Así pues, el mandatario Boliviano ha decretado que hay elecciones el 18 de diciembre, un poco un “sí o sí”, y ha modificado, según el censo actual (bueno, el “vigente”, siendo éste del 2001), la cantidad de escaños a cubrir por cada provincia, viéndose favorecidas las zonas ricas frente a las pobres, ya que se ha dado una migración de las segundas hacia las primeras.
Lo malo, porque en todas estas historias hay una parte bajo la rúbrica de “el problema”, no sólo es el medio que se ha empleado para la distribución de escaños (a punta de decreto, cuando le tocaba hacerlo a la cámara), sino que es una decisión tomada después del cierre del plazo de inscripción de candidatos.
Por lo pronto, este retraso no le ha sentado nada bien al líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, que ya levantó el dedo para acusar de dictadores a los miembros del CNE (supongo que eso de unas elecciones con todas las garantías no es lo más deseable por este lidersillo), espero que no vaya más allá de simples palabras y que las cosas sigan como están (o mejores), que ya llevan un tiempillo con una “tregua social”.
Ahora tienen un mes y medio para comenzar la pugna real en las canchas de la opinión pública.