Estoy de acuerdo cuando se dice que no es una «crisis del capitalismo», porque no lo es, no estoy de acuerdo con que se diga que es una «Crisis del Estado Social», como hace se tramposamente en el editorial de El Comercio. Es una «crisis en el capitalismo» (crisis, por lo demás, cíclicas). Y hace trampa porque la crisis en Grecia no tiene el mismo sentido (ni la misma forma) que la ocurrida en Irlanda, en España, en Portugal, en Italia… cada país muestra una serie de peculiaridades no solo en dónde viene la parte gorda y preocupante de la deuda (en Grecia sí es la parte pública, como en Italia, en Irlanda o España es la deuda privada lo que fastidia al total de la economía), unas condiciones productivas distintas (Alemania sale de la crisis distinto que España entre otras cosas porque su crecimiento se basa y basaba en la exportación y las tecnologías, mientras que el crecimiento español, ese milagro que tantas veces se ha aplaudido en El Comercio, se sustentaba en el ladrillo especulativo, que hoy tumba bancos y cajas, y para salir se tienen que reforzar sectores ignorados e inexistentes), mercados distintos.
Y hace trampa no solo por coger lo anecdótico (distintos elementos del relato que hace hablando de Grecia) y generalizarlo a todos los países en crisis en la eurozona (porque Reino Unido sí tiene su maquinita de hacer dinero), sino porque habla del problema de la deuda pública y en realidad lo vincula plenamente con el sostenimiento del Estado de Bienestar. El Estado de Bienestar no deja de ser una forma de «endulzar» el capitalismo, de corregir los problemas (las desigualdades) que dentro del mismo se generan. Y no son solo los estados que tienen un sistema social los que sufren la crisis, todo esto explotó en Estados Unidos, un Estado que tiene una deuda pública superior a la española y un sistema social bastante más enclenque. O cómo era la deuda de Irlanda antes de la crisis (casi igual a Perú, pero con un sistema social ene veces más favorable al ciudadano), y que si se ha disparado no es porque hubiese en sí mismo un problema en los gastos sino porque se negaron a cambiar el esquema de los ingresos (y su deuda privada era y es disparatada, con lo que el Estado tuvo que «rescatar» a la banca para luego tener que ser «rescatado» por la UE).
La deuda pública de suiza es similar a la peruana, y nuevamente nos encontramos con un país que tiene y mantiene un Estado de Bienestar que no vendría nada mal para los peruanos. La deuda Alemana no se ha disparado durante la crisis, no llega al doble de Perú, y está, nuevamente, mucho mejor atendidas las necesidades ciudadanas que en nuestro país. Tres cuartos de lo mismo si hablamos de Finlandia, Suecia, Noruega o, incluso, Canadá (que sí dobla a la peruana).
No es cierto que «países han vivido durante años gastando más de lo que producían y “ruleteando” con sus deudas», al menos no como lo presenta el editorialista, y no lo es si se atiende, justamente, a la evolución de las deudas públicas de los distintos países. Así España pasó de tener una deuda pública del 66,71% del PIB al 30,08% en el 2007 (justo antes de la explosión de la crisis y el desplome de los ingresos fiscales), Irlanda pasó del 60,75% (1998) a 28,37% (2007). Ambos países llegaron a tener superávit en las cuentas públicas (esto es, ejercicios donde gastaron menos de lo que ingresaron, contando el pago de los intereses de la deuda preexistente). Italia lleva años con una deuda que supera su PIB (más del 110%), no es algo que se produzca con la crisis ni que haya crecido exponencialmente (como dice el editorialista en el fondo).
En otras palabras, en estos países de Estado de Bienestar no se gastaba más de lo que se tenía, y no se hizo de forma distinta a otros países con Estados que no atienden a sus ciudadanos (mientras que en distintos países europeos la deuda pública caía, en Estados Unidos ya crecía antes de la crisis, pasó del 32,45% en 2001 al 46,71% en 2007), ahora, eso sí, no supo «ajustarse» al inicio de la crisis. Y no siempre vinculada a la deuda pública, sino al desaguisado dejado por lo privado (como el caso irlandés, ejemplo máximo de cómo hacer las cosas al modo liberal puro que explotó por los aires, como pasó antes con Japón).
La receta francoalemana planteada en la Unión Europea se ha basado en recortar todo lo público, y donde más se recorta, más se fastidia todo. ¿Por qué? Porque el problema ahora está en el consumo (se retrae el mismo, cae la demanda agregada de la economía, por tanto, recesión, ante la recesión, se retrae aun más la demanda agregada, con lo que hay menos mercado en cual ofrecer nada, así que nuevamente cierre de empresas, aumento del paro, y más recesión), y la política de recortes simplemente acrecienta el problema, no lo reduce o soluciona.
En toda esta crisis el mantra que ha triunfado justamente es el que defiende el editorialista de El Comercio: «hemos/han vivido por encima de sus posibilidades», con lo que se castiga aun más a la población que realmente sufre la crisis. Esto como digo es, si generalizamos, falso (es imposible reducir la deuda si se vive por encima de las posibilidades), no se fija en el sistema productivo para nada (el insostenible crecimiento con ladrillo, en el caso español) sino que pone la mira en el gasto público (nunca en los ingresos, ¿que se puede cobrar más para entrar en la media europea? no por favor, eso ni se menciona, como pasa y pasó en Irlanda) y se presenta la solución neoliberal: Hay que recortar más. Desmantelar el estado de bienestar, que es una ruina económica.
Que el estado meta sus manos es malo, repiten, que mejor se venda todo lo vendible, y se… Esperen, y se socialicen las pérdidas de la banca. ¿Cuánto dinero ha inyectado los distintos países de la Unión en la banca privada? Muchos pero que muchos miles de millones, más de lo que se ha recortado. Y ahí tienen, señores, parte de por qué se han disparado las deudas de algunos países. Por más que se recorta acá y allá se está haciendo frente a una serie de gastos que no tienen que ver con el Estado de Bienestar, como es el mantener a la banca (la idea es que si esta cae la crisis sería mucho más dura).
¿Qué ha conseguido la solución de los recortes? Muchas de las cosas que menciona el editorialista en Grecia ya no se dan, la edad de jubilación se ha aumentado (como en Francia o España también), en ese país se ha bajado el sueldo mínimo, recortado en pensiones, quitado ayudas de todo tipo, ¡y cada vez hay más crisis y deuda! Lo mismo podemos decir de Italia, España y otros países del tipo. Se reconoce que los recortes están creando más crisis, y esto va de la mano con más déficit y, por tanto, más deuda, y al estar en crisis, la deuda tiene un riesgo mayor, por tanto, más intereses.
La crisis no viene «por culpa» de la deuda pública de la mayoría de países, viene íntimamente ligada a la deuda privada y a la especulación pura del capitalismo financiero más puro (y las ene burbujas creadas). De ahí pretender que la lección sea que el Estado de Bienestar es insostenible (en realidad todo Estado, de bienestar o no, lo es) y poner como solución el recorte de lo poco que el resto de ciudadanos hemos conquistado a lo largo de los años, es pasar la factura a quienes no se han beneficiado precisamente del capitalismo, y quienes hemos tenido que luchar para disfrutar de condiciones que el capitalismo, por sí mismo, no ofrece ni da (como es la educación calidad y gratuita).
La «solución» que plantea el inefable editorialista es tan errónea como la primera planteada como solución por los gobiernos europeos (inyectar dinero sin ton ni son en la economía y el sistema financiero, y esto en vez de producir crecimiento creó apalancamiento y especulación con la deuda de los países en crisis), es la que ahora se está aplicando en la Unión y no deja de (re)crear más recesión.
Les recomiendo, de paso, un interesante artículo Marco Antonio Moreno en El Blog Salmón, «La historia de la deuda pública global y sus consecuencias», de hace un año.