El «puño en alto» no es patrimonio exclusivo de Abimael Guzmán, no lo inventó él, ni fue el primero en usarlo, ni siquiera el que lo popularizó… ¿Por qué digo esto? Por este titular (y la «noticia» que le acompaña) de La Razón: «Susana Villarán imita gesto de genocida». La «noticia» (de verdad el entrecomillado tiene sentido) se centra en los primeros párrafos en recordar cómo Abimael Guzmán usaba este símbolo (el puño en alto es una constante entre partidos socialistas -ahora socialdemócratas- y comunistas -incluso usado por anarquistas, aunque en estos es más propio las dos manos entrelazadas-) para, de una forma que debiera abochornar a cualquier periodista serio, rebotar partes de un artículo de ficción (no parece algo serio la verdad) de Guillermo Quevedo Tamayo en que se acusa a la candidata Susana Villarán, de Fuerza Social, de «resentida» hacia los militares y de planear su venganza (inserte risas malévolas acá) contra los mismos desde la alcaldía, se afirma también que su hermana era dirigente de Sendero. Luego ya se salta a la parte de echar porquería (o eso creen ellos) sobre la participación de gente que ha pasado (o está) en el Movimiento Nueva Izquierda o en Patria Roja.