Y Amazon lo volvió a hacer

Hace casi un año y medio Amazon.com Inc. decidió «retirar» libros que ya habían sido adquiridos por sus usuarios, lo hizo «borrando» dichas obras de las «bibliotecas virtuales» de sus usuarios, los compradores. En ese momento se puso el grito en el cielo, Amazon no reculó pero sí «prometió» no volver a proceder de esa forma, reconociendo que les faltó tacto en el proceder, aunque ya en el pasado habían procedido igual, al no aparecer en los medios de comunicación de masas «no existieron» esos otros casos… Pero del dicho al hecho hay mucho trecho: Amazon vuelve a borrar libros a sus usuarios. ¡Y cuántos casos más conoceremos así!

Ya critiqué el «Modelo Amazon» (y no es la única gran compañía que lo mantiene) en el artículo sobre los libros borrados de Orwell la vez pasada, en: «Amazon, 1984, prensa y control», les invito a leer esa entrada, sobre todo lo que supone «el control de lo que se lee» y la posibilidad de modificar «los contenidos pasados» (muchos de los cuales dejan de tener «copias» fuera del control de los mismos que pueden tener interés en modificarlas). En la línea del anterior, para tampoco repetirme mucho, otras dos notas en esta bitácora: «Servicios centralizados y control» (noviembre de 2009) y «Cambiando intermediarios… a peor» (octubre de 2010).

Una librería, digital o física, está en su derecho de vender los libros que estime pertinentes, hasta ahí no hay problemas, Amazon no quiere un tipo de contenido en su portal (aunque esto da otros problemas por la forma de funcionar su dispositivo, pero este es uno agregado que tiene que ver con la arquitectura que defienden y mantienen), pero una vez que lo «venden» (porque, como decía la vez anterior, Amazon no vende copias digitales de libros, alquila derechos de lectura), por más que retiren la posibilidad de comprarlo en su tienda (esto es, decidan que ya no quieren seguir ofreciendo un producto determinado) no deberían tocar las «unidades vendidas», esto es, no deberían aplicar una política de retirada de forma «retroactiva», no deberían tener acceso al contenido «propio» de un usuario.

Pero a un ente que basa su negocio en el control ese «deber ser» le suena a herejía completa, y en tanto que ninguna ley regule las «bibliotecas virtuales de los usuarios» dentro de servicios como los de Amazon, estos quedan a la total relación entre la empresa y el consumidor (salvo la legislación sobre consumidores y usuarios aplicable, claro), una relación que no es entre iguales para nada, sino de adhesión pura y dura.

Por eso Amazon tras el escándalo del año anterior «prometió» algo, pero no canceló la posibilidad de realizar tamaña intromisión en las cuentas de los usuarios, no cambió las condiciones de servicio ni dificultó (de alguna forma) el borrado digital de las «bibliotecas» (seguro que hasta tienen una cómoda interfaz gráfica que les permite borrados selectivos sin problemas), no hizo nada de eso porque no le interesaba hacerlo. ¿Los usuarios responden de alguna forma contra esas abusivas prácticas? Poco o nada, ¡es que el kindle es tan barato y fácil! O algo así. Decía en la nota de los intermediarios:

Ojo, que la culpa de que el modelo Apple, Youtube, Amazon, Spotify, etc., triunfe es nuestra culpa, porque los consumimos y buscamos, parece como si quisiéramos la centralización.

En fin…

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