Perú es el país con más feriados retribuidos en la región, contando 16 desde este año, y muy mal repartidos (se concentran muchos entre julio y agosto), esto ha llevado a cierta prensa, como El Comercio, a emprender una batalla contra los festivos alegando la baja productividad y la informalidad. Vamos a una evidencia: esa baja productividad y esa informalidad existen desde hace mucho y no tiene causalidad alguna con los días feriados (pero ninguna) ni con las vacaciones existentes. No es un palo en la rueda de la formalización del trabajo en Perú porque esa rueda hace tiempo se la robaron.
De hecho, en esos mismos artículos comparando vacaciones y festivos de Perú con otros países de la región a veces mencionaban la jornada máxima legal, pero sin calcular las horas de trabajo efectivas por año. Tener 46 días libres (muy matizable, luego explico) remunerados pero con jornadas de 48 horas da mucho más horas trabajadas reales que otros países con menos días de vacaciones o festivos pero con jornadas de 40 horas.
Un ejemplo práctico: en Ecuador hay 12 feriados (entre nacionales y locales) y 15 días de vacaciones con una jornada de 40 horas a la semana (ordinariamente distribuida en 5 días, aunque se puede poner en 6), con lo que tenemos unos 236 días laborables efectivos que nos da, en todo caso, unas 1888 horas máximas de trabajo anual (para una persona que ya lleva más de un año en la empresa). En Perú, con 16 feriados y esos 30 días, con una jornada máxima de 48 horas, tenemos unos 271 días laborables (se trabaja 6 días a la semana; de hecho, por eso son 260 días que como mínimo hay que trabajar para tener derecho de vacaciones al año siguiente si se está con esa distribución) que nos dan 2168 horas de trabajo al año. Esto es, con, en teoría, más descansos, una persona trabajadora en Perú puede hacer un 14,83 % de horas que una persona trabajadora en Ecuador. No digamos ya cuando hablamos de micros y pequeñas empresas y sus 15 días… ahí saltamos a la friolera de 2272 horas.
Hablando de horas, podemos mirar que en los países europeos (que tiene mucho mayor productividad que Perú) se tiende a una importante bajada de las horas anuales trabajadas, así pues, en Alemania se rondan las 1600 horas (por convenios colectivos), en España, aunque la legislación estatal no ha variado en los últimos 40 años (y se calcula en entorno a las 1826 horas), los convenios colectivos en general la tienen por debajo de 1750 horas y el plan es que para todo el mundo se esté en unas 1700… en Francia, la jornada es de 35 horas a la semana (por convenio se puede subir un poco) y, yéndonos a otro continente, en Australia es de 38 horas. Mientras tanto, en Perú se supera con mucho las 2000 horas horas al año y nos ubicamos en una pasadíma jornada semanal de 48 horas.
En Perú, además, decir que hay 30 días de vacaciones es muy matizable, y no «por arriba»… primero, porque hay que tener al menos un año trabajado para tener derecho a vacaciones (sí, se pueden «adelantar», pero hay que cumplir con el año y son a cuenta de dicho cumplimiento), con un mínimo de jornadas ejecutadas (que corresponden a un año laboral, según sean semanas de 6 o de 5 días de trabajo). No existen vacaciones para las jornadas de menos de 4 horas al día (repito: NO EXISTEN; y, para sorpresa de nadie, en muchas empresas abundan los puestos de trabajo de 3 horas y 45 minutos), existe la posibilidad de «vender» tus vacaciones (15 de los días, como máximo) que en muchos trabajos no es una «posibilidad», es una obligación y ya (se te pagan 15 días extras al año, pero acá lo importante es el tiempo de descanso). Por último, pero no menos importante, vamos a recordar que las micro y las pequeñas empresas tienen una rebaja en el calendario laboral a 15 días de vacaciones y la economía peruana se sustenta en ese tipo de empresas (que son las más informales, todo hay que decirlo).
Lo importante para una empresa no es la cantidad de días efectivos por cada persona trabajadora, puede ser más o menos (que es relevante para temas organizativos), si no la cantidad de horas de trabajo por el sueldo que se paga y la producción que se obtiene. Haber subido dos festivos al año está lejos de ser una gran desbarajuste para cualquier empresa (no debería serlo) y no tiene absolutamente nada que ver con la productividad por hora (que sí, es muy baja en Perú, pero por otras causas) o la informalidad (no hay más informalidad por este hecho, tampoco hay menos), que es un problema de antiguo que no tiene que ver ni con las vacaciones (de hecho, los regímenes especiales rebajando vacaciones no ayudan a la formalización) ni con los feriados.
En uno de los artículos que leí, hablaban de la correlación entre la productividad y la cantidad de días libres… y mentían. Mentían porque la correlación es la inversa que planteaba ese artículo y se olvidan que no hay causalidad. Quiero decir, se divide el PIB por horas trabajadas, la disminución de días de trabajo, en el caso peruano, no ha supuesto una disminución del PIB, pero sí de las horas trabajadas (muy poquito, por la alta informalidad y porque las empresas formales tampoco es que respeten mucho la legislación laboral), con lo que la productividad por hora trabajada aumenta (de manera insignificante, pero aumenta); y si la producción bajara en la misma proporción a las horas trabajadas, significaría que la productividad por hora no se está viendo afectada. El artículo en cuestión dejaba caer que nuestra productividad bajaba por el aumento de esos días remunerados y no es, en ningún caso, así.
Por lo demás, en la productividad de cada empresa y de cada persona trabajadora influye mucho más otra serie de factores, por eso la productividad es tan distinta según el sector (por ejemplo, los que usan mucha mano de obra para poco valor añadido son mucho menos productivas por hora que las empresas de alta tecnología) y por el factor geográfico; un país como Perú, con sectores primarios muy diferenciados por regiones, con industria muy localizada, tiene una productividad muy distinta en cada zona, y eso que la legislación laboral es más o menos la misma (hay regímenes especiales y todo eso, pero las horas se mueven en una horquilla algo similar).
Debemos tener en cuenta que lo que perjudica sobremanera a nuestra productividad pasa por el tipo de trabajo en muchos lugares, junto con labores productivas perdemos muchas horas de trabajo en labores no productivas (como todo lo que es seguridad, como todos los puestos de personas que básicamente no hacen nada pero «cuidan»). Trabajar más horas en trabajos improductivos no nos hace más productivos, en realidad, nos hace menos productivos, pues se «gasta» tiempo y energía en, justamente, trabajos con poco valor añadido, con poca productividad. Lo mismo que en Perú hacen 100 personas en un país más productivo lo hacen entre 50, tiene que ver con la tecnificación de la producción pero también con otros males de nuestra economía y seguridad (se requieren muchos puestos que no son productivos en sí mismos).
Bajar dos o cuatro días al año lo que se trabaja no tiene impacto en general entre la población ocupada (esto es, no supone un aumento significativo de la distribución del trabajo necesario), hacer otros ajustes que supongan mayor reparto del trabajo sí tiene un efecto concreto sobre la cantidad de personas ocupadas (en vez de dividir la productividad por horas de trabajo se puede dividir por personas ocupadas), en ese caso la productividad, al repartir más el trabajo, sí se vería afectada en el cálculo… y esto no sería tampoco algo «malo», esto es, lo primero, deberíamos tener en cuenta si ha tenido efectos positivos en otros ámbitos macroeconómicos* que han supuesto un aumento neto en la productividad del país o han aumentado la calidad de vida en general de la población.
Un debate más interesante es si siempre debemos crecer y cómo, o por qué nos importa tanto la productividad sobre otros indicadores socioeconómicos que apuntan más a la calidad de vida.
Además, debemos tener en cuenta que la economía peruana es fundamentalmente informal (supera el 70 %), y dentro de la formal hay mucha trampa al derecho laboral (la cantidad de gente con recibos por honorarios excede con mucho lo que debería haber), con lo que el aumento de dos festivos al año tiene un impacto insignificante en las horas trabajadas y remuneradas en el conjunto de la economía y, lo que es peor, el problema real es la inexistencia de derechos laborales (días feriados y vacaciones incluidas) en buena parte de la fuerza laboral (según el EPEN, en 2023, el personal asalariado en MYPES era el 32,63 % del total del PEA, si le sumamos las personas independientes y las trabajadoras del hogar, el 79,79 % de las personas están en regímenes que no tienen 30 días de vacaciones -bueno, algo menos, porque hay empresas de menos de 100 trabajadoras que no se consideran MYPES por los ingresos; en todo caso, solo el 18,04 % del PEA está entre empresas de más de 100 personas o en el sector público).
Por cierto, Perú no ha ratificado el Convenio sobre las vacaciones pagadas de 1970 de la OIT, que fija el mínimo en 3 semanas y descuenta los feriados de las vacaciones. Y no lo ha hecho porque la legislación peruana, relativamente reciente (toda de este siglo) permite que en términos prácticos buena parte de las personas trabajadoras formales solo cuenten con 15 días o directamente NO tengan vacaciones (contratos parciales de menos de 4 horas diarias, OJO, que pueden estar a 6 días, con lo que hablamos de contratos de 22,5 horas a la semana que pueden no tenerlas).
*En España el Salario Mínimo Interprofesional (el equivalente a nuestra Remuneración Mínima Vital) ha subido sustancialmente desde el 2019, los peores vaticinios de una derecha económica no se cumplieron (destrucción absoluta de puestos de trabajo) y aunque la OCDE, en sus cálculos, sí habla de un efecto negativo en los puestos ofertados, concluyó que ese efecto negativo (un 0,6 % en su momento) era mucho menor que el efecto positivo sobre las rentas y, con ello, sobre el consumo (que valoraba en más del 6 %).