«(…) seguiremos viendo una administración que avala la tortura y que mantiene Guantánamo mientras dice que quitarán dicha cárcel» [ante la elección de Obama en el 2008]
El discurso con el que Obama llegó a la Casa Blanca tenía un punto de «fin de la impunidad» que nunca se cumplió. La base iba a ser cerrada y a los prisioneros se les iba a juzgar. Pero eso no pasó, más bien poco a poco la prisión militar ubicada en Cuba bajo bandera estadounidense (como si fuera una cínica broma) regresó a lo que nunca dejó de ser: Un sitio donde se incumplen todos los derechos humanos. Se mantienen detenciones eternas y sin juicio, se mantienen los procesos en el fuero militar (ni siquiera tribunales: ¡comisiones!), se mantiene la excepción jurisdiccional que hace que la cárcel escape de la ley estadounidense (o cualquier otra norma no militar), se mantiene ese extraño estatus de los prisioneros que no lo son (a falta de una mejor palabra: están secuestrados)… Ahora el presidente de Estados Unidos deja de lado la pantomima y cierra la oficina que debía dar fin a Guantánamo.
Son excusas. El tema de «los republicanos» (como esos seres que impiden el cierre), los «problemas logísticos» así como otros tantos que se han blandido son meras excusas. El «premio nobel de la paz» ni tuvo ni tiene intención de acabar con las torturas y las malas prácticas que el gobierno estadounidense lleva años practicando. La única diferencia es que ahora no tienen una escandalosa defensa pública (como bajo mandato republicano), sino que se hacen, sin muchas palabras a favor o en contra, como una suerte de «mal necesario» del que es mejor no comentar mucho.
El cierre de dicha oficina que debía planificar el fin de la ilegal (en Derecho Internacional) prisión se hace de la misma forma en que se ha llevado este tema: De forma poco transparente y por la puerta de atrás. Así se cambia de destino de Daniel Fried, ex encargado de dicha oficina, sin nombrar un sucesor es un ejemplo de cómo no cerrar bien una oficina. Y todo esto, como dice la noticia, cuando el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, acababa de renovar la promesa presidencial sobre el fin de Guantánamo.
También habría que preguntarse cuánto uno puede demorar para cerrar una base militar cuestionada por la propia Corte Suprema y otras instancias judiciales, teniendo en cuenta que la última palabra sobre esos terrenos militares la tiene el Presidente. ¿Que el problema era qué hacer con los prisioneros? ¡Siempre fue el problema! La mayoría de ellos (¿todos?) han sido ilegalmente detenidos, su estatus también es irregular, eso el Derecho lo resuelve fácil: Libertad. Fue un error la forma en que Estados Unidos los cogió y llevó a Guantánamo y los ha mantenido ahí sin nada que se parezca a un proceso judicial real. Si no han sabido hacer las cosas bien que acepten las consecuencias de su mal proceder. No queda otra. O que se entregue a la jurisdicción civil competente a dichos reos.
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