Debemos tener una memoria increíblemente corta cuando hacemos análisis electorales o mencionamos lo que ha ocurrido o no con las investiduras. Ahora se escucha mucho eso de que ya ha llegado el fin de las mayorías absolutas (en España, de doce legislaturas, solo ha habido cuatro mayorías absolutas, dos con el PSOE y dos con el PP), cuando lo que debemos pensar es en el fin de las mayorías simples holgadas (la más cómoda de todas la tuvo el PSOE en el 89, se quedó a uno de la absoluta) o, si lo prefieren, de la concentración de voto (las dos últimas elecciones sí han supuesto los resultados más bajos de los dos partidos más grandes; también ha roto la altísima sobrerrepresentación de la que gozaron esas dos formaciones, que con menos del 64% del voto llegaron a ocupar el 80% de la cámara, como pasó en el 77).