Hace mucho tiempo (en 1979), se creó “La Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres” (CEDAW, por sus siglas en inglés), con peticiones tan básicas a los firmantes como la de “quitarás de tu legislación toda ley discriminadora” y “las mujeres y los hombres son iguales en derechos y deberes” y esas cosillas (como la igualdad en el matrimonio y tal). Pero muchos países han firmado y no cumplen nada, otros tantos hicieron reservas a los artículos más “importantes”, como es el número 2 (la base de todo el convenio), y en el 2000, cuando Arabia Saudí (uno de los países en que la mujer está, legalmente, peor) anunción que lo firmaría y ratificaría, todos sonreímos… pero hizo una reserva a la totalidad del texto. El informe de Amnistía Internacional (pdf) que han sacado sobre este tema es bastante esclarecedor.
Un buen porrón de países tienen leyes completamente discriminatorias. Que van desde la aprobación de la Lapidación a las mujeres por “adulterio” (el caso de Nigeria; basado en que la mujer tenga un hijo fuera del matrimonio, por ejemplo) a que una mujer casada por un rito religioso con sanción legal por parte del Estado (esta parte del enunciado pasa en varios ordenamientos jurídicos) si dicho rito no reconoce el divorcio a iniciativa de la mujer, ésta no podrá divorciarse (en Israel pasa). Y esto pasando por una serie de sistemas en que se prohíbe a las mujeres el acceso a ciertos trabajos, el tener varios maridos en sistemas que los hombres pueden tener varias mujeres, el que el adulterio femenino se pueda penar con la muerte o cárcel (e incluso, alguno pone menos pena al hombre que a la mujer por el mismo hecho, el adulterio), la transmisión de la nacionalidad a los hijos de forma limitada o limitativa, el permiso para el ejercicio de la violencia en el ámbito doméstico mientras no cause un peligro de muerte, la falta de derecho a votar en muchos países, declaración de la obediencia de la mujer dentro del matrimonio, incluso, excluyendo del ámbito de los delitos sexuales el de la pareja (esto es, la violación dentro del matrimonio se permite), que el testimonio de una mujer valga la mitad que la de un hombre y un muy largo etc.
Y esto no es algo que “sólo” pase en países teocráticos en que de “derechos” se habla poco, sino en realidades cercanas como Bolivia (impide que las mujeres, junto con los niños, trabajen de noche salvo en enfermería, en el hogar, y otras actividades “a determinar”), Chile (el hombre es el titular de los bienes conyugales en la sociedad de gananciales), España (una declaración sobre la no aplicación del Convenio a la sucesión de la Corona -y por extensión gracias al Constitucional, a todos los títulos nobiliarios-)…
Y hasta ahora hablamos de leyes. Luego salen los informes sobre la mujer y el trabajo, la discriminación efectiva que siguen sufriendo (cobrando menos que los varones por el mismo trabajo; por ejemplo), el acoso constante (algo más del 18 % según un estudio de Comisiones Obreras), la violencia de género, la dependencia… Y sumémosle el poco apoyo que reciben dentro de la convivencia en pareja y familia por parte de los hombres (aunque los dos trabajen igual número de horas, la mujer trabaja más en casa).
Hoy es un buen día para reivindicar la vida y dignidad de la mitad más uno de la población mundial.
Más Información:
– Estados parte (aunque hay estados que han firmado pero no ratificado) del CEDAW.
– Declaraciones y reservas del CEDAW.
– Historia y demás del Convencio.
– Especial de El Mundo por este día.