Los más optimistas dicen que no, que ya no es algo que agarre, que en esta Europa el fascismo es imposible otra vez, pero la realidad se empeña en demostrarnos que la extrema derecha se va reacomodando, que la deriva derechista de la Unión se radicaliza entre los votantes jóvenes, permitiendo un relevo generacional que no se debería dar… Los votantes en Austria, tras el tímido triunfo socialdemócrata sobre la «derecha moderada» en las pasadas elecciones (de hace dos años) y el gobierno en esas coaliciones que no funcionan, han castigado al Partido Popular austriaco creando un importante flujo de votos a la extrema derecha, que entre dos partidos acaparan el 30% de los votos.