Mientras se habla tanto de la absurda reforma constitucional (¿ven cómo no es tan complicado meterle mano a la Carta Magna? en un par de semanas han acordado una reforma) el Ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha defendido otro gran retroceso en los derechos laborales de los trabajadores. Cuando alguien no cumple la ley o se mejora la vigilancia del cumplimiento o se mejora la redacción para que no sea fácil saltarla, no se hace lo que el Ministro propone, que es suspender la aplicación de la ley. Gómez afirma:
«Muchas empresas y algunas instituciones públicas importantes no renuevan los contratos temporales si con esa renovación se incurre ya en la regla de que a la próxima se tiene que convertir ese contrato en indefinido.»
Esta práctica empresarial no solo existe, sino que se viene dando desde que esa regla se aprobó ya hace mucho tiempo, esto es, no es un incumplimiento de la norma vinculado a la crisis económica, sino una norma toreada desde que se aprobó por la falta de control (lo mismo que la causalidad de los contratos temporales, es imposible que 9 de cada 10 contratos nuevos cumplan las causas de la temporalidad). Ahora el ministro lo suelta como excusa: Ya que no renuevan los contratos, quitemos la norma que los obliga a convertir a fijos para que esa persona mantenga su empleo.
Ojo, esa norma no va a crear empleo neto, ya que son puestos que siempre se cubren, normalmente son puestos que ni siquiera justifican contratos temporales (volvemos a ese más de 90% de contratos temporales en relación a nuevas contrataciones), la idea de la norma no es mantener el empleo sino evitar la rotación de trabajadores y que la gente no entre y salga del paro con tanta facilidad (por más que Gómez hable de «dar confianza para que se cree empleo», nada que ver).
Lo curioso es que la última reforma mejoraba un poco la redacción anterior de esta norma pro-fijos, impidiendo que el mero cambio de nombre del puesto dentro de la misma empresa justificara nuevos contratos temporales con el mismo trabajador (porque esa era otra, hay trabajadores que han pasado eternidades con contratos temporales en la misma empresa, simplemente diciendo que cubría otro puesto), con esta «suspensión» lo único que se hará será parar las pocas conversiones de contratos que se dan, empleo neto imposible.
Los sindicatos mayoritarios presentaron hace poco una iniciativa legislativa popular donde, hablando de la temporalidad, lo que se hacía (y con toda la razón del mundo) era vincular la conversión del contrato a fijo no con el trabajador sino con el puesto, esto es, lo que se pretendía no era que un trabajador a los dos años pasara a ser fijo, sino que un puesto, independientemente de los trabajadores que pasaron por ahí, una vez que ha sido ocupado durante dos años por trabajadores temporales obligaba a que el trabajador actual o siguiente ya fuera fijo, esto es, la gran mayoría de puestos habitualmente cubiertos con este tipo de contratos temporales renovados hasta el infinito son puestos fijos dentro del organigrama de la empresa pero cuya cobertura es sencilla, se puede cambiar a los trabajadores con cierta facilidad, así que, haciendo lo propuesto por los sindicatos y vinculado con una buena inspección laboral, se podría aumentar la cantidad de trabajadores fijos puesto que hay más «puestos fijos» que trabajadores indefinidos en un sistema que premia la temporalidad.
Los dos grandes partidos se llenan la boca diciendo que quieren empleo de calidad y fijo, pero todas las reformas que hacen fomentan, de una forma u otra, la temporalidad de los trabajadores.
También, en la reforma propuesta, se propone ampliar el contrato formativo, básicamente dándole mayores bonificaciones en la seguridad social (totales durante ese contrato, importantes cuando se convierte en fijo a ese trabajador) y ampliando la gente que lo puede usar (subiendo la edad hasta los 30 años de forma temporal, 25 de forma ordinaria) y cambiando el sistema actual, donde el contrato formativo, la parte de formación, o la daba la empresa o una entidad homologada, ahora el deber formativo de la empresa desaparece, y el educativo ya no estará vinculado al puesto como hasta ahora, en otras palabras, es una forma de pagar menos a trabajadores jóvenes mientras se forman en cualquier otra cosa (o en algo vinculado al trabajo).
Hablando de grandes mentiras:
«España, para salir de la crisis, necesita un periodo largo de moderación de salarios»
Desde los pactos de la Moncloa ya hace una eternidad la clase trabajadora vive en una constante moderación de los salarios, en realidad el poder adquisitivo de los trabajadores ha caído incluso en periodos de crecimiento económico, esto es, la moderación de salarios lleva más de 30 años instalado en España, y hemos tenido crisis y periodos de crecimiento, no es que tenga poco que ver, pero es que siempre pagamos las crisis los mismos, y en las épocas de bonanza no nos beneficiamos de las mismas. Por cierto, en los pactos de la Moncloa la parte empresarial no cumplió: No reinvirtió lo que tenía que reinvertir, no cambió los métodos productivos para aumentar la eficiencia del tejido empresarial, no creó empleo estable, no hizo nada de lo que tocaba, eso sí, la moderación salarial a rajatabla se cumplió.
A los neoliberales le está saliendo el negocio redondo con esto de la crísis.
Se hincharon a manos llenas con la burbuja, se volvieron a hinchar cuando les «perdonaron la vida» inyectandoles dinero a espuertas para salvaguardar a «los mercados» y con ese dinero han convertido su deuda privada en deuda pública.
Y ahora están consiguiendo jugosas ventajas a costa de recortar derechos a los trabajadores.
De mayor quiero ser como ellos.
Salud
Sip, básicamente es así, sus recetas nos meten en la crisis y nos «obligan» a pagarla y aplicar sus nuevas recetas para salir de la crisis. De paso se suben el sueldo y ganan más en bolsa. Mejor imposible.
Hasta luego y gracias por el comentario ;)