Este curso he tenido el gusto de volver a enseñar en Formación Profesional, en concreto di –durante cinco semanas– tres asignaturas, entre ellas Formación y Orientación Laboral (FOL, en adelante). Dentro de la programación comencé con la Unidad 2: Contrato de Trabajo, y para darla no se me ocurrió mejor idea que hacer una presentación llena de dibujitos hechos por mí –era eso o fusilar a El Roto, Forges, Fontdevila, Vergara y otros–, para ir ilustrando los distintos apartados –mis presentaciones tienen poco texto, solo el título y cuatro cosas más, como mucho… y tiras de humor, que vaya rollos suelto, al menos así se entretienen mientras hablo–. Ya se ha terminado mi sustitución e, imagino, la Unidad está más que dada, así que he decidido subir las tiras que, independientemente de la diapositiva, tienen cierto sentido. He juntado algunas y les he puesto un fondo sencillo y titulitos un poco explicativos –originalmente estaban integradas en la diapositiva–. La que acompaña este párrafo trata sobre las características del contrato y, en concreto, sobre el consentimiento. Clic sobre la imagen para ver la viñeta completa. Siga leyendo…
Mes: noviembre 2016
Educación: un problema desde tantos puntos de vista
No estoy seguro con saber qué les quiero contar en esta nota. Solo sé que quiero «desahogarme» un poco y de forma más bien poco organizada en una variedad de temas que, cada uno de ellos, merecen un artículo en profundidad –mucho más de lo que yo puedo soltar sobre el particular–. Pero acá vamos, voy a hablarles un poco sobre «la educación formal» y algunos problemas que veo –cuando he estado dentro de la misma o desde fuera–, dificultades varias y la frustración constante de sentir que cualquier cosa distinta a lo que ahora se hace es navegar contra corriente.
No busquemos la inocencia de la víctima
Uno de los grandes problemas que tenemos cuando intentamos abordar determinados temas penales, está en que la mera sospecha ya priva de humanidad al presunto delincuente. Así pues, nos cuesta ver en esa persona, victimatario de otra, a una víctima a su vez cuando se comete un delito contra ella. Ponemos por delante, de esta manera, el «se lo buscó» o «se lo merece» al propio Estado de Derecho –lo peor es que lo hacemos levantando la bandera del mismo–; en otras ocasiones, y no pocas cuando hablamos de temas como el terrorismo o ya el racismo y la xenofobia han cubierto de porquería a un grupo humano determinado, con un «si lo han arrestado es que algo habrá hecho» y lo rematamos con el increíblemente idiota «todos son iguales».