), CC (3), BNG (2) y CHA (1), el resto (contando a CiU y PNV) se abstuvieron.
- La de 2008 fue algo más difícil, Rodríguez repetía como candidato pero esta vez no conseguía el apoyo de la izquierda parlamentaria. Ganó por mayoría simple en segunda votación. El PP (154), segundo partido del hemiciclo, votó en contra las dos veces; UPyD y ERC también. El resto de formaciones se abstuvieron las dos veces, consiguiendo el PSOE sacar adelante la presidencia de gobierno solo con el voto favorable de su propio partido (169). Por cierto, 169 son los que ahora suman Ciudadanos y el PP.
- El PP vuelve a ganar las elecciones en 2011, y lo hace con mayoría absoluta (186) de la mano de Mariano Rajoy, quien no se molestó en buscar ni el apoyo ni la abstención de nadie; salió en primera votación por mayoría absoluta, con sus votos y el de Foro de Asturias (1), con el voto en contra del segundo (PSOE), tercer (IU), cuarto (UPyD) y quinto partido (CiU), además de otras formaciones.
- Llegamos así a 2015, el primer año en que no se consigue investir a un presidente de gobierno. También la primera vez que el ganador de las elecciones no pide presentarse a la investidura, no acepta el mandato del rey y tal (tengo algunas notas publicadas sobre estos hechos: «Carrera por la investidura» y «Investidura en España: el PSOE fracasa»). Por primera vez se presenta el segundo (PSOE, 89; con pacto con NC, 1), con un acuerdo con el cuarto (Ciudadanos, 40), que ya suman más escaños que el PP (120). Pocos apoyos consigue el PSOE, el primer y el tercer partido votan en contra (PP y Podemos+mareas, respectivamente), como casi toda la oposición. En la primera, solo se abstiene CC, que cambiará su voto en la segunda por uno positivo, quedándose en 131 contra 219, sin abstenciones ni ausencias. Pedro Sánchez no salió presidente, ni nadie, así que se volvieron a convocar elecciones.
Y así estamos. Si revisamos la historia de la democracia española, nunca el segundo ha votado a favor del primero, ni se ha abstenido. Nunca nadie acusó al segundo de antidemocrático por no querer el gobierno del primero. Es el primero el que ha tenido que buscar los apoyos incluso vendiendo (algunos de) sus principios para poder salir presidente. No se puede simplemente llamar al voto al primero por la diferencia de escaños con respecto al segundo (si esta fuera razón para votar al primero, en al menos otras cinco ocasiones en que se superó la diferencia de 50 escaños se debió proceder de esa forma). Por supuesto, que antes no se haya hecho no significa que no se pueda hacer; el PSOE puede pactar con el PP (y poner otro clavo en su ataúd) una gran coalición o, al menos, la abstención. Pero no se le puede exigir gratuitamente al PSOE para «evitar» otras elecciones; el fin de los políticos no puede ser evitar que haya comicios.
Son pocas las veces en que la suma del segundo con el tercero más votado superan o igualan al primero más votado (en la historia de la democracia, solo en 1993, 1996 y 2015), con lo que el resultado del 26J se suma a esa pequeña lista, con lo que difícilmente se puede asegurar o defender que Rajoy ha ganado sin ninguna duda y merece gobernar, cuando de forma clara necesita el apoyo firme de otra formación grande, como mínimo. Es que varias veces el segundo partido de la cámara ha tenido más diputados que los que ahora tiene el PP (sin ir más lejos, las dos veces que Rajoy fue el jefe de la oposición, lo hizo con más compañeros que los que ahora le acompañan; también más votos).
Tampoco se debe apelar a la gobernabilidad, pues eso no significa nada en sí mismo (se podía conseguir la misma en la legislatura anterior y el PP no lo permitió). Ni decir que es el partido ganador y como tal tiene derecho a realizar su programa; hay que ser conscientes que, por la pujanza de los nuevos o no tan nuevos partidos (Ciudadanos y Podemos), el mapa político ha cambiado bastante (así, el 33% del PP solo le da el 39% de la cámara, lejos de la sobrerrepresentación que gozó UCD cuando gobernó, en ambos casos tuvo algo más del 34% del voto popular y más del 47% de la cámara), algo que no terminan de asumir los dos grandes.
Esto, por supuesto, no solo afecta al PP, también lo hace con el PSOE (por más que se salvara de quedar tercero), así pues, el bipartidismo en España como fuerzas que copaban el debate parlamentario como partidos de todo el Estado ya acabó (aunque el 2016 recupere unos puntos), han pasado de tener el 83,81% de los votos válidos y el 92,29% de la cámara, a representar el 55,69% de los votos y el 63,43% del Congreso de los Diputados. Un cuadro y una gráfica:
Apoyo a los dos principales partidos (elecciones generales españolas, 1977 – 2016) |
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Elecciones | Apoyo % | Escaños | % Cámara |
1977 | 63,76% | 283 | 80,86% |
1979 | 65,24% | 289 | 82,57% |
1982 | 74,47% | 309 | 88,29% |
1986 | 70,03% | 289 | 82,57% |
1989 | 65,39% | 282 | 80,57% |
1993 | 73,54% | 300 | 85,71% |
1996 | 77,17% | 297 | 84,86% |
2000 | 78,68% | 308 | 88,00% |
2004 | 80,30% | 312 | 89,14% |
2008 | 83,81% | 323 | 92,29% |
2011 | 73,39% | 296 | 84,57% |
2015 | 50,71% | 213 | 60,86% |
2016* | 55,69% | 222 | 63,43% |
*Datos provisionales sin el voto CERA. | |||
Cuadro de elaboración propia con los datos oficiales del MIR. |
La diferencia de 52 escaños no se debe tanto al crecimiento del Partido Popular (único partido que mejoró su resultado electoral, en un contexto en que votó menos gente, sumó más de 650 mil votos) o su hegemonía en la cámara (39%) o entre los votantes (33,03% del voto válido sin contar el CERA), sino al descenso del PSOE y a la posición de esas nuevas fuerzas nacionales; nunca en la historia de la democracia el tercer y cuarto puesto sumaron tantos votos y escaños como fue en 2015 y, algo menos, en 2016; en ambos casos esta suma supera al primer partido de la cámara.
Si el Partido Popular quiere gobernar, debe conseguir apoyos claros de otros partidos, y para ello debe hacer concesiones (la primera vez las hizo), debe de olvidarse de usar argumentos tipo «en otros países hay grandes coaliciones» o «es lo que el sentido común dicta» (supondría que jamás ha imperado dicho sentido en todas las demás investiduras), obviando tanto la realidad española como la forma en que esas grandes coaliciones se han construido (y los efectos de las mismas). Con 169 votos a favor (los suyos y sus aliados de sangre -UPN- más Ciudadanos) ya podría salir investido presidente si consigue abstenciones de formaciones como PNV (5) o CC (1), con eso y alguna ausencia, ya tendría el gobierno; no digamos si consigue la abstención o el apoyo de CDC (ahora, PDC; 8).
Para acabar, el cuadro que sustenta la gráfica que inicia esta nota, esto es, la diferencia entre el primer partido y el segundo (en escaños y en puntos) y del primero con los tres siguientes partidos:
Diferencia entre el primero y los demás (elecciones generales españolas, 1977 – 2016) |
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Elecciones | Diferencia entre el primero y el segundo | Diferencia entre el primero y la suma de los tres siguientes* | ||
Escaños | Puntos % | Escaños | Puntos % | |
1977 | 47 | 5,12 | 11 | -12,42 |
1979 | 47 | 4,44 | 15 | -12,22 |
1982 | 95 | 21,75 | 80 | 10,96 |
1986 | 79 | 18,09 | 42 | 3,85 |
1989 | 68 | 13,81 | 37 | -3,15 |
1993 | 18 | 4,02 | -17 | -10,47 |
1996 | 15 | 1,17 | -22 | -13,97 |
2000 | 58 | 10,36 | 35 | 0,72 |
2004 | 16 | 4,88 | 1 | -3,31 |
2008 | 15 | 3,93 | 3 | -2,87 |
2011 | 76 | 15,87 | 60 | 4,25 |
2015 | 33 | 6,71 | -76 | -27,91 |
2016** | 52 | 10,37 | -51 | -23,78 |
Notas: *Se refiere a los puestos 2 a 4 en relación a los votos obtenidos, no a los escaños. En 3 ocasiones el 5to partido ha tenido más escaños que el tercero y el cuarto. **Datos provisionales sin el voto CERA. |
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Cuadro de elaboración propia con los datos oficiales del MIR. |
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