Como minirreseña de hoy toca «Picassimo», diseñado por Carlo A. Rossi con arte de Christian Fiore, publicado por Haba en 2016.
¡Pánico en la galería de arte! Mañana es la gran inauguración de una exposición de obras inéditas y han desaparecido los cuadros, estos estaban firmados por grandes artistas, como el propio Picasso, y ¿¡ahora qué hacemos!? La gente que trabaja en el sitio se pone frenéticamente a dibujar para reemplazar las obras, ¡y debemos ser capaces de valorar las demás obras del resto del equipo! Uf, vaya papelón.
Un juego competitivo de dibujar y adivinar lo dibujado con un mecanismo particular para que el juego destroce tu obra.
Vamos al lío:
Características principales
- Tipo de juego: fiesta y dibujo.
- Mecánicas principales: acciones simultáneas, dibujar y adivinar.
- Jugadoras: 3 a 6.
- Duración: 30 minutos…
- Nivel de azar: moderado.
- Dependencia del idioma: absoluta.
- Componentes: 6 pantallas, 6 pizarras, 6 rotuladores, 175 cartas, 6 tarjetas de puntos y el reglamento.
- Edad recomendada: 8 años o más.
- Sobre el tema: hay que admitir que han intentado tematizar un juego que se resume en «dibuja y que adivinen tu palabra». Pero, eso, lo han intentado y ya.
- Nota sobre los materiales: algo propio de Haba es que te den materiales con muchos idiomas, acá pasa eso; las cartas tienen 6 idiomas impresos; seguramente podrían haber metido, en lugar de 6 palabras en castellano por cada carta, unas 36 palabras, sextuplicando el número total de palabras para jugar. El otro problema es que los rotuladores no tienen borrador ni viene nada para borrar, eso lo aportas tú. El resto está bien o es, al menos, funcional. Especial nota positiva para las pantallas.
Breve explicación
El objetivo del juego es ganar más puntos adivinando dibujos y haciendo que adivinen el tuyo. La partida finaliza tras siete rondas.
La preparación es rápida, se entrega a cada persona una pizarra, una pantalla, una carta de idioma y un rotulador, se prepara en el medio de la mesa, barajadas, las siete cartas de intercambio. Se decide un nivel de dificultad (o para todo el juego o para la ronda). Al comienzo de cada ronda, además, se reparte una carta de palabras.
El desarrollo es directo y bastante rápido, va por rondas con dos fases, una de dibujo y otra de valoración. Dentro del nivel de dificultad, cada persona elige qué dibujar entre las dos opciones disponibles. El dibujo debe cubrir toda la pizarra (no puede dejar un trozo en blanco) y no puede poner flechas, números o letras. Lo otro importante es que el logotipo de Haba debe estar en la zona inferior de la pizarra. Una vez que la mayoría ha terminado, se comienza una cuenta atrás y esa fase ha finalizado. Se saca la primera de las cartas de intercambio y cada persona debe mover las partes de su pizarra según la carta (esto es importante: la pizarra blanca se compone de 6 partes numeradas que se encajan cual rompecabezas… más o menos). Comenzando por la primera persona que terminó su dibujo, se va enseñando la obra; en principio, no vale dar pistas. Si alguien acierta, tanto la persona que acertó como la artista ganan 3 puntos (si varias personas aciertan a la vez, todas 3 puntos); si nadie acierta, se deshacen los cambios hechos por la carta y se puede seguir intentando acertar, si alguien acierta acá, en vez de 3 puntos se reparte solo 1… si finalmente nadie acierta, pues cero puntos. Se termina esta fase cuando todo el mundo ha enseñado su obra de arte; se devuelven las cartas con palabras y se reparten nuevas para comenzar otra ronda, así hasta el final.
La partida finaliza cuando se han jugado completas siete rondas (o, en otras palabras, se han revelado las siete cartas de intercambio). Se comparan los puntos y quien tenga más, gana; en caso de empate, comparten la victoria.
Una opinión
Me encanta dibujar. Hasta que llegó este a casa, no tenía ningún juego de «dibujar». Y, por ahora, solo tengo este… me voy a explicar, no es que no me gusten estos juegos, es que toda la vida he hecho este tipo de dinámicas sin necesitar que sea un juego de mesa con nombre y apellido; incluso hay alguno muy conocido que, la verdad, yo hacía algo parecido en talleres de cómic (y creo que lo aprendí en uno, además). ¿Con esto estoy diciendo que haya algo de malo con este tipo? No, para nada, solo que no sentía que me aportaran algo (ojo: luego he visto que el usar materiales de juegos de mesa en vez de folios o pizarritas cualesquiera atrae y engancha más, pero ese es otro tema).
¿Entonces por qué este sí lo incorporé? No voy a mentirles, mi primera idea al comprarlo (que aproveché una buena oferta) era regalarlo. Y elegí este, frente a otros de «dibuja y adivina», por ese «giro» que tiene al deshacer parcialmente tu dibujo; esta mecánica de intercambiar partes del dibujo y hacerlo más difícil de ver no es tan cómoda de realizar sin los materiales necesarios (las cartas de intercambio y una pizarra preparada para ello), así que ya solo por lo físico valía la pena. Por cosas que no vienen a cuento, al final me lo quedé y lo estoy disfrutando mucho, tanto con grupos habituales de juego (aunque sé que hay personas que no les gusta, en general funciona bien) como en otros usos que le doy.
No deja de ser curioso que un juego sobre dibujar casi no tenga arte por ninguna parte; solo la portada y las pantallas. Está genial que las ilustraciones de los cuadros de las pantallas, todas diferentes, justamente reflejen tal cual el juego.
El juego escala bastante bien; la fase de dibujo es simultánea y se acaba cuando un determinado número de personas ya han finalizado el suyo, con lo que entre 3 y 6 personas durará parecido, es la fase de valoración la que más se reciente. Hay quien puede desconectarse en esta fase o siendo muchas personas incluso pueda que, por la distancia o posición, algunos dibujos no se vean particularmente bien. La media hora no se termina de cumplir, pero depende mucho de la velocidad dibujando de la mayoría del grupo; esto puede generar que alguna persona acabe rápido con su dibujo y se aburra siempre esperando al resto. Si pasa mucho esto, se mete un cronómetro a esa fase y punto (aunque no esté en las reglas).
Aunque no lo parezca, Picassimo tiene azar: hay cartas con palabras más fáciles de dibujar que otras. Esto es, entre los tres niveles de dificultad, en algunas cartas creo que el segundo tiene alguna palabra que es más fácil de representar que el primer nivel, y entre dos cartas puedes encontrar diferencias abismales.
Con el tercer nivel tengo más problemas; son lugares, construcciones, personajes de ficción, personas reales… y, claro, no solo hay que saber de qué se habla para dibujar, sino para adivinar. Y las referencias no son nada intergeneracionales o abiertas (en algunos casos sí, claro, pero en otros no, son personajes de moda hace treinta años). Para el tercer nivel, creo, o se hacen ediciones «temáticas» (por ejemplo, un Picassimo de Marvel o de Potter o de fútbol) o se tira, para una edición genérica, por algo más conceptual y menos concreto. Esto es, me parece muy bien que exista un nivel que rompa el estilo de los anteriores, pero no como está ejecutado.
El título es grupodependiente, si alguien no quiere dibujar, habrá un serio problema. Dirán que es lo mismo que en cualquier juego, si alguien no quiere entrar en el juego, genera un problema… no es lo mismo cuando hay una actividad como el dibujo de por medio (hay gente que le da vergüenza que vean sus dibujos) vinculado con unas palabras (con «otros grupos» ya he visto lo de «esta ronda ni lo intento»).
El otro problema que tiene el juego es que hay un número limitado de cartas; sí, son 900 palabras en total, pero 300 son del nivel 3 y, bueno, mejor no contar con ellas; aunque suenen a muchas, en una partida a 5 personas se usan de forma efectivas 35 palabras, y cada persona ha visto 42 palabras (aunque juegas con un nivel y solo has tenido 14 palabras disponibles, es difícil no leer las otras que han pasado por tus manos) y se ha enterado de otras 28 palabras. En todo caso, en una partida a 5 se usan 35 cartas, con lo que ya ha pasado por la mesa el 23,33 % del total, a la quinta partida ya tienes que repetir cartas.
No deja de ser un «dibuja y adivina», pero con esos dos cambios (todo el mundo dibuja a la vez y lo de mover piezas de sitio) que le sientan realmente bien al tipo de juego y lo hace bastante adictivo y gracioso.
¿Se necesita saber dibujar? Pues no; primero, porque se pueden conseguir muchos puntos simplemente adivinando (son más los puntos que puedes conseguir así que con tus propias obras) y, segundo, porque es más importante la capacidad de sintetizar en cuatro trazos sencillos que en hacer grandes obras de arte o reflejar correctamente una cosa con una reproducción de la imagen de la misma.
Picassimo es de esos títulos que dejan muchas anécdotas, que durante las partidas, si el grupo está de buen humor, habrá muchísimas risas, momentos de desesperación y otros tantos de perplejidad; y como buen juego de este estilo, el resultado es lo de menos, lo último que importa (en algunas partidas, incluso, nos hemos olvidado de llevar la puntuación). Y sí, normalmente jugamos más de una.