«En el matiz está la diferencia», dicen (y predicen). En El Comercio encontramos una noticia alarmante sobre censura en nuestra vecina Bolivia, donde, nos dice la agencia (DPA, es su noticia, por ello se encuentra reproducida acríticamente en otros medios), se persigue con cárcel a quien se mofa del presidente de la República. Para DPA la razón de la prisión está en la burla de forma clara, y para ello citan un «tuit» de un economista opositor. En Bolivia Evo, que aun cuenta con un respaldo bastante amplio, comienza a construir un sistema caudillista (y este caso en realidad es un ejemplo de ello, pero no por la censura) y hay medios que temen el crecimiento de la censura, esa parte es innegable. Ahora bien, ¿estamos ante un caso de censura? ¿Realmente se le acusa de burlas al presidente en cualquiera de sus formas?
Me dio curiosidad por buscar la imagen (ya que la DPA no reproducía la caricatura, al menos no en los medios que he visto la noticia) y el contexto donde se publicó. Inicialmente pensando en que se trataría de un medio impreso o digital y que tal vez el texto tuviera algo que ver (porque lo de la nariz de Pinocho es una chorrada como un piano).
Lo presentan, además, como el tercero de estos casos en cinco años (la relación tiempo-cantidad deja pensar que no es una política de Estado el andar encarcelando a opositores por hablar), siendo los otros bastante peregrinos (un grafiti insultante y un borracho que se puso a insultar en un acto público -e insultar nunca ha estado protegido por la libertad de expresión, imagino que el primero fue procesado por el hecho de la pintada en sí misma -en Perú se llega a expulsar a extranjeros según dónde se hagan- y al otro por altercado público; sin dudar que se persigue distinto los delitos según favorezcan o no al poder público). Con estos antecedentes de censura, más ganas de buscar la caricatura en cuestión.
En El Día de Bolivia recogen la noticia sobre las protestas y tienen la fotografía del mural, además que explican bastante mejor el caso que en la nota de DPA (y cambia bastante). En resumen:
- La Gobernación de Chuquisaca es propietaria de un mural con la cara de Evo Morales pintado en el exterior del propio edificio oficial, ellos dicen que costó 80 mil bolivianos (unos 8,53 mil euros o 32 mil soles; el salario mínimo es de mil doscientos bolivianos al mes);
- Vallejos, el acusado en todo esto, lo que hizo fue modificar el mural, pintó una venda sobre los ojos a Evo Morales, le alargó la nariz tipo Pinocho, le puso bigotes y escribió una consigna («Devuelvan los escaños a Sucre»);
- La gobernación de Chuquisaca se querella contra el sujeto por daño mayor, valorando el mismo en 30 mil Bs.
- Un juez en Sucre acepta la querella y manda a la cárcel a Vallejos (no de forma definitiva); por lo visto el fiscal pide seis años de cárcel (esto de la noticia de DPA, en la que enlazo de El Día no se menciona tiempo en la petición).
En otras palabras, esto es como hacer una pintada (o modificar un mural) en el edificio de la municipalidad de Lima (donde se ha intentado declarar personas non gratas a las que realizaron unas pintadas sobre un monumento, pero sí que hay detenciones), sin llegar al nivel de pintar sobre patrimonio cultural (donde no son pocas las personas detenidas en sitios como Cusco por hechos como este), en otros países tan variados como Singapur o España también se puede ir a la cárcel por una pintada. En Argentina el dañar una pintada con otra también puede costar prisión.
En casi ningún caso se suele decir que dañar un mural debe ser protegido por la libertad de expresión, cosa que hace la DPA en esta ocasión (claro que en su nota no se menciona que lo que hace Vallejos es modificar un mural existente en un edificio público). Y pocas veces se protege o defiende a los grafiteros (las multas son lo más usual). En Alemania, de donde es la DPA, incluso se ha barajado la opción de usar drones contra los grafiteros. Ahora, pasa en Bolivia y es un atentado contra la libertad de expresión.
Como los del MAS suelen ser más papistas que el Papa, ellos sí defienden la detención desde el punto de vista de que no se debe atentar contra el presidente y que no se puede confundir libertad de expresión con libertinaje; olvidándose que el centro de la petición de cárcel está en el daño material (y por el atentado contra los derechos morales del autor del mural, ¡le han destrozado su obra!).
Mientras tanto, algunos de los defensores de Vallejos sí mencionan que es desproporcionado y creo que dan en el punto al criticar que una gobernación se gaste 80 mil Bs en pintar la cara del presidente en una pared exterior. Se reconoce que no se debe dañar los bienes públicos (lo que hizo Vallejos) pero ven desproporcionalidad entre la acción (dañar un mural) y la consecuencia (el pedido de cárcel).
Este caso, más que con cárcel, simplemente se tendría que resolver con el pago por los daños causados para poder proceder a arreglar el mural.
La torpeza política acompaña a estos miembros del MAS, y no se dan cuenta que el propio mural era un llamado a vandalizarlo, que la dura persecución a dicho vandalismo (no dejo de pensar en el autor original, ¡le han destrozado la obra!, aunque sea una porquería de encargo, no deja de ser su obra) es dar argumentos a la oposición sobre el abuso de poder y la persecución al disidente. Se están disparando al pie.
Caudillismo y culto al líder
Como decía, este caso más que tratar sobre la censura -destruir la obra de otra persona jamás está amparado en la libertad de expresión, Vallejos pintó sobre una obra ajena; nadie defendería que le pintaran un bigote a La Gioconda como parte de la libertad de expresión de alguien (exagerando mucho))-, va sobre cómo los pro Morales rinden culto al líder.
Se toman, por un lado, cualquier crítica como institucional (contra el Presidente, no contra la persona) y buscan desesperadamente generar un culto al líder bastante alto. ¿Cómo es posible que una gobernación tenga y mantenga un mural que cuesta miles de Bs con la cara de Evo Morales en gigante? ¿Qué necesidad había de pagar algo así? Simplemente porque buscan un endiosamiento del líder y, lo que es peor, su favor mediante esta desagradable forma de soboneo.
Preguntas retóricas de política ficción
¿Si la pintada contra Evo hubiese sido hecha en un monumento incaico también la defenderían como parte de la libertad de expresión?
¿Si la situación fuera al revés -mural a favor de la oposición pintada por un pro Evo para favorecer al mismo- los que hoy se oponen a la cárcel y defienden la modificación como parte de la libertad de expresión seguirían haciéndolo o más bien hablarían del vandalismo de los cachorros del gobierno? ¿Y los que piden cárcel también hubiesen perseguido al que cambió una pintada en sentido favorable a sus intereses?
Excurso: No dejo de pensar en el reciente caso de censura en un diario mexicano, en ese caso se consideró (con toda la razón) que el que censuraba no era quien perseguía la modificación (el director del diario) sino quien realizó la modificación (el editor). No es como este caso, claro, ya que sí hablamos de una caricatura con una opinión en un sentido que fue alterada para dar la opinión contraria y ser publicada de esta manera (con lo cual los lectores vieron primero la versión alterada a la original, y se atribuyó a alguien algo que no opinaba). ¿Por qué pienso en esto al hablar de esta pintada sobre un mural? Porque a mí me gustaría saber qué piensa el pintor del mural sobre esto, si se siente ofendido o no. Él es el verdadero perjudicado (él y el dueño material de la pintura), no el presidente Morales.