Estaba separando las papeletas que he recibido para poner en un gran montón las candidaturas que de ninguna manera obtendrían mi voto (la gran mayoría) y las que me despiertan al menos un mínimo de simpatía cuando, sin comerlo ni beberlo, veo la foto de Pablo Iglesias en donde debería estar el logotipo de Podemos. Mejor dicho, el retrato de Pablo Iglesias Turrión ES parte del logotipo (abajito pone «PODEMOS»). Reviso nuevamente todas las papeletas. No, ninguna tiene foto de candidato alguno. Ninguna. ¿Qué es lo que se vota con Podemos? ¿Una lista, un programa? No, se vota casi en exclusiva a Pablo Iglesias y solo a él. O al menos, es lo que desde la dirección de Podemos estimaron que era la mejor forma de atraer voto en la propia papeleta. ¡En la papeleta! La gran decepción de estas elecciones, para mí, es Podemos. Y eso que tampoco tenía grandes esperanzas en esa coalición. Decepcionan en la forma de construirse (esa idea de que ya estaba todo decidido en cuanto a la cabeza, por más primarias que montaran), decepcionan en el programa (muchísimo; tampoco entiendo cómo primero eliges los nombres y luego haces el programa) y, ahora, decepcionan en cómo se presentan en la propia papeleta, en ese personalismo absurdo que muestra una lista que pretende ser una construcción diferente. Dirán que es márquetin; peor todavía.