Berlusconi debe ser el mandatario «del primer mundo» con más problemas con la justicia, o mejor dicho, con más problemas para actuar conforme a la ley, y aunque a él le caduquen los procesos, a sus mandados no (hasta uno de sus abogados ha sido condenado), y también uno de los mandatarios que más usa su poder para blindarse. Y lo intenta a pesar de las resoluciones del constitucional. Hace unos años, en el 2008 cuando volvió tras el fracaso del centro izquierda, lo primero que hizo fue blindarse y declarar una inmunidad absoluta para los cuatro altos cargos del país (él uno de ellos), el Tribunal Constitucional dijo que de eso nada, que no puede ser «inmune» y declaró inconstitucional la ley. ¿Berlusconi aceptó y fue a los tribunales a defenderse? No, consiguió una ley la mar de curiosa: Determinados altos cargos (contando al Presidente del Consejo de Ministros, o sea, él claro) decidían si tenían o no tiempo para responder ante los tribunales. No conseguían la inmunidad, pero sí algo parecido: Paralizaban los procesos judiciales.
A la par de esto sacó otra norma bastante curiosa, cambió el sistema de prescripción, con lo que si un proceso se alargaba mucho el delito prescribía, así de simple. Por supuesto, determinados delitos no, algunos como el robo con violencia seguirían con el sistema de siempre, el lógico, mientras que uno de corrupción política, por ejemplo, los que cometen los grandes ladrones de todos, sí se someterán al nuevo sistema. En otras palabras, si robas de un tirón una cartera, o con una pistola si se quiere, prescripción de siempre, si robas miles de millones del Estado, que somos todos, se aplicaba un sistema que permitía la prescripción, esto, evidentemente, favorecía a Berlusconi y los suyos, que han hecho procesos eternos.
Pero ahora la buena noticia: La norma que permitía al ejecutivo «excusar y aplazar» los juicios contra determinadas autoridades ha sido declarada parcialmente inconstitucional. ¿Qué significa? Que ya no es el ejecutivo quien decide si existe justificación para que una persona como el presidente del gobierno (Berlusconi) pueda o no ausentarse y aplazar un juicio (penal, en este caso), sino que el ejecutivo podrá pedir ese aplazamiento, mediante el certificado de «legítimo impedimento», pero ya no suspenderá automáticamente el proceso de turno (como pasó con dos juicios, aplazados por 18 meses), ahora el tribunal de turno decidirá si procede o no al aplazamiento.
Esto es un juego del gato y el ratón para el magnate empresarial y presidente del gobierno italiano, él busca por todos los medios librarse de condenas (fíjense que uno de los casos actuales es un soborno de Berlusconi a un abogado para que la declaración de este le exculpara de un delito fiscal…), contando el usar el parlamento para que dicte normas que le garanticen la impunidad de una forma u otra, y el sistema constitucional (el Estado de Derecho) y los tribunales intentando que el que dirige el país también cumpla las leyes más básicas. Como dije hace algo más de un año: «En otras palabras, Berlusconi otra vez usa el Estado para favorecer sus intereses privados en contra del Estado y de los italianos, y de la coherencia de su propio discurso».
Pero en gran medida lo triste es que los italianos premian a Berlusconi cada vez que se presenta a las elecciones, y si su bloque se desmorona, no pasa nada, compra a gente de la oposición para mantenerse en el poder (como ha pasado hace no mucho con todo el tema de la moción de censura tras la ruptura con uno de sus aliados tradicionales). Los italianos insisten en premiar a Berlusconi, y él no hace más que aprovecharse de eso.