Uno de los problemas en la prensa (¿actual?) es que un personaje público, sobre todo políticos y afines, dicen algo, y ese «algo» es «publicado» sin más, sin contrastar si su afirmación es cierta o no, así que cuando muchos insisten en ese «algo», se vuelve en «verdad» por mera repetición aunque no sea cierto. Eso pasa mucho con el tema del terrorismo (del que ya he hablado bastantes veces últimamente), por ejemplo, cuando se habla de los «terroristas liberados por Toledo» o de «las reparaciones que la CIDH ha impuesto al Estado peruano», son frases que leemos todos los días (exagero, claro) y que normalmente no se contrastan, en el imaginario popular queda la imagen de Toledo como el que más «terroristas» ha liberado, cosa que simplemente no es cierta.
Día: 9 de agosto de 2010
Publicidad engañosa: Cuando la «Tarifa Plana» no lo es
Y lo peor es que nos acostumbramos al engaño perpetuo, al tener que aceptar pulpos como oráculos, a cambiar el significado de las palabras ni siquiera por un «bien social» (lo «políticamente correcto») sino simplemente para satisfacer las necesidades comerciales de unas personas que hacen negocio basado en la mentira lingüística. Hace ya unos años en esta página abordé el tema de los «automóviles ecológicos», que sigo considerando como publicidad engañosa (y que hago extensible a la gran mayoría de productos -sobre todo alimenticios- que se publicitan como «ecológicos»), pues bien, como esos encontramos múltiples ejemplos que desde el propio nombre del producto son (o debieran ser considerados) «publicidad engañosa». Ahora toca al tema de las «tarifas planas».