Susana Villarán está muy lejos de las expectativas que creó, y no solo por la dura oposición que ha tenido (contando la victoria pírrica en la revocatoria y esas elecciones suplementarias del año pasado donde la oposición barrió), sino por su mala gestión en puntos claves, como la participación ciudadana, transporte, seguridad… además de un incorrecto modo de tratar a sus alianzas por la izquierda (las que en teoría le llevaron a la alcaldía y le estuvieron manteniendo hasta la revocatoria). Ese maltrato se ve también en la propia campaña de la revocatoria, absolutamente centrada en la figura de Villarán en detrimento de los compañeros electorales, que vieron cómo casi todos eran echados del ayuntamiento mientras que la burgomaestre se salvaba. Además de las promesas incumplidas. No me refiero a las que no pudo cumplir (ciertos cambios, ciertas obras, ciertas mejoras) sino de las que prefirió incumplir, entre ellas la reelección.