Desde el Jurado Nacional de Elecciones (JNE para los amigos) se ha actuado correctamente: Si cumplió con los requisitos legales para inscribirse, no se le puede negar la inscripción. Los requisitos legales, que son excesivos para mi gusto, en ningún caso pueden entrar a valorar la ideología del partido que se inscribe (menos cuando, al momento de inscribirse, no se requiere entrega del ideario), por más deleznable que esta nos pueda resultar, como es el caso de «Igualdad Nacional Cristiana Autónoma» (INCA), grupo que, según denuncia el IDL-Reporteros.
Y sinceramente, no entiendo que Tuesta diga que quizá por el lado de «la norma» el JNE no pueda actuar, pero por otro lado insista que pueda buscar una salida pues es «un asunto de voluntad política». Realmente el JNE no está para esas cosas y Tuesta está llamando a la prevaricación (aunque podamos compartir el fondo de la cuestión, y nos indigne que un partido neonazi se pueda inscribir, lo que debemos pensar es por qué hay partidos neonazis y cómo llegan a tener apoyo popular, y cómo combatirlos, no a pedir a un organismo que no inscriba o suspenda la inscripción cuando ni soluciona el problema ni jurídicamente puede proceder de esa forma). Ya se inscribió, ahora la pelota está en el tejado de la fiscalía y la defensoría del pueblo, para que, si se dan los supuestos, pedir la ilegalización de la formación según el artículo 14º de la Ley Nº 28094, De Partidos Políticos, publicada el 1 de noviembre de 2003 en El Peruano* (LPP en adelante).
Ahora bien, por más neonazi que sea el movimiento INCA, si no se dan los supuestos de ese artículo (ser el brazo armado de una organización terrorista o de narcotráfico, apoyar y complementar las acciones de organizaciones terroristas, promover, justificar o exculpar atentados contra la vida o la integridad, así como legitimar la violencia para conseguir fines políticos), entendidos siempre restrictivamente, el movimiento no puede ni debe ser ilegalizado.
¿Nos echamos las manos a la cabeza por la inscripción de un partido neonazi? No deberíamos, dentro del Congreso tenemos partidos que justifican el uso de la violencia para conseguir fines políticos, que buscan la impunidad de delincuentes condenados por crímenes contra la humanidad (y candidatos a la presidencia que anuncian que darían indultos a esas personas), en otras palabras, varios de nuestros partidos con representación parlamentaria justifican, exculpan, apoyan o han participado en regímenes que se ha practicado el terrorismo de Estado, y encima tienen apoyo popular, ¿por qué una pequeña raya más al tigre nos causa alboroto? Nadie ha instado la ilegalización del APRA o de los distintos partidos fujimoristas, que bien se lo merecerían por el simple y directo apoyo al terrorismo que ellos realizan (al de Estado, claro), y la continua justificación, aun hoy, de crímenes inmundos y golpes de Estado, masacres en penales y demás.
Y grupos racistas, lo que se dice racistas, también los hay, tal vez no antisionistas (al menos en la cúpula del poder peruano), pero sí radicalmente racistas, clasistas y demás. ¿La diferencia está en la apología al nacionalsocialismo? ¿Por qué algo para nosotros más lejano nos duele más que la apología al terrorismo de Estado, que tantos muertos ha dejado en nuestro propio país?
Y no sé hasta qué punto toda la campaña mediática que se ha montado contra los neonazis de Ricardo de Spirito no hace más que alimentar al movimiento tacneño, en tanto que le da una publicidad que de otra forma no tendría, permite que se hable de ellos, justo lo que necesitan para darse a conocer y atraer a unos cuantos inadaptados, digo, nuevos adeptos (y así poder superar el 5% de votos en las próximas regionales para mantener viva su inscripción**).
¿Queremos que no haya movimientos neonazis en Perú? Prohibiendo su inscripción no se consigue nada (sería como cerrar los ojos, no viéndolos es como si no existieran… aunque siguen ahí), así que el camino no va por ahí.
*Como dato curioso y totalmente intrascendente, en la web de IDL-Reporteros se han equivocado y han puesto que la LPP es la Nº 29490, esa ley modifica varios artículos de la LPP, pero justamente uno de los que NO toca es el 14º (sí lo hace con el 13º, por ejemplo). Pues bien, este error ha sido reiterado por varios medios de comunicación, que simplemente cortan y pegan lo que ven en otros lados, sin siquiera comprobar si la referencia es correcta. ¿Para qué tener periodistas y periódicos si simplemente «rebotan» información sin contrastar lo más básico?
**Requisito absurdo donde los haya, que va en contra de esa idea de construir un sistema de partidos, cuando los mismos dependen totalmente de los resultados electorales para seguir conservando personalidad jurídica, lo que favorece a los movimientos «atrápalotodo» y creados para cada cita electoral.