California (una de las potencias económicas del mundo si la consideramos independiente del resto de Estados Unidos) sigue con la administración quebrada, y la opción de cobrar impuestos a la Marihuana, legalizándola, como solución a la crisis, no prosperó en las urnas. El gobierno federal de Estados Unidos fue el primero en poner trabas a lo que aun era propuesta: Sea lo que sea lo que vote el pueblo californiano, la ley federal contra el narcotráfico impediría una regulación estatal como la contenida en la «Proposition 19». La legislación sometida a referendo (y no aceptada el pasado 2 de noviembre) básicamente proponía la legalización total en el uso personal hasta de minicultivos (superficie de hasta 2,3 metros cuadrados) para mayores de 21 años (como otras drogas, como puede ser el alcohol) y permisos al gobierno local para que «regule» toda la actividad de comercio (desde los horarios hasta los establecimientos en que se pueda vender la marihuana y, por supuesto, los impuestos y tasas a cobrar por dicha actividad).