Algunos de los problemas (entre otros muchísimos) de las izquierdas durante esta crisis es, por un lado, que la misma era «del sistema» y no una de las tantas cíclicas que hay, y por otro, no presentar una alternativa real al capitalismo, sino centrar las críticas en unas políticas concretas del capitalismo ofreciendo «más capitalismo» como respuesta a la crisis económica (cíclicas en el capitalismo, no lo olvidemos). ¿El resultado? Las izquierdas no avanzan, más bien retroceden, sobre todo las izquierdas socialdemócratas, que son las que más «cometen» los dos problemas antedichos.
«Es la economía, estúpido»
En la campaña presidencial de 1992 un demócrata llamado Bill Clinton se enfrentó al «imbatible» George H.W. Bush, presidente en ese momento que llegó a gozar del 90% de aceptación, a él se le atribuye el fin de la guerra fría y la victoria en el Golfo Pérsico, en estas circunstancias James Carville, estratega de la campaña demócrata, pegó un cartel en la base de operaciones de Clinton con los siguientes tres puntos: «Change vs. more of the same; the economy, stupid and don’t forget health care» («cambio contra más de lo mismo; la economía, estúpido; no se olvide del sistema de salud»), la idea era centrar todo el debate en esos puntos, no salir de ellos y poder ganar a Bush en los terrenos donde no brilló. La historia es conocida, Bill Clinton ganó y repitió triunfo cuatro años después.
Algo así ha pasado con este crisis que aun vivimos, desde los medios de comunicación y las mayores autoridades financieras nos gritan que es el «sistema financiero, estúpido», o que todo fue a causa de la «avaricia, estúpido», que el problema no fue el sistema en sí, sino unas «malas o deficientes regulaciones, estúpido», o incluso que fue y es «el mercado laboral, estúpido», «el sector inmobiliario, estúpido», «sistemas piramidales ilegales, estúpido», y un largo etcétera. Llegando al absurdo de decir o leer «es la crisis, estúpido», cayendo en puntos muertos, pescadillas que se muerden la cola.
En otras palabras, el debate se ha centrado en puntos muy concretos que no cuestionan el sistema en sí, sino determinadas aristas del mismo, y culpabilizan, en el fondo, la gestión de determinadas empresas o personas, lo que es sintomático se vuelve causa, lo que es consecuencia se transforma en base, lo que forma parte del sistema se ve como el cáncer del mismo. Incluso, determinadas consecuencias que ponen en entredicho la base misma de la teoría económica que sustenta el capitalismo son tomadas como causas exógenas que han afectado el correcto funcionamiento del sistema, pienso en la falta de información existente que permitió el reempaquetado de activos basura, todos ganaban, hasta que la pirámide se cayó. Y ahí un par de cabezas de turco, y todo continuó igual.
El debate perdido
Como mucho, el debate ha vuelto a una antigua pugna entre ortodoxos y heterodoxos capitalistas, esto es, en el grado de intervención del Estado así como en la forma en que se genera el desempleo (no es lo mismo la ortodoxia de decir que el paro es voluntario a decir que es involuntario o estructural), resulta curioso en que la intervención del Estado, aunque se ha aceptado en general, ha quedado reducida a un gran subvencionador, así que se ha pasado de discutir si se debe o no intervenir a debatir si la intervención da o no derecho a control por parte del Estado, lo hemos visto sobre todo en el tema de la banca (mientras pedían dinero exigían que no se les controlara) y en el sector automotriz (subvenciones directas a la compra, ayudas fiscales e incluso nacionalizaciones, siempre que el control continuara siendo básicamente privado).
Es posible que una de las razones que hayan centrado el debate en lo que acabo de mencionar se deban justamente a que la crisis no es del sistema, sino una cíclica dentro de la economía del propio sistema, con ello, los que defienden el capitalismo no se ven obligados a debatir sobre el propio mercado, sino sobre cómo hacer más cortas las crisis, el alcance que debe tener el ajusto de los distintos mercados y, en su caso, y acá entran los heterodoxos, nuevos nóbeles a la cabeza, hablando de las medidas contracíclicas en manos de la administración. Eso sí, todos los estados que piden más mercado y más capitalismo toman medidas proteccionistas, contrarias a sus discursos.
Con todo ello, las izquierdas quedan relegadas del debate si no lo plantean en términos capitalistas, aunque sean sus propuestas las de «humanizar» el mercado, deben estar «dentro» del sistema capitalista para ser escuchados, los socialdemócratas cayeron redondos en dicho juego y perdieron el debate a primera de cambio, se sumaron así a las líneas heterodoxas del keynesianismo e hicieron suyas medidas de la derecha de hace setenta años, abandonadas negativamente hace treinta, para reclamar determinada intervención del Estado y ciertos gastos públicos en temas sociales, pero también han asumido las formas de financiación de la derecha, así tiran por los impuestos indirectos en vez de los directos, a duras penas tocan estos un poco, lo suficiente para no parecer totalmente derechistas y vender el tema como algo propio de la izquierda.
La socialdemocracia aceptó el debate en los términos de la derecha, fue a ese campo y se ha confundido totalmente con esa derecha, no hablan, pues, de combatir el capitalismo, sino las medidas neoliberales de los últimos años (que sigo sin saber qué tienen de «neo», si justamente son una vuelta al liberalismo más clásico, sin las necesarias correcciones de otras escuelas capitalistas, como la keynesiana), el problema dejó de ser «el capitalismo» (como sistema de dominación que es), sino una determinada forma del mismo, el mal llamado «salvaje» («puro» sería más propio y descriptivo). La principal técnica para vencer en un debate es llevar los términos del mismo al terreno propio, y ahí los capitalistas han ganado de lejos.
Tal vez te parezca algo ingenuo, pero todo ese debate alrededor del modelo económico me recuerda la discusión entre John Hammond y Ellie Sattler, en Jurassic Park (cito de Wikiquote):
Hammond: [eating several bowls of ice cream, which were melting] They were all melting.
Sattler: Malcom’s okay for now, I gave him a shot of morphine.
Hammond: They’ll be fine. Who better to get the children through Jurassic Park than a dinosaur expert? You know the first [swallows] attraction I built when I came down from Scotland … was a flea circus. Petticoat Lane. Really … quite wonderful. We had, uh … a wee trapeze, a merry-go…carousel. Heh. And a see-saw. They all moved, motorized, of course, but people would say they could see the fleas, «No, I can see the fleas, mummy, can’t you see the fleas?» Clown fleas, highwire fleas and fleas on parade. But with this place … I wanted to give them something that wasn’t an illusion. Something that was real. Something they could see, and touch. An aim not devoid of merit.
Sattler: But you can’t think through this one, John. You have to feel it.
Hammond: You’re right, you’re absolutely right. Hiring Nedry was a mistake, that’s obvious, we’re over-dependent on automation, I can see that now. Now the next time, everything’s correctable. Creation is an act of sheer will. Next time it’ll be flawless.
Sattler: It’s still the flea circus. It’s all an illusion.
Hammond: When we have control again –
Sattler: You never had control! That’s the illusion! I was overwhelmed by the power of this place. But I made a mistake, too. I didn’t have enough respect for that power and it’s out now. The only thing that matters now are the people we love. Alan and Lex and Tim … John, they’re out there where people are dying. So … [takes a spoonful of ice cream, swallows] it’s good.
Hammond: Spared no expense.
Salud Luciano
Mi inglés es cualquier cosa menos bueno, ¿lo dices por la parte de «el control era una ilusión»? En realidad eso es lo que nos pasa cuando votamos :P.
Hasta luego y gracias por el comentario ;)
Así es, mi estimado. Lo demás es solo contexto, pero la idea es esa: nunca se tuvo el control. Ni en JP ni en la economía. El sistema económico es un proceso emergente y auto-organizado, cuyo manejo va mucho mas allá de lo q individualmente pueden hacer los humanos.
Salud
No sé si pensar que eso es demasiado funcionalista o demasiado determinista, depende de cómo lo enfoque :P.
Daría para largo el debate, sí existe cierto control, finalmente las instituciones sociales sí dependen de la voluntad de quienes las sustentan, esto es, de quienes tienen el poder decisorio y el control sobre los medios de producción (no necesariamente la propiedad), todo enclavado en subsistemas interconectados y donde las decisiones no son claras o únicas (no es Fulanito decidiendo equis, en eso estoy de acuerdo), sino que es la suma de voluntades no necesariamente coordinadas pero sí confluentes (aunque sea consensualmente en determinados casos, o por imposición en otros).
Hasta luego y gracias por el comentario ;)
PD: Coincidencias de la vida, hoy el profesor de Teoría de las Relaciones Laborales usó como ejemplo-explicación esa misma escena de JP…